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Capítulo 127

¿Desde cuándo eres el villano? Capítulo 127

—Parece improbable que pueda tener una audiencia con Su Majestad hoy. Por favor, regrese mañana.

Ian tuvo que abandonar el Palacio del Emperador con las manos vacías después de ser rechazado.

Los guardias y los asistentes del emperador le negaron una audiencia, repitiendo únicamente que regresara más tarde.

Pero Ian insistió. Si le costaba ver al emperador hoy, lo intentaría de nuevo mañana. Si no mañana, al día siguiente. Vería el rostro del emperador pasara lo que pasara.

Si eso no funcionaba, buscaría a la emperatriz o al príncipe heredero y les pediría que lo ayudaran a conocer al Emperador.

—Ian.

Al entrar en la finca del conde, una voz lo detuvo.

Ian instintivamente miró hacia arriba y vio a Sophie caminando rápidamente hacia él.

Su expresión mostraba que estaba claramente enojada.

—Te reuniste con Su Gracia hoy, ¿no? —Sophie preguntó abruptamente por Killian.

Ian, ya nervioso por el asunto, frunció el ceño ante sus palabras.

«¿Ella siquiera sabe qué clase de persona es él?»

—Sí.

Ian reprimió sus emociones y dio una respuesta cortante.

—¿Sabes a dónde fue Su Gracia?

El tono de Sophie era casi interrogativo, como si Ian hubiera hecho algo malo.

—¿Y a ti qué te importa?

—¿A mí qué me importa? ¡Soy su prometida!

¿Prometida de Su Gracia?

Era un término verdaderamente repulsivo y nauseabundo.

—No por mucho tiempo.

—¿Qué?

—¿Sabes lo que ha estado haciendo ese bastardo?

—No le llames bastardo.

—Llamarle bastardo es decirlo con amabilidad.

—¡Ian…!

—Luna Negra.

Justo cuando Sophie estaba a punto de enojarse, Ian pronunció el término peligroso, haciendo que sus ojos temblaran.

—Él es Luna Negra. ¿Lo sabías?

Ian se acercó a ella, amenazante.

Cuando estuvo tan cerca que pudo sentir su aliento, Sophie sacudió la cabeza y dio un paso atrás.

—No, estás malinterpretando.

Sophie lo negó delante de Ian.

—¿Malentendido? Eso es lo que estás haciendo.

Ian siguió acercándose a ella mientras ella se retiraba.

Ver a Sophie negar la realidad le hizo doler el pecho y calentarse la cabeza.

—Hay pruebas.

Ian enumeró las razones por las que Killian era Luna Negra.

Las habilidades de la Luna Negra y las heridas que la Luna Negra debería tener.

—Siempre me pregunté por qué me dejaba ganar. Incluso llegó al punto de lesionarse deliberadamente. —Ian susurró en voz baja, echándose el pelo rojo hacia atrás—. Pero fue porque él era Luna Negra.

Ian agarró la barbilla de Sophie mientras ella intentaba negar con la cabeza.

—Ese cabrón te ha engañado por completo. Un maníaco asesino que va por ahí matando gente.

—¡No, no es verdad!

Sophie le dio un manotazo a la mano de Ian para apartarla de su barbilla.

Ella miró a Ian con ojos feroces.

—Entonces… ¿reportaste a Su Gracia como Luna Negra?

Su voz temblaba con una mezcla de miedo, ira y desconcierto.

Ian sintió que iba a perder la cabeza al ver a Sophie así.

Estaba furioso y frustrado con ella por haber sido completamente engañada por la fachada de Killian y no haber visto la verdad.

—Sí. La verdad pronto saldrá a la luz. ¡El mundo verá lo inútil que es!

La expresión de Sophie se desmoronó.

Una expresión equivocada.

Debería estar sintiendo traición y rabia ahora. Debería llorar de traición al darse cuenta de lo despreciable y asqueroso que es Killian.

Pero ahora parecía como si…

—¡Idiota…!

Ella miró a Ian con resentimiento, como si hubiera acusado falsamente a Killian y hubiera hecho algo terrible.

Las lágrimas rápidamente brotaron de los ojos de Sophie, pero no las dejó caer.

—Entonces… ¿Adónde fue Su Gracia? —preguntó Sophie, luchando por mantener la compostura.

—¿Y a ti qué te importa?

—¡Dímelo! —Sophie le gritó a Ian.

Era la primera vez que ella le levantaba la voz, y las criadas en la distancia se giraron para mirarlos.

El sonido de los sirvientes susurrando era audible, pero a Sophie no le importó.

—No sé.

—¡No mientas!

—La verdad es que no lo sé. Ya no es asunto mío.

Los caballeros de Orhelin se habían llevado a Killian y Ian ya no podía intervenir.

Ian ya estaba bastante furioso por esa maldita situación.

—Dijiste que estabas investigando a Luna Negra, ¿por qué no te incumbe?

—Se lo han entregado a Orhelin.

Sophie lo malinterpretó y lo trató como un mentiroso, pero Ian se mordió el labio y continuó.

—¿Orhelin…?

—Sí. Estoy frustrado porque quiero exponer la verdadera naturaleza de ese bastardo con mis propias manos —dijo Ian, pero Sophie no estaba escuchando su historia.

«Orhelin es parte de los caballeros reales…»

También estaban bajo el control de la emperatriz.

Por eso Beatrice había intentado traer a Estelle a Orhelin. Si él estaba allí, ella podía intervenir en cualquier momento.

—Todo es por mi culpa. —Sophie murmuró, apoyándose contra la pared.

Si ella no hubiera cambiado el futuro, nada de esto habría sucedido.

Ella no sabía cómo las cosas se torcieron tanto, pero, de todos modos, este futuro cambiado fue por culpa de Sophie.

Sophie apretó sus manos temblorosas.

—Hay que resolverlo…

Para que esta historia tuviera un final feliz.

—…Para que mi vida tenga un final feliz.

—Sophie.

Cuando Ian intentó ver si estaba bien, Sophie se enderezó nuevamente y se alejó como si estuviera poseída.

—¡Sophie!

Ian la llamó, pero Sophie no miró hacia atrás.

Ella desapareció de su vista en un instante.

Ian se quedó quieto, tocándose la frente y exhalando pesadamente.

—Ella lo perdió completamente.

Porque Sophie, que estaba ciega por Killian, sintió que su cabeza iba a explotar.

«¿Por qué cree tan ciegamente en él? Está tan preocupada y ansiosa por su relación con ese tipo».

—¡Maldita sea!

Él apartó con irritación una cerámica que estaba cerca.

La cerámica cayó al suelo, rompiéndose en pedazos.

Al día siguiente.

—Entonces, ¿se quedará callado y no dirá nada?

Beatrice miró al caballero de Orhelin con las piernas cruzadas.

—Sí, Su Majestad. Investigamos toda la noche, pero no pudimos sacarle ni una palabra.

—¿Pero no hay suficientes pruebas?

—¿Debería hacerme una confesión?

Cuando la emperatriz miró al caballero con ojos fríos, él parecía avergonzado.

—Su Majestad dijo que todas las pruebas actuales son circunstanciales y, sin una confesión, necesitamos pruebas directas...

No fue suficiente confirmarlo como Luna Negra solo por sus cicatrices y habilidades con la espada.

Además, dado que las cicatrices de Killian se superponían con las que recibió de Ian durante su partido anterior, no eran una evidencia efectiva.

Tampoco había un motivo claro para el asesinato y, sobre todo, su reputación era tan buena que no era fácil empañarla.

«Revelar el motivo del asesinato revelaría al público la existencia del niño ilegítimo...»

Desde esta perspectiva, revelar el motivo del asesinato no era agradable.

Sólo se le podía acusar de ser un maníaco asesino obsesionado con el asesinato.

—Si no hay confesión, el archiduque es sólo uno de muchos sospechosos.

Killian también lo sabría. Así que no confesaría, pasara lo que pasara.

Los labios de Beatrice se torcieron ligeramente como si estuviera desconcertada.

«¿Vas a protegerlo así…?»

Incluso sin habilidad, tener el poder llamado emperador era útil.

Si Beatrice fuera el emperador, le habría cortado el cuello por traición después de agitar un poco el ambiente.

A ella le molestaba ser sólo una emperatriz.

—Entiendo.

—Y también se habla de registrar la finca del duque…

—Oh, registrar la finca del duque. Deberíamos hacerlo.

Beatrice asintió.

Su dedo golpeó el borde de la mesa como si tuviera una buena idea.

—Tal vez encontremos allí alguna evidencia concreta.

—Entonces solicitemos una audiencia con Su Majestad de inmediato para la autorización de búsqueda…

—No, intentemos conseguir una confesión del duque hoy mismo. Podemos empezar la búsqueda mañana.

«Como Killian ya está detenido, no hay preocupación por destruir pruebas».

Beatrice sonrió y asintió.

En ese momento.

—Su Majestad, el príncipe heredero Mikhail ha llegado.

Se oyó la voz de una criada desde afuera.

Ante esto, la sonrisa que se había extendido por los labios de Beatrice desapareció instantáneamente.

—Dejadlo.

La emperatriz chasqueó los dedos una vez y el caballero de Orhelin hizo una reverencia y abandonó rápidamente la habitación.

Cuando el caballero pasó, Mikhail entró en la habitación.

Beatrice borró por completo la expresión que acababa de mostrar y saludó a Mikhail con un rostro cansado y preocupado.

—Su Majestad, escuché que Killian está siendo investigado como Luna Negra.

—Sí, yo también lo oí.

—Esto es absurdo. Killian no haría algo así, ¿verdad? Yo lo sé mejor que nadie.

—Ay, Mikhail. A mí también me duele muchísimo el corazón. Si es Killian, pronto lo liberarán.

Beatrice mimó por completo a su hijo. Sin embargo, Mikhail no suavizó su expresión severa.

—Oí que lo interrogaron toda la noche. Incluso lo llevaron a la prisión subterránea.

 

Athena: Es que de verdad, me da más rabia Ian que la propia Beatrice.

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Capítulo 126

¿Desde cuándo eres el villano? Capítulo 126

—Aún no hay pruebas concluyentes, así que traigan a Killian para que lo investiguen...

El emperador finalmente permitió una investigación sobre Killian, y Orhelin e Ian tomaron medidas.

«Lo ocultó muy bien».

Beatrice admiraba a Killian. Aunque finalmente cayó en su trampa, era impresionante el tiempo que había logrado evadirlo.

A pesar de tener espías por todas partes, ¿cómo logró escabullirse con tanta destreza?

Su resistencia fue notable.

¿O tal vez Killian también había empleado gente para engañar a la emperatriz?

«Si tan solo hubiera aprendido la lección de la muerte de sus padres y hubiera mantenido un perfil bajo».

Beatrice chasqueó la lengua ante la imprudencia de Killian.

Después de presenciar el destino de sus padres, ¿aún necesitaba buscar a la hija ilegítima?

«Bueno, gracias a sus artimañas, logré encontrar a la hija ilegítima que se me había escapado. Así que, en cierto modo, es una suerte para mí».

Los dioses de la suerte y la victoria estaban completamente del lado de Beatrice.

«Todo está encajando, Elisabeth».

La emperatriz expresó su profunda preocupación al comandante de los caballeros de Orhelin, ordenándole manejar el asunto con la mayor seriedad, incluso si el sospechoso era Killian.

—Siento pena por el niño que crie como a un hijo, pero han pasado meses desde que no logramos capturar a Luna Negra. Sobre todo, capturar a ese asesino es lo más importante.

Beatrice ejerció presión tanto sobre Orhelin como sobre la policía militar.

Debían resolver el caso que había sumido al imperio en el miedo durante meses, por cualquier medio necesario.

La carga de cerrar un caso tan importante como los asesinatos de la Luna Negra pesó enormemente sobre los investigadores.

«Ni siquiera para Killian habrá piedad.»

Beatrice logró reprimir una sonrisa creciente.

Todavía existía la posibilidad de que la investigación se viera obstaculizada por preocupaciones sobre la reputación y el estatus de Killian.

—…Un poco más de presión no vendría mal.

El público necesitaba creer que Killian era Luna Negra. La opinión pública solía tener un impacto significativo en asuntos de importancia nacional.

Además, el emperador probablemente defendería a Killian al máximo…

Para que la emperatriz influyera en la decisión del emperador, las opiniones de los nobles y del público debían coincidir con las de ella.

Si proclamaran en voz alta la culpabilidad de Killian, el emperador no tendría más remedio que obedecer.

Beatrice había mantenido durante mucho tiempo relaciones con personas que le resultaron útiles en esos momentos.

La duquesa Chanelia sin duda estaría intrigada por esta impactante noticia.

Aunque la emperatriz no podía difundir el rumor directamente, no estaría de más dejar que las criadas hablaran.

—¿A dónde fue el archiduque?

—Mencionó un asunto urgente y dijo que estaría fuera por unos días.

—Estoy preguntando a dónde fue.

Sophie, tras pasar rozando a Jenny, interrogó a Garfield. Pero Garfield no pudo darle una respuesta clara.

Sophie se sentía cada vez más incómoda debido a los intentos de Ian de evitar que viera a Killian.

Además, la atmósfera en la residencia del archiduque era diferente a la habitual.

—¿Hay algo malo con Su Excelencia?

—No, no es nada grave. Solo se fue por un asunto urgente asignado por la familia real.

Garfield se ajustó las gafas torpemente mientras respondía.

—…Mayordomo Garfield.

—¿Sí, señorita?

—Una vez dijiste que el archiduque es un buen amo, que se encarga de los asuntos cuando la gente tiene dificultades.

—Así es, señorita.

—¿Aún lo sigues sinceramente?

Sophie miró fijamente a Garfield.

Un momento de confusión brilló en los ojos de Garfield.

Sophie recordó el incidente con Nicholas.

Killian había descubierto que la persona más cercana a él en la policía militar estaba asociada con Rosario.

Killian temía que todos a su alrededor pudieran ser leales a la emperatriz.

Parecía comunicarse con el Archiducado, pero sólo sobre el estado general del territorio como archiduque.

Sus preocupaciones, sus miedos, su futuro… incluso sus dudas sobre la muerte del anterior archiduque, no podían discutirse con el Archiducado.

Temía que la influencia de la emperatriz hubiera llegado allí también.

Y temía que la información pudiera filtrarse a través de Garfield o del personal doméstico que manejaba sus cartas.

Así, Killian siempre había intentado resolver los problemas solo, de forma aislada.

«Sé por qué Killian tiene que desconfiar de ellos».

La mayoría de los miembros de la casa del archiduque habían sido recomendados y presentados por la emperatriz. Garfield no era la excepción.

Pero Sophie tenía esperanza.

—La única persona en quien Su Gracia puede confiar verdaderamente esta mansión eres tú, mayordomo Garfield.

Ella esperaba que entre los enviados por la emperatriz, hubiera alguien que realmente creyera en Killian y lo siguiera.

Que al menos una persona estuvo allí para Killian.

Alguien que había cuidado de Killian durante mucho tiempo, que sabía lo buena persona que era...

Mientras Sophie sostenía la mirada de Garfield, él asintió lentamente.

—Es un honor escuchar eso, como mayordomo al servicio de Su Excelencia.

La voz de Garfield parecía más baja de lo habitual.

—Si Su Excelencia regresa, por favor contáctame inmediatamente, incluso si es en mitad de la noche.

—Por supuesto, señorita.

Garfield inclinó la cabeza en respuesta.

—Gracias por su esfuerzo, Sir Ian. Nos encargaremos de aquí en adelante. Su Majestad reconocerá personalmente sus contribuciones.

Tan pronto como Killian fue llevado al palacio, los caballeros de Orhelin informaron a Ian.

—¿De qué estás hablando? Este es mi caso.

Su Majestad le confió la tarea de localizar al culpable. De ahora en adelante, Orhelin se encargará de la investigación del sospechoso.

—…Entonces, ¿vas a quedarte con el pescado que he pescado?

Los ojos de Ian se afilaron como una espada.

Incluso frente a los caballeros de Orhelin, se mantuvo firme.

—No me malinterpretes. La familia real reconocerá debidamente tus contribuciones...

—¿Crees que hago esto sólo por reconocimiento?

Cuando Ian amenazó en voz baja, los caballeros de Orhelin parecieron visiblemente inquietos.

«¡Así que esto es todo!»

Los caballeros finalmente entendieron por qué incluso al habitualmente sereno Zenon le resultaba difícil manejar a Ian.

Ian Fraus actuaba con un conjunto de valores diferente. El honor, el reconocimiento y las recompensas materiales significaban menos para él que su orgullo y su terquedad.

Esto hizo que fuera particularmente difícil apaciguarlo.

—¿Cuál es el motivo de mi exclusión?

Todavía lleno de ira, Ian exigió una razón válida.

—Nadie entiende la relación entre el archiduque y Luna Negra tan bien como yo.

Él fue quien encontró las pruebas y capturó a Killian. Y ahora le ordenaban que se apartara de la investigación.

La sensación de ser utilizado y descartado como un perro de caza era profundamente desagradable.

—También estás ocupado con el asunto de Ruchtainer. La temporada de caza de demonios comenzará pronto y te enviarán.

—¿Esa es tu respuesta?

—Luna Negra es un criminal de importancia nacional. Matar dentro del palacio es traición. Por lo tanto, es apropiado que Orhelin se encargue de esto.

Mientras el caballero de Orhelin hablaba, la boca de Ian se torció.

—¿Hasta ahora has estado sentado sin hacer nada y observando?

—Sir Ian, ten cuidado con tus palabras.

El rostro del caballero se contrajo ante el sarcasmo de Ian. Sin embargo, Ian Fraus no era de los que se guardaban sus palabras.

—¿Me equivoco? Orhelin no ha hecho más que reforzar las patrullas del palacio.

Ian dio en el blanco.

Como dijo, Orhelin había adoptado una postura pasiva en la investigación de la Luna Negra. Solo habían reforzado la seguridad del palacio y la protección del emperador, la emperatriz y el príncipe heredero.

No habían contribuido en nada a capturar a Luna Negra.

—Sin embargo, no puedes seguir aferrándote a este caso. Además, un asunto tan grave debería ser tratado directamente por la familia real.

—Entonces podría ser manejado por la policía militar.

La policía militar también era un brazo directo de la familia real.

—Con el archiduque Rivelon, sospechoso de ser Luna Negra, no podemos confiar la investigación a la policía militar.

El caballero Orhelin afirmó con firmeza.

—La policía militar no podrá investigar adecuadamente a su exsuperior. Para una investigación justa, por favor, vete ahora.

—Una investigación justa…

A Ian le pareció que simplemente estaban intentando llevarse el crédito.

—Este es un decreto imperial, Sir Ian.

Finalmente, el caballero de Orhelin invocó el decreto imperial.

Por muy terco que fuera, Ian tenía que obedecer la orden imperial.

Ante una orden inflexible de irse, Ian se mordió el labio con frustración.

Resultaba exasperante recurrir al decreto imperial en cuanto se encontraban ante una situación difícil.

—¿Quieres decir que debería obtener nuevamente el permiso del emperador?

Ian asintió con rebeldía, provocando que los ojos del caballero Orhelin vacilaran.

No, ese no era el punto. ¡El decreto pretendía hacerlo rendirse...!

—Como desees.

Los pasos de Ian se dirigieron hacia el Palacio del Emperador.

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Capítulo 125

¿Desde cuándo eres el villano? Capítulo 125

«Algo no encaja. No solo por haberla sacado de la fiesta del té anteayer...»

Una extraña sensación de inquietud se apoderó de Sophie.

—Aun así, parecía que el joven maestro estaba un poco preocupado por usted...

—Entonces, ¿pensaste que debías seguir las órdenes de Ian y detenerme?

Sophie dio un paso más cerca y miró a Jenny.

Jenny negó con la cabeza en respuesta.

—Entonces hazte a un lado.

—…Sí, mi señora.

Al final, Jenny no pudo detener a Sophie y se hizo a un lado.

Ella sabía que Ian seguramente montaría un numerito si descubría que ella había dejado ir a Sophie, pero no tenía elección.

Jenny recordó la vez que ella y las demás criadas maltrataron a Sophie. En aquel entonces, Sophie era considerada incluso inferior a las criadas de la casa Fraus.

Pero ahora, sin lugar a dudas, Sophie era una dama a la que debían servir y respetar.

Si Ian regresara y actuara como un loco, amenazando con despedirla... ella solo podría aceptar su destino.

Recordando el pecado de haber nacido sirvienta, Jenny permaneció en silencio.

Sophie pasó por Jenny y se dirigió a la residencia del archiduque.

Una inusual sensación de urgencia la hizo sentir como si necesitara llegar allí más rápido de lo habitual.

Al mismo tiempo.

Killian caminó hacia la ventana, atraído por la conmoción exterior.

Vio a un grupo de personas entrando en el jardín de la residencia del archiduque.

—¿Ian Fraus?

A la cabeza del grupo estaba Ian Fraus, seguido no por los guardias de Ruchtainer sino por caballeros armados de Orhelin.

Killian apretó los puños con fuerza.

Sólo podía haber una razón para que Ian viniera con los caballeros de Orhelin.

El personal de la casa parecía nervioso mientras intentaban detenerlos, y Killian vio a Garfield hablando con Ian.

Los gestos agitados de Garfield y la mirada que lanzó hacia la ventana donde se encontraba Killian lo dejaron claro.

En el momento en que sus ojos se encontraron, la expresión de Ian se distorsionó.

Ian empujó a Garfield a un lado y entró furioso en la residencia del archiduque.

Killian se apartó de la ventana y ordenó sus pensamientos.

Siempre había esperado este día. Y cada vez que imaginaba este momento, huir nunca era una opción.

—Han venido sin pruebas concretas.

Probablemente Ian sólo tenía pruebas circunstanciales en el mejor de los casos.

Todas las pruebas cruciales habían sido quemadas o estaban en posesión de Killian.

Aun así, el hecho de que Ian viniera aquí después de recibir esos documentos significaba…

«Debe ser por las lesiones».

Las heridas que Killian había recibido en el último enfrentamiento probablemente eran similares a las que se sospechaba que había recibido como Luna Negra.

Pero eso solo no podía probar que era Luna Negra.

—Usar las heridas para demostrar que soy Luna Negra también lo implicaría a él mismo.

Killian había infligido deliberadamente las mismas heridas a Ian durante el combate que había recibido como Luna Negra.

Por lo tanto, basándose únicamente en las lesiones, también se podría sospechar que Ian Fraus era Luna Negra.

Killian agarró su espada de su soporte y se dirigió al vestíbulo.

Cuando llegó a las escaleras que conducían al primer piso, se encontró con Ian, que empujaba a los sirvientes y entraba a la residencia del Gran Duque.

—Killian Viprons Rivelon.

Ian escupió su nombre enojado con los dientes apretados.

—Veo que todavía irrumpes en las casas de otros sin ser invitado.

—Ahora no es el momento para comentarios tan pausados.

Ian agarró su espada como si se preparara para que Killian intentara escapar, aunque también se tensó, conociendo la destreza de Killian.

—Viniendo aquí armado y amenazándome sin motivo… realmente debes subestimarme desde nuestro último partido.

Killian reveló la espada que colgaba de su abrigo.

—¿No hay motivo? Deberías saber muy bien por qué estoy aquí.

Ian apretó los dientes mientras lo amenazaba.

—Sólo puedo suponer que se debe a su arrogancia y falta de respeto, Sir Ian.

—Hijo de puta…

Enfurecido por la calma de Killian, Ian blandió su espada.

Killian rápidamente sacó su espada y bloqueó el ataque; el sonido agudo del metal cortando el aire resonó en el vestíbulo.

—Expondré tu verdadera naturaleza, Luna Negra.

—¿Luna Negra?

Con sus espadas unidas, la baja amenaza de Ian hizo que Killian levantara una ceja como si fuera una acusación sin sentido.

—No finjas que no lo sabes.

—No sé qué te da tanta confianza, pero pronto te arrepentirás de tus acciones precipitadas.

Killian advirtió contra su comportamiento impulsivo.

—Su Gracia, Sir Ian. Detengan esta pelea de inmediato.

Los caballeros Orhelin que habían seguido a Ian intervinieron para separarlos.

Aunque habían venido a arrestar a Killian, sabían que provocarlo no era prudente.

—Su Gracia, debemos pedirle que venga con nosotros.

El caballero de Orhelin mantuvo un tono cauteloso pero respetuoso.

Estaba claro que eran muy sospechosos.

Killian miró a su alrededor a la gente de la residencia del archiduque, quienes lo observaban en estado de shock.

Entre ellos, algunos probablemente informaron a la emperatriz.

—…Iré contigo.

Cuando Killian envainó su espada, los caballeros de Orhelin parecieron visiblemente aliviados.

—¡Su Gracia…!

Garfield extendió la mano como para detenerlo, pero estaba demasiado lejos.

Killian siguió a los caballeros de Orhelin hasta la entrada.

—Espera un momento…

Killian se detuvo en la puerta principal y se giró para mirar a Garfield.

—Si mi prometida viene a buscarme, por favor dile que tuve que ausentarme unos días por un asunto urgente, Garfield.

No confiaba del todo en Garfield, pero esperaba que le contara una historia convincente a Sophie.

Por lo menos, Garfield podría lograrlo.

—…Entendido, Su Gracia.

En el momento en que Garfield inclinó la cabeza, Ian cerró de golpe la puerta de la residencia del archiduque.

«Sophie no vendrá aquí».

Ian sintió un profundo desdén por el comportamiento sereno de Killian.

Ian no podía afirmar ser un santo perfecto. Pero Killian era mucho peor: cruel, astuto y desvergonzado.

Como jefe de la policía militar, Killian debía haber sentido un placer retorcido al cometer asesinatos, burlándose del mundo desde las sombras.

Había evadido hábilmente las investigaciones, fingiendo ser justo y virtuoso, engañando a todos con su fachada de servir al imperio.

Y con ese mismo rostro descarado, se había acercado a Sophie.

Para Sophie, la atención de Killian debe haberse sentido como una salvación, especialmente después del tiempo que pasó en el ático.

Ian reconoció con amargura sus propios errores importantes que habían llevado a esta situación.

Pero no era demasiado tarde. Aún podía arreglar las cosas.

Beatrice había despedido a todas sus doncellas y asistentes, permaneciendo aislada en una habitación con Isabel.

Desde el amanecer, después de la audiencia de Ian con el emperador, donde reveló la identidad de Luna Negra, Beatrice había estado en este estado.

—Su Majestad, con el debido respeto, Luna Negra no es otro que el archiduque Killian Viprons Rivelon.

¡Qué revelación tan aterradora! El niño al que había criado como a un hijo resultó ser un asesino que sumió al imperio en el caos.

Era comprensible que Beatrice se hubiera confinado en su habitación, negándose a ver a nadie.

Sí, era horrible.

¡Terriblemente… delicioso!

Sentada en su escritorio, Beatrice no pudo evitar sonreír.

Se cubrió la boca para ahogar cualquier sonido que pudiera escapar, luchando constantemente para evitar que las comisuras de sus labios se crisparan.

«¡Era él después de todo!»

Sus sospechas eran correctas.

Sí, tenía que ser Killian.

¿Se dio cuenta de lo ridículo que se veía el día que ella lo citó con Estelle?

La forma en que saltó y salió corriendo en el momento en que Nicholas se acercó a Estelle.

«¿Pensó que Nicholas le iba a dar a Estelle agua mezclada con Rosario?»

Al conocer la asociación de Nicholas con Rosario, Killian no podía quedarse de brazos cruzados.

Aunque sabía que Estelle no sería asesinada en un escenario tan público, no podía ignorar la remota posibilidad.

Una trampa en la que tuvo que caer, aun sabiendo que era una prueba.

«Todo está claro ahora.»

Beatrice había encontrado su respuesta.

El obsesionado con descubrir la verdad sobre el niño ilegítimo, aquel con habilidades que rivalizaban con las de Luna Negra, sólo podía ser Killian.

Las heridas del archiduque son idénticas a las de Luna Negra. Además, tras haberlo enfrentado en combate directo, podía afirmar que posee habilidades comparables a las de Luna Negra.

Ian había presentado todas las pruebas circunstanciales que había descubierto al emperador y a la emperatriz.

Beatrice había observado las emociones reflejadas en los ojos del emperador.

¿Fue una traición por lo de Killian? ¿O fue miedo por el asunto del hijo ilegítimo?

A Beatrice no le importó.

Luna Negra había sido expuesta y el niño ilegítimo ya estaba en sus manos.

Para evitar cualquier circunstancia imprevista, solicito permiso para detener al archiduque y registrar su residencia».

Cuando Ian solicitó con insistencia el arresto de Killian, Beatrice tuvo que luchar para reprimir una sonrisa creciente.

Fingiendo sorpresa, permaneció en silencio, observando la reacción del emperador.

—¿Es cierto que Killian es Luna Negra?

El emperador parecía reacio a creerlo.

La muerte del anterior archiduque, Howard Rivelon, lo había conmocionado profundamente. El emperador temía que Killian siguiera el mismo camino.

Sin embargo, Luna Negra era un asesino que había matado incluso dentro del palacio imperial.

El asunto no podía manejarse a la ligera, con creciente insatisfacción y temor entre los nobles.

Ni siquiera Killian pudo evitar la investigación.

 

Athena: A ver si se le vuelve a la contra e Ian acaba encerrado. Por subnormal.

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Capítulo 124

¿Desde cuándo eres el villano? Capítulo 124

Sophie dejó el libro con manos temblorosas.

¿Existía alguna evidencia que confirmara si la pulsera con el símbolo de peligro fue transmitida a la emperatriz?

No, la probabilidad de que eso ocurriera era casi cero.

A menos que fuera tonta, la emperatriz no habría tratado directamente con un objeto tan peligroso.

Incluso si hubiera tratado el asunto directamente, habría manipulado los registros relativos a la transacción.

«Entonces… ¿qué debería hacer ahora?»

Sophie dibujó el carácter “?” con su bolígrafo.

Buscaría en los libros de contabilidad falsificados, pero sería difícil exponer los crímenes de la emperatriz con sólo eso.

Si este asunto saliera a la luz, la emperatriz probablemente aislaría a la familia Fraus para salvarse.

Aunque Sophie no sentía ningún afecto particular por su familia, ésta seguía siendo suya.

Si la familia Fraus asumiera la culpa, Sophie también estaría en problemas.

Además, la emperatriz podría aprovechar esta oportunidad para vengarse de Killian. Solo tenía que inventar alguna historia extraña sobre él, quien estaba comprometido con Sophie.

—Necesito ser más cautelosa.

Sophie se mordió el labio suavemente.

La habitación de Ian Fraus permaneció iluminada hasta altas horas de la noche.

Desde que asumió la investigación de la Luna Negra, su sueño se había visto interrumpido.

No podía descuidar sus deberes como caballero ni su entrenamiento solo porque había asumido este caso, por lo que solo pudo reducir sus horas de sueño.

«La Luna Negra no se ha movido desde el baile».

Quería abordar el asunto personalmente, pero aún no se había presentado la oportunidad.

Todo lo que Ian podía hacer era revisar meticulosamente los registros para encontrar cualquier conexión perdida.

Esa noche, Ian examinó minuciosamente los archivos del caso de la Luna Negra.

Sus ojos se detuvieron momentáneamente en los documentos que había leído numerosas veces.

Los pensamientos sobre Sophie se colaron en los espacios entre las líneas.

«Maldita sea».

¿Por qué sucedía esto?

Cerró los ojos, intentando calmar las extrañas emociones que lo atormentaban.

Sophie le vino a la mente mientras revisaba los documentos de la Luna Negra porque todos esos archivos provenían de Killian.

Le resultaba desagradable pensar en Killian cada vez que tocaba el papel escrito.

Y finalmente, este pensamiento le vino a la mente.

La razón por la que el compromiso de Sophie fue desagradable no fue porque ella no llevara la sangre Fraus, sino porque Killian no era confiable.

No podía confiar en un tipo que usaba trucos y tenía un corazón oscuro.

«¿Engaños?»

Los pensamientos de Ian se detuvieron abruptamente cuando encajaron con un recuerdo.

«Usó trucos durante el partido. Y las heridas que sufrió entonces...»

Ian hojeó rápidamente los documentos relacionados con la Luna Negra.

El segundo incidente: se registró que la policía militar infligió una herida grave en la cintura de Luna Negra cuando Percel murió.

Ian pasó a la página del incidente más reciente.

Se observó que Nicholas había cortado profundamente el muslo de Luna Negra.

En ese momento, el recuerdo de Ian sobre el comportamiento sospechoso de Killian durante el partido se superpone con los incidentes.

Killian había recibido deliberadamente heridas en la cintura y el muslo.

«Las lesiones se alinean con las direcciones en las que resultó herida la Luna Negra».

Ian no había vuelto a revisar las heridas de Killian, pero recordaba exactamente dónde había infligido las lesiones.

Al darse cuenta de esto, los labios de Ian temblaron y se curvaron en una sonrisa.

¿Fue así? ¿Fue así?

No había entendido por qué Killian había hecho eso durante el enfrentamiento.

Debería haber luchado con todas sus fuerzas para ganar por el bien de Liam y la policía militar, pero había recibido golpes a propósito. Era contrario al sentido común.

Pero ahora la razón de sus acciones que lo hicieron enojar comenzaba a tener sentido.

—Pensar que se escondía tan inteligentemente.

Parecía extraño que la policía militar, que había mantenido la paz en la capital con competencia durante años, estuviera tan conmocionada por un tal Luna Negra.

Había pensado que, a pesar de todo, ni siquiera la policía militar podría resolver todos los problemas sin problemas.

Pero pensar que el jefe de la policía militar era Luna Negra.

«Alguien con las habilidades de la Luna Negra no habría permanecido oculto e inactivo».

Nicholas y Liam estaban indefensos, y él era un hombre poderoso que superó hábilmente a varios oficiales militares y policiales que lo perseguían.

Para obtener tal destreza, uno debía adquirir experiencia luchando contra otros.

Naturalmente, una persona tan hábil se ganaría una reputación.

Alguien con el nivel de habilidad de la Luna Negra seguramente tendría al menos una reputación mínima.

«Ahora que lo pienso, ¡sus movimientos también…!»

Ian recordó la vez que Killian llegó a la residencia de Fraus.

El día que llevó a Sophie, que había cogido un fuerte resfriado, a su habitación.

Cuando Killian vino a buscar a un médico, entró en el gran ducado sin permiso y se encontró con Ian en el pasillo.

Y con movimientos que superaron las expectativas de Ian, lo había evadido fácilmente.

Los movimientos eran demasiado libres para alguien criado en palacio.

En aquel momento pensó que esos movimientos le resultaban desconocidos y estaban fuera de lugar.

«Movimientos impropio de un gran duque, pero explicables si él es la Luna Negra».

Una evasión tan fantasmal requería de una habilidad considerable.

—Killian Viprons Rivelon… Ese bastardo era Luna Negra.

Al darse cuenta de la verdad, Ian sintió que se le ponía la piel de gallina y se levantó bruscamente.

«¿Podría haber recurrido a Sophie también para esto…?»

A primera vista, Killian parecía justo y cortés.

Pero Ian sabía, por el cruce de espadas con él, que había otra cara oculta detrás de su espada.

Killian era alguien que astutamente atraía, engañaba y disfrazaba.

Pero Sophie no sabía esto y confiaba completamente en Killian.

«Sophie está en peligro».

Ella era la más cercana a ese asesino loco.

Al darse cuenta de esto, los pies de Ian se movieron solos.

Inmediatamente salió de su habitación y se dirigió al tercer piso, donde estaba la habitación de Sophie.

En ese momento, se encontró con Jenny, que regresaba después de arreglar la cama de Sophie.

Jenny se estremeció y se presionó contra la pared tan pronto como vio a Ian.

Pero a Ian no le importó la reacción de Jenny y le preguntó directamente.

—¿Dónde está Sophie?

—Está acostada a dormir —respondió Jenny cortésmente.

—¿Salió hoy a ver al archiduque Rivelon?

—No, sólo intercambiaron cartas.

Ian frunció el ceño y permaneció en silencio, haciendo que Jenny tragara saliva con nerviosismo.

¿Por qué estaba este joven amo allí a estas horas? ¿Iba a volver a enfadarse con ella?

Mientras ella lo observaba ansiosamente, Ian habló de nuevo.

—Quédate cerca de Sophie por el momento —le ordenó a Jenny.

Necesitaba mantener a Sophie lejos de Killian.

Además, no sabía los criterios exactos que utilizaba Killian para elegir a sus víctimas, pero no podía dejar que Sophie permaneciera cerca de semejante asesino.

Jenny, todavía sin idea, parpadea.

—¿Disculpe?

Seguramente sabía que ella era la única criada que servía a Lady Sophie, ¿verdad?

Tenía que encargarse de las comidas de Sophie, limpiar lo que dejaba, organizar su ropa y la ropa sucia, limpiar y hacer recados ella sola. ¿Acaso esperaba que se partiera en dos?

Jenny quería expresar estos pensamientos.

—Y durante los próximos días, no permitas que se reúna con el archiduque Killian Viprons Rivelon. Tampoco cartas.

—¿Qué…?

¿¡Por qué, de repente?!

Jenny quiso preguntar, pero no pudo. Sabía lo que podría pasar si le contestaba mal a este joven amo tan desagradable.

Ian, después de confiarle la supervisión de Sophie a Jenny, llamó a su asistente.

—Necesito ver a Su Majestad el emperador lo antes posible mañana.

Ya no podía permitir que el criminal que estaba sacudiendo el imperio anduviera libremente.

—¿Por qué no puedo ir?

Al día siguiente, Sophie intentó ir a ver a Killian pero Jenny se lo impidió.

—El joven maestro Ian dijo que no deberías ir hoy.

—¿Ian?

Sophie puso sus manos en sus caderas y arqueó bruscamente las cejas.

Anoche, había decidido visitar a Killian a primera hora de la mañana mientras estaba acostada en la cama.

Killian parecía desear no investigar más a Rosario, pero no pudo quedarse callada después de encontrar evidencia que vinculaba a su familia con su importancia.

¡Aunque no pudiera usarlo como palanca inmediatamente, necesitaba informarle a Killian!

—¿Por qué dijo Ian que no podía ir?

Sophie entrecerró los ojos.

¿Podría ser que Ian también lo hubiera descubierto? ¿Que la familia Fraus estaba involucrada con Rosario?

No, incluso si ese fuera el caso, no explicaba por qué no podía reunirse con Killian.

—Tampoco sé el motivo, pero me dijo que la detuviera hoy.

Bloquear a Sophie también fue una agonía para Jenny. Atrapada entre Ian y Sophie, ¿qué podía hacer?

Mientras Jenny enumeraba mentalmente sus excusas, Sophie la miró fríamente.

—Jenny, ¿a quién sirves?

—Bueno… usted, mi señora.

—Así es. Pero parece que priorizas las órdenes de Ian sobre las mías.

Sophie estaba con los brazos cruzados, mirando a Jenny.

Los ojos de Jenny se movían nerviosamente en todas direcciones.

—Pero el joven amo Ian nunca hace esas peticiones. Ya que me lo dijo directamente, debe haber una razón importante, ¿verdad?

—¿Has considerado si esa razón es para mi beneficio o para el de Ian?

Debía haber una razón para que Ian de repente hiciera tal petición.

Y Sophie tenía la sensación de que la razón no estaba a su favor.

Especialmente cuando la orden era no reunirse con Killian.

 

Athena: Sí, es Killian. Pero no tienes ni puta idea, Ian. Solo eres un grano en el culo. Anda, desaparece y deja de molestar.

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Capítulo 123

¿Desde cuándo eres el villano? Capítulo 123

Mientras tanto, Estelle hizo una reverencia a la emperatriz y descendió del campo de entrenamiento.

En ese momento, Nicholas se acercó a ella.

—Tiene grandes habilidades, Lady Estelle.

—Oh, ¿usted debe ser Sir Nicholas de la policía militar?

Estelle, que no había tenido oportunidad de saludarlo formalmente antes, ahora le ofreció un saludo respetuoso.

Aunque Nicholas no era tan legendario como Killian, Mikhail o Ian, seguía siendo un caballero reconocido y hábil entre sus compañeros. También se había enfrentado a la "Luna Negra" en el último baile.

—Pensar que tenía tantas habilidades y te quedaste solo en el norte. Si lo hubiéramos sabido antes, habríamos intentado reclutarte para la policía militar.

Nicholas dijo esto mientras le entregaba a Estelle una botella de agua con naturalidad, mostrando consideración por su esfuerzo durante el entrenamiento.

—Gracias, Sir Nicholas.

Sintiendo un poco de sed, Estelle extendió la mano para tomar la botella de agua que él le ofreció.

En ese momento.

—Estoy de acuerdo con Nick. Quizás deberíamos haberte sugerido antes que te unieras a la policía militar.

Killian intervino de repente y golpeó casualmente la mano de Nicholas que sostenía el balde de agua.

Debido a esto, la botella de agua que intentaba alcanzar cayó al suelo, sin poder alcanzar la mano de Estelle.

—Oh no… lo siento.

Killian recogió rápidamente la botella caída. Como el agua ya se había derramado, Estelle ya no podía beberla.

—Disculpa, Nick. Fue un descuido de mi parte.

—Está bien, Su Gracia.

Killian le devolvió la botella a Nicholas y le ordenó a un sirviente que trajera agua fresca.

—Yo también tengo sed, así que agradecería que me trajeras un poco más.

—Sí, Su Gracia.

El sirviente trajo agua fresca para Estelle y Killian.

Killian recibió las copas del sirviente, entregándole personalmente una a Estelle y guardando la otra para él. Esto era para asegurar que el agua no fuera manipulada, ni por Nicholas ni por el sirviente.

—Gracias, Su Gracia.

—No es nada. Al fin y al cabo, derramé el agua.

Después de devolver las copas al sirviente, Killian miró hacia las gradas donde estaba sentada la emperatriz.

La emperatriz lo observaba y sus miradas se cruzaron.

Él lo sabía. Esto podría ser una trampa de la emperatriz.

Ella podría haberle ordenado a Nicholas que actuara de manera sospechosa para probar si Killian era la “Luna Negra” que buscaba a Estelle.

Pero no tenía otra opción. Si la emperatriz le hubiera ofrecido el agua a Estelle directamente, la habría ignorado. La emperatriz jamás se arriesgaría a implicarse. Nunca actuó directamente.

Sin embargo, si Nicholas le entregó el agua a Estelle, fue diferente.

«…Podría ser un peón para usar y descartar».

Beatrice podría ordenarle a Nicholas que matara a Estelle y luego actuar como si no tuviera nada que ver con ello.

Por lo tanto, Killian no podía quedarse de brazos cruzados viendo cómo Nicholas se acercaba a Estelle. Si algo le sucedía a Estelle, sus planes se desmoronarían.

Para proteger a Estelle, no podía permanecer de brazos cruzados, por el bien de sus padres que sacrificaron sus vidas por ella y por el marqués Fideut y el vizconde Percel, que murieron intentando descubrir la verdad.

«La emperatriz también debe saberlo».

Una trampa en la que no tuvo más remedio que caer, aun sabiendo que era una prueba.

«¿Crees ahora que soy la Luna Negra, Beatrice?»

Killian no apartó los ojos de Beatrice.

Ella respondió con una sonrisa pícara y un ligero movimiento de cabeza.

[Parece que Lady Estelle Niore podrá unirse a los Caballeros de Ruchtainer sin ningún problema.]

Sophie leyó la carta que Killian le envió y se sintió aliviada.

Fue una buena noticia que Estelle se uniera a Ruchtainer, pero la frase “sin ningún problema” fue lo que más la tranquilizó.

Significaba que no había sucedido nada preocupante.

La carta fue escrita de forma indirecta, probablemente porque existía el riesgo de que fuera expuesta a personas ajenas.

La emperatriz invitó a Sir Nicholas y creó una oportunidad, pero no pasó nada. ¿Podría estar probándonos?

Sophie se tocó la barbilla, inquieta. Killian probablemente tenía la misma preocupación.

Sin embargo, como tenía que proteger a Estelle, no tuvo más remedio que realizar la prueba.

¿Lo manejó bien? ¿Se excedió por preocupación por Estelle?

«¿Debería haberme quedado allí ese día, incluso si eso significaba apuñalar a Ian en el ojo?»

Debería haberse quedado con más determinación. Estaba demasiado pendiente de la Emperatriz.

«Es una suerte que no haya ocurrido nada grave por ahora, pero…»

Sophie continuó leyendo el resto de la carta con el corazón preocupado.

[Mi amada prometida, me pregunto si regresaste sana y salva ese día.]

Así como Sophie estaba preocupada por Killian, él estaba preocupado por ella.

Después de regresar del palacio, Ian la había llevado a su habitación cuando ella se torció el tobillo.

Le dijo que descansara después de recibir el tratamiento. No era una lesión grave, así que, tras una noche de sueño, solo sentía una ligera molestia al caminar.

Sophie le respondió a Killian asegurándole que estaba bien.

Luego hizo una pausa y frunció el ceño.

«Pero Ian, ese tipo… ¿No recibió realmente instrucciones de la emperatriz de sacarme de allí?»

Era realmente sospechoso.

Sacándola sin razón aparente, y su repentina conformidad desde su regreso de la casa del Gran Duque.

«Tal vez no sea sólo un familiar arrepentido sino el verdadero cerebro del asunto».

Pensó que sería mejor vigilarlo de cerca.

Si observaba a Ian con atención, podría atrapar la cola de la emperatriz.

Con ese pensamiento terminó la carta.

—Jenny, por favor entrega esta respuesta en la residencia del Gran Duque.

—Sí, mi señora.

Después de ordenarle a Jenny que entregara la carta, Sophie reanudó el examen de los documentos que había estado mirando desde la mañana.

Se trató del análisis de los registros comerciales alvedianos de la tercera biblioteca.

El comportamiento de Ian ayer había sido bastante extraño, pero había conducido a un descubrimiento significativo en el tiempo restante.

«Finalmente descifré el secreto de “?”».

¡Había descubierto lo que significaba el persistente morfema “?” en alvediano!

«Significa “difícil, peligroso, algo que hay que tener cuidado».

No podía creer que se le dé tal significado a una línea garabateada como la cola de un cerdo. El mundo del lenguaje era realmente asombroso.

Gracias a esto, Sophie pudo volver a ver palabras que antes había interpretado torpemente porque no sabía el significado de “?”.

—Sí, pensé que sonaba así.

Sophie asintió mientras revisaba la lista de intercambio con Alvedi.

Cuando ordenó las palabras marcadas con “?”, se relacionaron con pólvora, armas, mercurio y cosas relacionadas con bestias demoníacas.

Recordó que inicialmente supuso que “?” podría significar algo peligroso mientras traducía alvediano.

«Pero entonces, ¿qué me hizo pensar que esa suposición era errónea…?»

Recordó que había una palabra que no encajaba con el significado de “peligroso”, lo que hizo que su hipótesis se desmoronara.

Sophie revisó las palabras que había dejado guardadas. Finalmente, encontró la palabra que la había confundido.

«¿Pulsera…?»

En alvediano, se traduce directamente como "un anillo precioso que adorna la muñeca", pero esencialmente significa "pulsera".

Sin embargo, algunos artículos de pulsera estaban marcados con “?”.

«¿Por qué una pulsera estaría marcada con eso»

Sophie inclinó la cabeza confundida.

¿Podía ser peligrosa una pulsera? ¿Fue una errata en el documento? ¿O fue una expresión literaria que indicaba que era peligrosamente hermosa?

No tenía sentido.

Aún más extraño es que también había entradas de pulsera sin el “?”.

En un registro comercial había dos pulseras marcadas con “?” y treinta sin ellas.

Entonces, los separaron deliberadamente…

«¿Estoy pensando demasiado en algo trivial…?»

Por lo general, estas pequeñas obsesiones no tendrían importancia a la hora de traducir artículos comerciales.

El carácter “?” era fácil de pasar por alto y no era un morfema de uso común, lo que aumentaba la confusión.

«Ni siquiera estoy escribiendo una tesis, ¿esta obsesión es inútil?»

Sophie sintió que estaba dedicando demasiado tiempo a este personaje mientras le aguardaban asuntos más importantes.

Justo cuando estaba a punto de darse por vencida, un libro de botánica que tenía en su escritorio llamó su atención.

Era un libro de toxicología que había conseguido recientemente para investigar la planta "Rosario", gracias a Ian.

Y de repente, como un rayo, la mente de Sophie se aclaró.

Rápidamente dejó a un lado el libro de comercio alvediano y abrió el libro de toxicología en la sección marcada como “Rosario”.

«Estoy segura de haber leído algo así…»

Se sabía poco sobre Rosarphi y los registros eran escasos.

Así, Sophie encontró rápidamente el pasaje que buscaba.

[Rosario contiene una sustancia altamente tóxica llamada veneno de abrina en sus semillas, por lo que se recomienda precaución.]

Era una planta con un veneno mortal para el que no existía antídoto.

Sophie continuó leyendo el pasaje.

Y encontró otra pista.

[La rosario a veces se procesa especialmente y se utiliza para hacer pulseras, collares y adornos rituales.]

Rosario, con su hermoso tono rojo, se utilizó en diversos adornos.

«Una pulsera hecha de Rosario…»

Entonces “pulsera peligrosa” tenía sentido.

Y si Fraus suministraba tales pulseras a la emperatriz…

La relación entre la emperatriz y Fraus era más profunda de lo que parecía.

Y la decisión de la emperatriz de comprometer a Sophie con Killian también tenía todo el sentido.

«Cada pieza del rompecabezas encaja perfectamente».

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Capítulo 122

¿Desde cuándo eres el villano? Capítulo 122

Sophie abrió mucho los ojos y lo miró con incredulidad.

¿Qué es esto? ¿Un abrazo de princesa?

Mientras Sophie todavía estaba nerviosa, él caminó un poco más adelante y llegó al carruaje detenido.

Mientras tanto, Ian estaba demasiado cerca.

Sus ojos, nariz, boca y una mandíbula visible que nunca antes había examinado. Incluso su cabello ondeando al caminar.

«¿Esto se está convirtiendo en un cliché romántico entre el protagonista masculino...?»

Al pensarlo, los labios de Sophie temblaron.

«Ridículo. No puede ser un romance».

No importaba lo mala que fuera su relación, todavía eran como hermanos.

«Entonces, ¿esto es… una transición hacia el tropo de los arrepentimientos familiares? ¡Claro! ¡Eso es! Cuando la heroína se vuelve popular, la familia se arrepiente y empieza a aferrarse a ella, llenándola de amor».

Ese testarudo Ian Fraus también estaba cambiando de opinión. La condesa Rubisella y el conde Fraus debían de haber despertado un poco después del incidente del collar.

«Ni siquiera lo pensé porque estaba demasiado concentrada en otras cosas, pero este lado está funcionando sin problemas sin que yo me preocupe por eso».

Sophie asintió para sí misma.

Entonces los ojos de Ian se volvieron hacia ella.

—¿Por qué sonríes?

Al ver el cambio de Sophie, que había estado enojada hace un momento, las cejas de Ian se fruncieron.

En respuesta, Sophie respondió con una sonrisa infinitamente gentil.

—Deja ya de enfurruñarte, porque eso no va a cambiar nada.

—¿Qué?

—Decir todo esto no hará que te perdone fácilmente, así que más vale que te portes bien desde el principio. Si no quieres revolcarte en la agonía para siempre.

Era inevitable que Ian frunciera aún más el ceño. Pero eso no significaba que tiraría a Sophie al suelo ni nada por el estilo.

Cuando el cochero preparó nuevamente el carruaje correctamente, Ian acomodó personalmente a Sophie en el asiento.

—Ni siquiera pienses en bajarte esta vez, simplemente quédate quieta.

—Lo tengo, hermanito.

Ante esto, Ian la miró fríamente.

Sophie se rio entre dientes.

Ian la miró fijamente por un momento antes de cerrar la puerta del carruaje.

Killian se mordió el labio.

Quería ir inmediatamente tras Sophie, pero no podía dejar a Estelle y a la emperatriz solas.

—Killian, ¿tienes otros asuntos que atender? —preguntó Beatrice a Killian, quien parecía no poder apartar la vista de la dirección en la que se había ido Sophie. Ella sabría mejor que nadie si él tenía otras responsabilidades.

—No, Su Majestad —respondió Killian, apartando la mirada de donde se había ido Sophie.

Cuando levantó la cabeza, notó que todos se preparaban para trasladarse al campo de entrenamiento.

Siguió a la gente hasta el campo de entrenamiento real, pero su atención todavía estaba en Sophie e Ian.

Lo que le molestó aún más fue la actitud de Ian.

No sólo el hecho de que Ian la hubiera alejado por la fuerza, sino más que nada, la forma en que la miraba era inquietante.

No podía expresarlo con palabras, pero curiosamente era una mirada con una temperatura alta.

Era una temperatura diferente a la de antes, cuando trataba a Sophie como a su propio juguete.

«¿Debería ir tras ellos ahora?»

¿Pero podría dejar atrás a Estelle y a la emperatriz?

Si Beatrice lo hubiera llamado por separado, debía haber una intención detrás de ello.

Entonces alguien le tocó el hombro.

Era Nicholas.

Por un momento, Killian sintió una frialdad en el pecho, pero ocultó sus emociones y levantó las comisuras de los labios.

—Sir Nicholas.

—Su Excelencia, ha pasado un tiempo.

Nicholas lo saludó con su habitual sonrisa relajada.

Hubo un tiempo en que a Killian le gustaba bastante su sonrisa. Pero ahora, su sonrisa solo le causaba dolor en el corazón.

—¿Es la primera vez desde el baile? —Killian preguntó, desviando la mirada—. Debería haberte visitado de nuevo, lo siento.

Mientras le preguntaba por su bienestar con palabras que no coincidían con sus verdaderos sentimientos, Nicholas negó con la cabeza.

—Entiendo que Su Excelencia también ha estado ocupado.

Nicholas se había enterado de los acontecimientos recientes a través de otros miembros de la policía militar, y Nicholas siguió a Killian para dirigir la policía militar actual.

—No debería haberte pasado la carga, especialmente cuando tus heridas podrían no estar completamente curadas… Nick.

—No, soy yo quien quizá ha agobiado demasiado a Su Excelencia…

Nicholas lo dijo mirando a Killian.

—Escuché que Su Excelencia también sufrió heridas.

Había preocupación en su voz cautelosa.

Pero Killian no sentía que su preocupación fuera genuina en absoluto. Quizás, pensó, era solo un intento de sondear sus heridas.

—La habilidad de Ian resultó ser mejor de lo esperado.

—Nunca dudé de la capacidad de Su Excelencia para ganar.

—Es vergonzoso.

—Ian puede ser un caballero hábil, pero por lo que he experimentado…

—No subestimes a Ian, Nicholas. Además, la victoria o la derrota no están predeterminadas.

—De todos modos, no creo que Su Excelencia deba abandonar la policía militar.

Nicholas lo dijo como si esperara que Killian se quedara.

No podría ser solo una coincidencia.

—Ya está decidido, Nick.

—Pero Su Excelencia debe permanecer en la policía militar…

—¿Por qué?

«¿Tienes que vigilarme? ¿Es esa la única manera de conseguir lo que quieres de la emperatriz?»

—Porque, si Su Excelencia deja la policía militar…

—Nicholas.

En ese momento, la emperatriz llamó a Nicholas.

Nicholas cerró la boca, inclinó la cabeza hacia Killian y se volvió hacia la emperatriz.

Killian observó las acciones de Nicholas.

Estelle, vestida con ropa de entrenamiento, caminó nerviosamente hacia el centro del campo de entrenamiento y se detuvo.

Killian observó la situación, vigilando de cerca a Estelle y a la emperatriz.

Sosteniendo su espada con cortesía, Estelle mostró sus habilidades sin dudarlo.

Sólo una persona se movía, pero el espacioso campo de entrenamiento se sentía abarrotado.

Los movimientos de la espada creaban un sonido mientras cortaba el aire, y el cabello rosado largo y suelto dejaba rastros mientras revoloteaba.

A ella no le importaba el alto rango que tuviera la persona que la miraba.

Habiendo crecido en un lugar donde podía demostrar libremente sus habilidades sin preocuparse por las opiniones de los demás.

—Es bastante buena.

—Debe haber una razón por la que Su Majestad la emperatriz la recomendó.

Zenon y Nicholas, que estaban viendo el partido, hablaron.

Desde su forma de sostener la espada hasta su postura, era evidente que no era una persona común. Incluso parecía superior a la mayoría de la policía militar.

«Afortunadamente…»

A ese nivel, ella debería ser capaz de defenderse incluso si Nicholas se acercara disfrazado de Rosario.

Sin embargo, después de haber demostrado sus habilidades frente a la emperatriz y Nicholas, Killian temía que pudieran usar métodos más astutos para amenazar a Estelle.

Después de demostrar su habilidad con la espada, Estelle pronto tomó el arco y también hizo una demostración de tiro con arco.

Y despertó la admiración de todos.

—¿Era siquiera posible tal habilidad?

Estelle manejó el arco como si fuera una extensión natural de su cuerpo.

Ya fuera dar con precisión a objetivos distantes mientras cabalgaba o acertar con tres flechas a un objetivo lanzado al cielo, todo lo hacía sin esfuerzo.

—Incluso en Ruchtainer…

Zenon se quedó en silencio, quizá sintiendo un ligero golpe en su orgullo. Y al mismo tiempo, pensó:

«Si Ian Fraus hubiera visto esto, habría desatado el caos».

Habría sido mejor que Ian hubiera regresado antes. De lo contrario, podría haber corrido al campo de entrenamiento otra vez con una espada, ofreciéndose a entrenar con Estelle.

—Tiene mucho talento.

Cuando la emperatriz recomendó a la encantadora joven noble a Ruchtainer, Zenon se preguntó en secreto si habría algún plan oculto detrás de ello, considerando el potencial de Estelle.

Pero resultó que ella era realmente hábil.

Killian también olvidó por un momento sus preocupaciones sobre las habilidades de Estelle y quedó absorto.

Sus penetrantes ojos azules y su cabello carmesí fuertemente atado exudaban un aura poderosa.

Killian también olvidó sus preocupaciones por un momento y se sumergió en las habilidades de Estelle.

Debió haber habido una razón clara para que ella organizara esta reunión, pero la emperatriz parecía relajada mientras conversaba con Zenon y elogiaba a Estelle.

Sin embargo…

«¿A dónde fue Nicholas?»

Nicholas, que debería haber estado al lado de Zenon, no estaba por ningún lado.

¡Había estado observando la demostración de Estelle desde aquí hace un momento…!

Killian escudriñó los alrededores en busca de Nicholas.

Entonces, vio a Nicholas esperando debajo del campo de entrenamiento, como si esperara algo.

«¿Cuándo bajó allí…?»

Killian entrecerró los ojos.

Nicholas caminaba de un lado a otro con una botella de agua en la mano antes de sacar algo de su bolsillo.

Aunque estaba demasiado lejos para ver con claridad, Killian vislumbró a Nicholas abriendo la botella y jugueteando con algo dentro antes de volver a cerrarla y mirar a su alrededor.

Mientras Nicholas se movía inquieto, Estelle dio en el blanco con su última flecha, provocando aplausos y elogios.

—¡Eres realmente extraordinaria, Estelle!

—De hecho, ella es digna de la recomendación de Su Majestad.

Estelle fue llovida de elogios y aplausos.

Zenon consideró seriamente reclutar a Estelle para Ruchtainer.

—Me pregunto si también querrán a Estelle como caballero en la policía militar.

Zenon sonrió y miró a Nicholas, sólo para descubrir que estaba ausente.

Al volverse hacia Killian, Zenon se dio cuenta de que Killian también había desaparecido de su asiento.

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Capítulo 121

¿Desde cuándo eres el villano? Capítulo 121

—Si necesitas ropa, podemos prestártela fácilmente. Claro, puede que no te quede tan bien como a tu ropa, pero hay varias tallas disponibles, así que puedes encontrar algo cómodo —dijo la emperatriz.

Gracias a las palabras de la emperatriz, conseguir ropa de entrenamiento se volvió fácil. De ser necesario, incluso podían enviar a un sirviente a buscar la ropa de Estelle.

—Oh, por favor, comprueba si el campo de entrenamiento del palacio está disponible ahora mismo —le ordenó Beatrice a una criada.

Estelle miró a la gente presente, sin saber qué hacer en esa situación repentina.

—No tenéis que esforzaros tanto por mí, Su Majestad. No quiero causar problemas en la fiesta del té... —empezó a protestar Estelle.

—No te niegues, Estelle. Aquí todos están acostumbrados a blandir espadas, así que agradecerán una ocasión como esta. ¿No es cierto? —Beatrice miró a su alrededor.

Nadie se atrevió a contradecirla. ¿Quién podría negarse a una fiesta de té propuesta por la emperatriz en una reunión real?

Ni Zenon, ni Killian, ni Sophie podían atreverse a pronunciar tales palabras.

—Su Majestad, Sophie y yo probablemente deberíamos regresar —dijo Ian.

Entonces, atreverse a hacer tal afirmación…

Fue Ian Fraus, e incluso Zenon, que lo consideraba superior, palideció ante sus palabras.

Sophie estaba igualmente sorprendida.

«¿Por qué me arrastras?»

Si alguien muriera, debería morir solo. ¿Por qué intentar arrastrar a alguien al pantano sujetándolo por los tobillos?

Incluso la emperatriz, que era muy versada en asuntos sociales, parecía un poco sorprendida esta vez.

—¿Ian, estás ocupado con el trabajo? —preguntó Sophie.

—Y con el incidente de la Luna Negra, y además… hay algunos asuntos familiares también —respondió Ian.

—¿Qué clase de asuntos? —preguntó Sophie.

Pero Ian no respondió a la pregunta de Sophie y en lugar de eso la tomó a un lado.

—Si disfrutaste lo suficiente de la fiesta del té, ¿puedo irme primero? —Señaló su reloj.

Había pasado más de una hora desde que habían estado charlando.

Podría parecer mucho tiempo, pero una hora apenas fue suficiente para una comida y un poco de conversación.

Decir que disfrutaron muchísimo la fiesta del té fue un poco rígido en términos de percepción del tiempo.

—Lo siento, pero si ese es el caso, entonces no hay nada que podamos hacer. —Beatrice asintió entendiendo.

—No, Su Majestad. Me quedaré un rato más —dijo Sophie con un gesto de la mano, indicando que no había problema para ella ni para Ian.

¡No podía dejar sólo a Killian y Estelle con la emperatriz; no estaría bien!

Entonces Ian miró a Sophie. Era una mirada un tanto escalofriante.

—Bueno, entonces, desafortunadamente, tendré que regresar solo —murmuró Ian.

La mirada sombría de Ian se volvió entonces hacia la mesa.

Mientras se preparaba para irse, su mano, al ponerse de nuevo la chaqueta que se había quitado, tiró accidentalmente el pudín de crema pastelera que estaba del lado de la mesa de Sophie.

Con un ruido metálico, el pudín cayó de la mesa sobre el vestido de Sophie.

¿Fue intencional? ¡Cien por ciento intencional!

Mientras Sophie lo miraba con expresión de sorpresa, Ian la miró tranquilamente con ojos relajados.

—Ups, mi error.

«¡No es un error, bastardo!»

—Tu ropa se ensució —dijo Ian, levantando las comisuras de los labios con una expresión que parecía decir: «¿Qué debo hacer al respecto?».

—¿Qué está haciendo, sir Ian? —Killian no pudo soportarlo más y habló.

Entonces Ian agarró la muñeca de Sophie como si quisiera romperla.

—Ya que tu ropa está completamente sucia, creo que debería llevarme a Sophie conmigo.

Ian tiró bruscamente de Sophie, quien se tambaleó indefensa bajo su fuerte e insensible agarre.

—¡Sir Ian Fraus!

Killian alzó la voz ante el comportamiento brusco de Ian. Pero este ni siquiera se inmutó.

Parecía que ambos estaban a punto de enfrentarse en una segunda ronda de su duelo en la arena.

—Bueno, desafortunadamente, parece que lo mejor para Sophie es regresar con Ian —comentó Beatrice.

En ese momento, Beatrice intervino para calmar la situación.

La mano de Ian, que había agarrado a Sophie por orden de la emperatriz, se aflojó.

—¡Pero, Su Majestad, también quiero ver las habilidades de Estelle…!

—Entiendo tu sentimiento, pero como dijo Ian, si hay asuntos familiares, ¿no sería mejor regresar ahora? —Beatrice hizo un gesto con los ojos.

Zenón y Nicholas tampoco parecían acoger bien a Sophie.

No, más precisamente, era una mirada que decía: "Ese bastardo está haciendo esto, así que toma la responsabilidad y elimínalo".

«Vaya, ¿la situación realmente se está desarrollando así?»

Sophie se pellizcó la frente con incredulidad.

Killian también sintió que ya no podía aferrarse a Sophie.

—Gracias, Su Majestad.

Ian, que había preparado la situación como quería, inesperadamente hizo una profunda reverencia con mucha cortesía.

Sophie sintió ganas de golpearlo fuerte en la nuca.

—Vuelve con Sir Ian, Sophie.

Cuando Sophie miró ansiosamente a Killian, él le apretó la mano como para decirle que no se preocupara.

Como la emperatriz le dio permiso, Ian se despidió de Zenon, ignorando a todos los demás (un comportamiento típico de Ian) y se alejó rápidamente con Sophie.

—¡Ian, espera! ¡Ian Fraus! ¡No voy! Por tu culpa, se derramó el pudín, ¡y qué es esto...!

—Compra otro; es solo pudín.

Al salir del palacio, miró a Sophie con irritación.

—¡No, el pudín no es el problema ahora!

—Entonces, ¿cuál es el problema? ¿Quieres ver a esa pelirroja blandir una espada? Incluso sin ojos, puedes entender ese tema, ¿verdad?

—¡Puedo verlo incluso sin ojos! En fin, ¡Estelle me prometió que me mostraría sus habilidades antes...!

¡Incluso hoy, no tiene ni idea de qué le podría pasar a Estelle! Killian podría ser descubierto intentando ayudar a Estelle, ¡y eso podría acabar llamando la atención de la emperatriz!

—Simplemente ven en silencio.

—¡Agh!

Ian soltó a Sophie, como si la estuviera arrojando fuera del palacio.

Sophie estaba realmente enojada por su comportamiento grosero y brusco.

—¿Por qué estás así hoy, Ian? —le gritó.

«¿Por qué? No lo sé. No, lo sé. Porque no eres una Fraus. Desde entonces, me sigo enojando cada vez que te veo».

—Deja de enfurruñarte, Sophie —dijo Ian, casi como si la amenazara.

Sin embargo, Sophie no se inmutó ante su advertencia y continuó mirándolo fijamente.

—¿La emperatriz te ordenó que me llevaras con antelación?

—¿De qué estás hablando?

—¡Qué raro! ¡Tú, que normalmente ni siquiera me haces caso...!

—¡Ni siquiera te presté atención…!

Ian, que estaba refutando, se detuvo a mitad de la frase.

—Eres sospechoso. ¡Me sacaste así sin avisarme de la fiesta del té...!

—¿Qué tiene de sospechoso? ¿Crees que soy una especie de escoria manipulando cosas tras bambalinas como ese Gran Duque?

—¡Estás manipulando las cosas! ¡Derramando el pudín a propósito...! Y deja de llamar basura a Su Excelencia. ¡No deberías tratarlo así!

—¿Puedes dejar de hablar de "Su Excelencia"?

—Seré yo quien decida si usar «maldita sea». ¿Por qué demonios actúas así?

Ian hizo una pausa por un momento.

Los audaces ojos esmeralda de Sophie continuaron mirándolo fijamente.

—Sube al carruaje.

Cuando llegó el carruaje, rápidamente subió a Sophie.

—¿Qué haces? ¡En serio! ¡Ni siquiera respondiste a mi pregunta...!

Ian empujó a Sophie dentro del carruaje y cerró la puerta de golpe.

Pero Sophie no iba a dejarlo pasar tan fácilmente. Con un movimiento rápido, abrió la puerta que acababa de cerrarse.

—¿Crees que puedes hacer lo que quieras?

Incluso si no podía regresar a la fiesta del té, no quería aceptar que la trataran a la fuerza como a un objeto.

—¡Sophie!

Ian esperaba que la puerta permaneciera cerrada, se sorprendió cuando Sophie la abrió.

Al mismo tiempo, Sophie saltó del carruaje.

Sin embargo, justo cuando el impaciente Ian instaba al cochero a partir, el carruaje ya estaba empezando a moverse.

—¡Ups!

Debido al impulso de su salida repentina, el centro de gravedad de Sophie flaqueó.

Al final, Sophie cayó al suelo con un ruido sordo, aterrizando sin gracia.

—Ay…

Sophie hizo una mueca mientras se frotaba el tobillo dolorido.

«¡Qué vergüenza! ¡Es más vergonzoso que doloroso!»

Todo fue por culpa de los tacones altos. Si hubiera llevado zapatillas deportivas, o mejor aún, zapatos planos, no habría caído tan estrepitosamente al aterrizar.

Sintiéndose avergonzada mientras levantaba la cabeza.

—Maldita sea, ¿estás loca?

Ian corrió hacia ella, se arrodilló junto a ella y la apoyó.

Su reacción exagerada sólo aumentó la vergüenza de Sophie.

—¡E-está bien!

Sophie intentó levantarse, pero Ian la agarró del tobillo y la sostuvo.

—¡Ay!

El punto que tocó palpitó.

No parecía roto ni torcido, pero definitivamente se sentía torcido.

—¡Idiota! ¿Quién salta de un carruaje en marcha con tacones...?

—¡Y quién mete a alguien a la fuerza en un carruaje! ¡No soy tu equipaje...!

Sophie expresó su vergüenza y enojo hacia Ian, quien no pudo replicar.

Parece saber cuál era su culpa.

Creyendo que había ganado la discusión con Ian, Sophie intentó ponerse de pie con confianza.

Pero Ian la agarró.

—Quédate quieta.

Luego, rápidamente la levantó en sus brazos.

 

Athena: No puedo con Ian, es que no puedo. Necesito que alguien lo haga sentir miserable y se calle para siempre.

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Capítulo 120

¿Desde cuándo eres el villano? Capítulo 120

—Es realmente admirable ver tanta valentía y audacia. —La mirada de Ian se volvió hacia Sophie.

También leyó en el tabloide de Madame Chanelia que Sophie había derrotado a la bestia.

El artículo, que incluso incluía entrevistas con testigos presenciales, fue realmente sensacional.

Sheldrion, la bestia que Sophie supuestamente derrotó, fue capturado para el evento del Imperio, una gran especie de monstruo que requería varios caballeros para manejarlo.

Debido a que era una bestia demoníaca traída del norte, donde había muchas bestias demoníacas grandes, incluso a los caballeros de las capitales les resultó difícil lidiar con ella.

¿Pero Sophie derrotó a semejante monstruo de una sola vez?

El artículo fue tan increíble que incluso la esposa de Chanelle recibió solicitudes de corrección de diversas fuentes.

Sophie no podría haber hecho eso.

Estelle, que estaba a su lado, o Kilian, habrían sido quienes lo atraparon.

Al principio, Ian tampoco creyó el artículo. No hasta que regresó a casa y vio el rostro orgulloso de Rubisella.

—Justo el día anterior leí sobre esa bestia en un libro. Supongo que tuve suerte.

Sophie se rascó la mejilla y se rio.

—Les debo mucho a las damas.

—Oh, no, Su Majestad. Para la emperatriz madre del Imperio, es natural —dijo Sophie, dulcificando sus palabras.

Kilian rio disimuladamente a espaldas de la emperatriz.

Como se sospechaba desde hacía mucho tiempo, las habilidades actorales de su prometida eran bastante buenas.

—¿Y parece que vosotros dos os habéis vuelto bastante cercanos? —La emperatriz comentó significativamente mientras miraba a Kilian y Sophie.

—A pesar de afirmar que no te interesa Sophie, parecéis cuidaros bien. He oído que Sophie visita a menudo la residencia del archiduque.

La emperatriz lo dijo con naturalidad, llevándose la taza de té a los labios. Bajo sus largas pestañas, su mirada estaba fija en Kilian.

Como si pudiera ver a través de su insinceridad, a pesar de fingir que no le importaba.

—Nos hemos vuelto más cercanos debido a ese incidente —dijo Sophie, refiriéndose al momento en que casi fueron lastimados por la bestia—, nos hemos abierto mucho el uno al otro desde entonces.

Y entonces miró a Kilian de reojo.

«¿Estás bien? Al fin y al cabo, nos atraparon».

Con una mirada impotente, Kilian asintió con la cabeza.

Ya no tenía sentido esconderse más.

Kilian ya no tenía la confianza para ocultar sus sentimientos por Sophie. Aunque fingiera indiferencia, sus labios se curvaban involuntariamente cada vez que la veía.

Sin embargo, él sólo esperaba que ella no se convirtiera en su debilidad, para que no fuera su objetivo.

—Todo gracias a Su Majestad la emperatriz. Gracias a Su Majestad, Su Excelencia y yo pudimos llegar a ser tan cercanos... —Sophie le dijo con una brillante sonrisa a la emperatriz.

Mientras observaba a Sophie, que se estaba divirtiendo, Ian tragó su té de un trago.

Ver a Kilian sonriendo y haciendo contacto visual con ella, y a Sophie disfrutando, retorció el estómago de Ian. Intentó suprimir la molesta sensación presionando con fuerza su pecho, pero la incomodidad no desapareció.

¿Fue por la sopa de calabaza que tomó esta mañana que se sintió mareado?

«¿Por qué estoy tan irritado y enojado?»

Hubo momentos en que Ian pensó que la sonrisa de Sophie se veía bonita, pero no hoy.

Y entonces se dio cuenta.

«Es porque Sophie no es Fraus», pensó.

Fue incómodo porque sintió que estaba mintiendo.

Si Sophie no fuera Fraus, ni la emperatriz ni Kilian se habrían acercado a ella en primer lugar.

No habría habido risas, conversaciones ni bromas entre Sophie y Kilian.

Pero sólo Ian sabía la verdad.

Entonces, era porque sentía que estaba engañando a todos. Era inexperto en ocultarse y fingir.

Porque le molestaba, Ian siguió mirando a Sophie durante toda la fiesta del té.

Sophie alternaba entre mirar a Estelle y a la emperatriz, y luego hacer contacto visual con Kilian, entablando conversaciones silenciosas con él.

Sus expresiones cambiaban con frecuencia, volviéndose repentinamente seria, luego sorprendida, luego esbozando una amplia sonrisa, mirando a los demás, comiendo pasteles intactos, riendo con satisfacción y animando a Kilian a probar la comida que ella disfrutaba.

Y luego, cuando volvió a encontrarse con la mirada de Ian, pareció sorprendida.

—¿Qué pasa? ¿Tienes algo que decir?

Sophie le preguntó a Ian, quien la había estado observando desde hacía un momento.

—¿Está delicioso? —preguntó Ian.

Era un tono extraño, como si la estuviera provocando o preguntando genuinamente.

—¿Esto? —Sophie levantó el pudín de crema pastelera que había estado comiendo con una cuchara.

Ian asintió.

—Claro que está delicioso. Seguro que lo hizo el pastelero real. ¿Te apetece probarlo?

Sophie se preguntó si Ian no estaba comiendo porque estaba colocado demasiado lejos de él, así que sirvió el pudín directamente en su plato.

Ian miró el pudín amarillo en su plato.

Normalmente, era un alimento que ni siquiera tocaba. Generalmente le disgustaban los dulces, sobre todo el pudín de natillas, con su textura pastosa y pegajosa.

Pero hoy, ver a Sophie comer le pareció bastante apetitoso.

Le costaba apartar la mirada mientras ella tomaba el pudín con la cuchara y lo comía con los labios.

—Come.

Sophie instó a Ian nuevamente.

Ante su breve insistencia, Ian, de mala gana, tomó un bocado del pudín. El sabor cremoso, suave y dulce tocó su paladar.

—¿Está bueno?

—Sí —asintió Ian.

Sinceramente, no estaba seguro de si estaba bueno o no. Pero de algo estaba seguro: era más apetecible que antes.

Quizás era diferente cuando lo hacía el pastelero real.

—Tienes una reacción muy poco apetitosa —comentó Sophie, decepcionada por su respuesta, sacudiendo la cabeza.

Luego, accidentalmente golpeó con el tenedor la manga con volantes de su vestido.

Cuando el tenedor estaba a punto de caer debajo de la mesa, Kilian, que estaba concentrado en la conversación con la emperatriz y Estelle, extendió la mano y lo atrapó.

—Oh, gracias, Su Excelencia —dijo Sophie, avergonzada y sorprendida.

Ella pensó que él no estaba prestando atención, pero ¿la estaba mirando desde atrás?

Con una expresión de desconcierto en el rostro de Sophie, Kilian sonrió levemente. Al mismo tiempo, Ian se sintió extremadamente incómodo.

Cuando la atención de Kilian se centró en Sophie, naturalmente, Beatrice y Estelle también volvieron a centrar su atención en esa dirección.

—¿Lleváis ya bastante tiempo comprometidos? —preguntó Beatrice, al notar la cercanía entre Kilian y Sophie.

De hecho, habían pasado casi siete meses desde que ambos se comprometieron.

—Quizás sea un buen momento para empezar a considerar seriamente el matrimonio. Vuestra relación parece haberse fortalecido —sugirió.

Si bien no había una regla establecida sobre cuándo casarse después del compromiso, si no había motivos para demorarlo, lo típico era empezar a hablar del matrimonio poco después.

—Ya que Kilian ahora tiene algo de tiempo libre, ¿quizás valga la pena considerarlo seriamente?

Sophie miró a Kilian, sorprendida por el repentino tema del matrimonio.

Aunque casarse con él sería lo ideal, ¿era el momento adecuado para que hablaran de matrimonio?

Además, Sophie se preguntó qué impulsó a Beatriz a sacar el tema del matrimonio. En ese momento, llegó una respuesta desde otra dirección.

—Matrimonio… —Ian dejó su taza de té bruscamente—. ¿No deberíamos discutirlo más con Su Majestad y los padres?

Ian miró fríamente a Sophie.

Las alianzas matrimoniales eran un asunto familiar. Por lo tanto, independientemente de lo que cada uno deseara, la decisión final recaía en las familias.

—Sí, es cierto. Sería buena idea traer al conde y la condesa Fraus para hablar. No me importaría verlos casados pronto —añadió Beatrice.

Al oír esto, Ian miró severamente a Sophie.

Sophie frunció el ceño, confundida. ¿Por qué se peleaba con ella?

Ian parecía inusualmente tenso desde hacía un momento. Y parecía que estaba dirigiendo toda su frustración hacia Sophie.

Mientras Sophie se encontraba en una silenciosa batalla de voluntades con Ian, un nuevo invitado llegó a la fiesta del té.

—Su Majestad.

Dos sombras tenues se proyectaban sobre la mesa.

Al ver a los nuevos invitados, Kilian perdió la compostura y reveló sutilmente sus emociones en su rostro.

—¡Nicholas y el comandante Zenon de Ruchtainer!

Cuando la emperatriz se levantó para saludar a los invitados, todos los demás en la mesa hicieron lo mismo.

Parecía que Nicholas fue invitado personalmente por la emperatriz, mientras que Zenon parecía haber llegado brevemente por razones de negocios después de estar con Nicholas.

—Mis disculpas por la demora, Su Majestad.

Después de saludar a la emperatriz, Nicholas examinó a las personas reunidas alrededor de la mesa.

Entonces, su mirada se cruzó con la de Kilian.

—Parece que Su Excelencia también está presente…

—Ha pasado un tiempo, Nicholas.

Las palabras de Kilian hicieron que Nicholas se estremeciera ligeramente.

¿Tal vez a Nicholas le resultó incómodo que se dirigieran a él formalmente cuando Kilian normalmente lo llamaba “Nick”?

—¿Te has recuperado completamente?

—No tan bien como antes.

La conversación, que en circunstancias normales habría sido informal, se sintió extrañamente desconocida.

Mientras tanto, la emperatriz se volvió hacia Zenon.

—Sir Zenon, ¿le importaría acompañarnos un momento si tiene tiempo?

—Aunque sea solo por un momento, claro.

—Ah, por cierto, tanto Sir Zenon como Ian están aquí en esta reunión.

La emperatriz aplaudió con las manos en señal de aprobación.

—Estelle, ¿qué te parece si esta vez demuestras tus habilidades?

Beatrice sonrió y se volvió hacia Estelle.

—¿Ahora?

—Sí. Ruchtainer recluta nuevos caballeros regularmente en otoño, pero también contrata ocasionalmente a talentos excepcionales fuera de ese horario. Presumir ante Sir Zenon e Ian podría brindarte esa oportunidad —dijo Beatrice.

—Pero no estoy preparada y no estoy segura de si mi atuendo es apropiado para exhibirme adecuadamente hoy.

Estelle levantó el dobladillo de su vestido largo.

No era un atuendo adecuado para exhibir esgrima o arquería. Podría romperse, como la última vez en el baile.

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Capítulo 119

¿Desde cuándo eres el villano? Capítulo 119

Entonces, los únicos asistentes a la fiesta del té que Sophie conocía eran ella, Killian y Estelle.

Por lo tanto, no pudo evitar sorprenderse cuando se encontró con Ian en el Palacio de la Emperatriz.

—¿Por qué estás aquí, Ian?

—¿Por qué no lo estaría?

Ian parecía igualmente sorprendido.

—Estoy aquí porque me invitaron a la fiesta de hoy.

Sophie le mostró la invitación e Ian también presentó la suya.

Habían recibido sobres idénticos.

Cuando Sophie recibió su invitación, Ian parecía haber recibido la suya en el Ruchtainer, ya que ambos vivían en la misma casa, pero desconocían que iban a la misma fiesta.

«Qué dulce familia Fraus», pensó Sophie.

En ese momento, la mirada de Ian se dirigió hacia Killian, que estaba de pie junto a Sophie.

—Su Gracia, el Gran Duque, también ha sido invitado. ¿Cómo está la herida?

No era un tono de preocupación genuina, pero Killian respondió amablemente de todos modos.

—Gracias a un buen descanso, estoy bien. ¿Y usted, Sir Ian?

—Gracias.

Ian levantó las comisuras de los labios, pero su expresión era claramente muy, muy enojada. Sin embargo, Killian entabló una conversación casualmente con Ian a pesar de su expresión.

—Escuché que te hiciste cargo de la investigación del incidente de la Luna Negra.

—Sí. Parece que el asunto no se está resolviendo en la Jefatura de la Policía Militar.

—Eso mismo he oído yo. Debería resolverse a tu nivel, ¿no?

Killian parecía realmente preocupado.

Sophie se apretó entre los dos, sintiéndose nerviosa.

«¡Tómatelo en serio, Killian!»

¿Qué pasaría si Ian realmente atrapara la Luna Negra?

Sin embargo, contrariamente a las preocupaciones de Sophie, Killian continuó sin problemas la conversación con Ian.

Y cuando llegaron al jardín donde se preparaba la fiesta del té, fueron recibidos calurosamente por Beatrice.

Estelle ya había llegado y los estaba esperando.

Siguiendo las instrucciones de la reina, Ian, Sophie, Killian y Estelle se sentaron alrededor de una mesa redonda en ese orden.

Sobre el mantel blanco, había bandejas escalonadas llenas de sándwiches y postres variados, junto con juegos de té.

Sin darse cuenta, Sophie miró a su alrededor en busca de Elizabeth.

La reina debía ser cautelosa, pero ¿qué crimen pudo haber cometido Elisabeth? Un gato era solo un gato.

No había necesidad de renunciar a algo lindo sólo por problemas personales.

La reina notó que Sophie buscaba a Isabel y sonrió.

—Elizabeth está tomando una siesta hoy.

—Ah, claro…

Sophie se rio torpemente.

Qué lástima. Elisabeth era la única buena razón para venir al Palacio de la Emperatriz.

—Se suponía que Mikhail vendría con nosotros, pero no pudo porque estaba ocupado. Pensé que, como había jóvenes de la misma edad, se llevarían bien, pero es una pena.

Beatrice miró a su alrededor a los invitados reunidos.

Killian realmente pensó que era una suerte que Mikhail no viniera.

Habría sido incómodo encontrarlo aquí.

Desde su última discusión, los dos no habían vuelto a tener contacto.

Normalmente, alguien habría contactado primero para reconciliarse naturalmente, pero esta vez fue diferente.

Tal vez continuarían manteniendo la distancia el uno del otro en el futuro, pensó Killian.

—Hemos organizado esta reunión para expresar nuestra gratitud a Lady Sophie y Lady Estelle por su ayuda durante el último incidente con la bestia. No pudieron disfrutarlo como debían y tuvieron que irse a mitad de camino.

La reina miró a Sophie y Estelle por turno.

—Hemos invitado a Sir Ian y a Killian para agradecerles su esfuerzo durante el último torneo. Si bien es un placer conocerlos por separado, pensamos que sería más agradable reunirnos, ya que todos se conocen.

Beatrice sonrió cálidamente mientras servía el té.

Las razones para invitarlos parecían plausibles.

«Pero aún así, el lado de Estelle me molesta».

—Pensándolo bien, Ian y Estelle no se conocen, ¿verdad?

Beatrice, que estaba arreglando sus relaciones, preguntó a Ian y Estelle.

—Oh, no… Nos vimos una vez en el último baile.

—¿Es… eso así?

Ian frunció el ceño y miró a Estelle. Parecía que no recordaba nada.

Con el inusual cabello rosa de Estelle, debería haber sido memorable.

Además, no podía recordar después de haberle dicho cosas desafortunadas a Estelle, a quien conoció por primera vez ese día.

¿Su cerebro sólo sirve para entrenarse en Ruchtainer…?

«De hecho, a menudo el agresor no puede recordar, mientras que la víctima está destinada a recordar.»

Sophie pensó para sí misma, sacudiendo la cabeza hacia Ian.

La reina quiso presentarle a Ian a Estelle y se saludaron. Aunque ya se habían saludado, Estelle lo volvió a saludar como si fuera su primer encuentro.

Sin embargo, Ian, incapaz de controlar su expresión incluso frente a la reina, respondió al saludo de Estelle con una cara amarga, asintiendo brevemente.

Sophie sintió la necesidad de darle a Ian una buena palmada en la espalda.

—Sir Ian, Lady Estelle, o mejor dicho, ¿Sir Estelle en este contexto? En fin, Sir Estelle renunció a unirse al Orhel porque quería entrar en Ruchtainer.

La reina le dijo esto a Ian.

Entonces Ian miró a Estelle como si pudiera ver a través de ella y asintió, diciendo:

—Ah, ya lo recuerdo. También preguntaste por Ruchtainer en el baile.

—Sí. Es una dama excepcionalmente hábil. Incluso durante el incidente con las bestias, ayudó con destreza a gestionar las consecuencias. Un miembro digno de la familia Niore —elogió la emperatriz sobre Estelle.

Estelle parecía incómoda con el elogio y simplemente asintió modestamente.

—Cazar bestias siempre es una tarea difícil en el norte —respondió con humildad.

—Ahora que lo pienso, con esa cicatriz en tu cintura, parece que creciste aprendiendo esas cosas —Beatrice de repente mencionó la cicatriz de Estelle.

Killian se puso alerta inmediatamente.

¿Por qué mencionar la cicatriz? ¿Fue casualidad? ¿O sabía que un hijo ilegítimo tiene una cicatriz en la espalda?

Killian bebió su té tranquilamente mientras observaba a la emperatriz. Sin embargo, como nunca le había revelado a Sophie las condiciones ni las pruebas del hijo ilegítimo, ella no comprendió la importancia de esta conversación.

—Lamento haber arruinado el Baile Fundacional ese día, Su Majestad.

—Está bien. Me enteré de lo que pasó ese día. Bárbara también tenía sus defectos. ¿Pero cómo te hiciste una cicatriz tan grande? —preguntó la Emperatriz directamente.

¿Intentaba desenmascararla? ¿Quería que todos supieran que Estelle es una hija ilegítima?

Killian mantuvo su expresión neutral mientras los observaba a ambos.

—Ha estado ahí desde que era joven.

—¿Desde que eras joven?

—Antes de que me adoptaran. Así que no sé cómo pasó.

—¿De verdad? Mmm...

Cuando Beatrice asintió en señal de comprensión, su mirada se dirigió brevemente a Killian.

Killian la miró a los ojos sin dudarlo ni un instante y bajó suavemente su taza de té.

—Por cierto, tanto Killian como Sir Ian parecen haberse recuperado bien de sus heridas —Beatrice cambió de tema casualmente, poniendo a prueba a Killian.

—Si alguno de vosotros tiene alguna queja persistente desde nuestro último encuentro, sentíos libres de expresarla aquí —agregó la emperatriz, aparentemente intentando reconciliar a los dos.

Sin embargo, el rostro de Ian estaba lleno de amargura.

En lugar de airear los agravios que aún tenía, su expresión parecía sugerir que podría crear más agravios antes de irse.

Sophie no pudo evitar poner los ojos en blanco ante el comportamiento de su hermano.

«¿Cómo lograba interactuar socialmente con un rostro tan expresivo?», se preguntó.

Incluso si había pertenecido a la Orden de Caballeros desde la infancia, debía de tener cosas que aprender. ¿Acaso solo confió en sus habilidades para llegar tan lejos?

Sophie suspiró por dentro.

Beatrice parecía estar consciente de su naturaleza temperamental, pero no hizo ningún comentario sobre su expresión visiblemente irritada. Tal vez ésta era la manera que tenía Ian de navegar por el mundo, pensó Sophie.

—Ah, y Killian, podrías aconsejarme sobre cómo atrapar a la Luna Negra. Al fin y al cabo, ya has llevado casos como este —sugirió Beatrice.

—Aún no he podido encontrar nada, así que ¿cómo puedo aconsejar a Sir Ian? No soy digno —respondió Killian con modestia, lo que provocó una sutil tensión entre él e Ian.

Sentada entre los dos, Sophie se sentía cada vez más incómoda.

Quizás hubiera sido mejor sentarlos uno al lado del otro.

No, no podía colocar al precioso Killian al lado del desafortunado Ian.

—Entiendo que todos los datos de la policía militar también se han compartido con Sir Ian. He organizado la información lo más exhaustivamente posible, así que deberías poder manejarla —aseguró Killian.

Ian giró rápidamente la cabeza ante las palabras de Killian.

Parecía que quería decir algo como "sí, claro", pero se contuvo frente a la emperatriz.

—De acuerdo. Confío en que Sir Ian sea capaz; por eso le he confiado esta tarea.

Beatrice le sonrió a Ian.

Sophie no pudo evitar preocuparse de que Ian pudiera terminar siendo ejecutado por la emperatriz.

—Ahora que lo pienso, Ian y Sophie son hermanos, ¿verdad? Os parecéis bastante —comentó Beatrice, observándolos.

¿Iguales? ¿Dónde? Sophie se sintió desconcertada.

Pero la expresión de Ian permaneció fría e indiferente.

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Capítulo 118

¿Desde cuándo eres el villano? Capítulo 118

—¿Te comportas así porque quieres ese collar? ¡Qué infantil!

Al final, Sophie logró mantener el collar de Labrert a salvo.

—¡Cualquiera que viera esto pensaría que he robado el collar de la condesa…!

¿Infantil? ¿Quién está siendo infantil aquí?

Sophie guardó cuidadosamente el collar en un cajón con cerradura.

Ella desperdició su energía en cosas innecesarias.

—¡El collar no es importante ahora!

Sophie volvió a sacar la invitación a la fiesta del té.

Aunque no pudo verlo bien antes debido a la lucha con el conde y la condesa, decía claramente...

[Parece que eres amiga de Lady Estelle. Lady Estelle también está invitada. Además, Lady Estelle pasó por un momento muy difícil ese día.]

La emperatriz invitó a Estelle.

Quizás invitar a Sophie fue sólo una excusa para traer a Estelle.

«Al menos debería hablar con Kilian primero». Kilian estaba muy preocupado cuando Sophie y Estelle entraron solas al palacio la última vez.

Si se enterara después sin decir nada se pondría furioso.

Como excusa, Sophie se dirigió a la mansión del Duque para ver el rostro de Kilian y preguntar por Rosario.

Pero…

—A mí también me han invitado.

—¿Sí…?"

Sophie parpadeó con sus ojos redondos.

—Se menciona que tú y Lady Estelle también estáis invitadas.

Kilian le mostró a Sophie su propia invitación al sentarse a su lado. Era la misma invitación que Sophie había recibido.

—¿Solo estamos Estelle y nosotros invitados?

—No estoy seguro. De todas formas, no será una gran fiesta. A la emperatriz no le gustan las reuniones con mucha gente, a menos que sea un evento importante como el Día de la Fundación; prefiere reuniones donde la conversación pueda ser más centrada.

Kilian mencionó que a Beatrice le gustaba invitar solo a las personas que cabían en una mesa para poder concentrarse en la conversación. Quizás quería confirmar algo invitando a Kilian y Sophie.

—¿Asistirás?

Sophie preguntó y Kilian asintió con la cabeza una vez.

—No es que tenga motivos para negarme, sabiendo que estoy lo suficientemente bien para la vida diaria y que no tengo ningún trabajo asignado por el momento —comentó Kilian.

Sin obligaciones policiales militares, ni siquiera podía fingir que estaba ocupado.

—Y… si invitan a la señorita Estelle, yo también estoy preocupado.

—Siento lo mismo.

No tenían intención de evitarlo, a pesar de no saber por qué la emperatriz los invitó.

—Por cierto, Excelencia, escuché algo extraño recientemente.

—¿Extraño?

—Ian estaba hablando con mi padre y mencionó que Rosario estaba relacionado con la Luna Negra...

Una sombra cruzó el rostro de Kilian ante la pregunta de Sophie, luego asintió.

—En efecto. ¿Por qué no me lo contaste?

—No creí necesario explicar todos los detalles. No es importante.

—Si es un rastro dejado por la Luna Negra, parece muy importante.

Sophie abrió mucho los ojos y lo presionó con su mirada.

—¿Por qué no mencionaste algo tan importante?

—No es mi rastro, está relacionado con la emperatriz.

Kilian lo admitió sinceramente.

Aquellos que habían estado ocultando la verdad sobre el niño ilegítimo tenían a Rosario.

—Si no es para investigar el caso, no es importante…

—¡Es importante! Lo ocultaste a propósito, ¿verdad?

Los ojos de Sophie se agudizaron.

Ella sabía desde antes que Kilian no quería involucrarla profundamente en este asunto.

Kilian la miró en silencio.

—Sophie, esto es asunto mío. —Él sólo usaba el término cariñoso cuando era cobarde—. No tienes que involucrarte en todo. Te pediré ayuda cuando la necesite. Así que no te preocupes demasiado.

La voz de Kilian era tranquila y suave.

Con solo escuchar su voz el incidente de la Luna Negra pareció nada.

Pero tras recibir el collar de Labrert, Sophie recordó las últimas palabras de Kilian de la obra original, que había olvidado momentáneamente.

Si Kilian tenía una mala costumbre, era que siempre intentaba cargar con todo él mismo.

Al igual que soportó las cadenas de la villanía en lugar de reunir el coraje para decirle la verdad a Mikhail.

Era el tipo de persona que preferiría apuñalarse el corazón antes que hacer llorar a su ser amado.

Quizás era natural para él tener esa personalidad.

Habiendo perdido a sus padres en un terrible accidente a temprana edad, siempre tuvo que cargar con todo solo. Sin decírselo a nadie, cargó solo con todos esos recuerdos y cicatrices. ¿Será por eso? Quería proteger a su ser querido con más desesperación que nadie.

—Yo tampoco quiero preocuparme por eso, pero Ian está investigando ese asunto.

—…Lo sé.

—Y se dice que sólo nuestra familia puede traer el Rosario.

—Eso es correcto a través de los canales oficiales.

—¿La emperatriz introdujo de contrabando a Rosario?

—Es posible.

—Entonces, ¿la emperatriz tuvo la amabilidad de organizar nuestro compromiso, teniendo en cuenta que yo, que alguna vez fui sirvienta en el ático de Fraus, y tú?

Cuando Sophie hizo una pregunta penetrante, Kilian no pudo responder.

Su compromiso fue inicialmente decisión de la emperatriz. También implicaba algún tipo de acuerdo entre ella y la familia Fraus.

La inteligente emperatriz no habría elegido al azar a cualquier dama de compañía para que estuviera al lado de Kilian.

—Creo que nuestra familia podría haber estado involucrada en el asunto Rosario. Aunque sea un poco.

—Sophie, ya basta.

Kilian interrumpió las palabras de Sophie.

Sophie se dio cuenta de esto en ese momento cuando encontró la mirada de Kilian.

—Tú también lo sabías. No hay manera de que no lo supieras. Debiste haber dudado de este compromiso antes que nadie. ¿Por qué la emperatriz me unió a ti? ¿Por qué tuvo que ser la familia Fraus?

Entonces Kilian ladeó levemente la cabeza y rozó sus labios con los de ella. El corazón de Sophie se aceleró descontroladamente ante el breve roce de sus labios, que se encontraron y luego se separaron.

El tema de conversación parecía incómodo, como si estuviera tratando de cambiar el tema a algo más coqueto.

Antes de que Sophie pudiera siquiera darse cuenta, sus dedos se deslizaron a través del espacio entre sus manos entrelazadas.

—Te extrañé —dijo mientras rodeaba con su otra mano la cintura de Sophie—. O pensé en ti ayer —continuó.

Porque estaban tan cerca que sus piernas se entrelazaron como si se superpusieran.

—O sea, hoy hace un calor inusual —añadió.

En un instante, su mirada se volvió intensa, provocando que Sophie tragara saliva nerviosamente.

De hecho, hoy hacía un calor inusual. Tenía la cara enrojecida y el pecho caliente hasta el punto de asfixiarse.

Aún no era ni siquiera verano.

Los ojos de Kilian, tan rojos como el sol, descendieron sobre Sophie.

Y entonces sus labios se acercaron a los de ella nuevamente, más cerca de ella esta vez.

—O tal vez te amo —susurró mientras sus labios presionaban contra los de ella una vez más.

Mientras la mano de Sophie se tensaba con nerviosismo, Kilian sujetó firmemente sus manos entrelazadas.

—Creo que necesito expresar esos sentimientos un poco más —dijo antes de que sus labios se adentraran más en los de Sophie.

Sus labios se encontraron y sus respiraciones se mezclaron.

Sus largas piernas se envolvieron alrededor de las de ella, abrazándola fuertemente.

Sophie intentó retirar las piernas, sorprendida, pero Kilian no la soltó.

—K…Kilian, la herida… —logró murmurar Sophie entre sus respiraciones ligeramente entrecortadas.

Estaba preocupada por su muslo lesionado.

Pero…

—No importa —dijo Kilian antes de besarla de nuevo.

 

Athena: Oh… jeje.

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Capítulo 117

¿Desde cuándo eres el villano? Capítulo 117

—Entonces, ¿has venido a hacer realidad ese sueño, Príncipe de la Ruina, Mikhail von Orhel? ¿Para cumplir ese sueño de cortarme la garganta y destrozar mis extremidades?

Mikhail se mordió el labio ante las palabras de Killian.

—Tú… tú no eres el Killian que yo conocía. Has cambiado por completo.

Mikhail miró a Killian.

Los ojos de Killian, que una vez brillaron con esplendor, ahora estaban opacos y nublados. Su postura, que alguna vez fue recta, se había derrumbado ligeramente, emitiendo una atmósfera diferente a la anterior.

De repente, Killian puso sus ojos rojos y nublados en blanco y sonrió.

—¿Ah, sí? Siempre he sido yo. Desde la primera vez que te conocí en este palacio, he sido el mismo.

Killian miró a Mikhail a los ojos. En la comisura de su boca se dibujaba un dejo de burla, como si se estuviera burlando de él.

Los lectores llamaron a Killian psicópata.

Un asesino que desde joven soñó con la rebelión sin conocer la gratitud.

Pero tal vez en ese momento, Killian esperaba que Mikhail reconociera su sinceridad.

Nada ha cambiado desde antes. El hermano que conociste era el mismo de siempre.

Pero la sinceridad tácita no puede convertirse en verdad.

Killian se convirtió en el villano, la oveja negra. Y al final, como siempre, gana el protagonista.

—Al final resultó así.

Su sonrisa relajada ante la muerte le provocó escalofríos a Mikhail. Como si todo hubiera ido según lo previsto, una sonrisa sin rastro de arrepentimiento.

—Cuida a Estelle por mí.

—¡Cállate…! ¿Crees que tienes derecho a mencionar a Estelle?

Mikhail apretó los dientes y las lágrimas corrieron por su rostro.

Killian se rio de él.

—Te ves bastante aterrador cuando lloras.

Mikhail, enfurecido, pateó las piernas de Killian, quien cayó al suelo. Mikhail agarró la cabeza caída de Killian y lo obligó a mirar hacia arriba.

—Pide perdón a aquellos a quienes mataste… ¡Mi padre y mi madre!

Mikhail intentó extraerle una disculpa y penitencia a Killian.

Pero…

—No puedo.

—¡Discúlpate!

Mikhail amenazó a Killian con un cuchillo en la garganta, pero Killian se limitó a sonreír y negó con la cabeza.

Incluso cuando Mikhail le apuñaló el brazo, causándole más dolor, persistió y se negaba a pronunciar una palabra de disculpa. Al final, como siempre ocurre con el antagonista, Killian encontró la muerte a manos del protagonista.

«Ahora que lo pienso…»

Recordó las últimas partes de la novela que había leído por encima como excusa. No, tal vez había evitado pensar en ellas deliberadamente.

Ella simplemente había ignorado su historia, sabiendo que él era el villano que murió en la obra original. Pero ahora, después de ver el collar, los detalles de los momentos finales de Killian en la obra original inundaron su mente.

Sophie se sintió extraña.

Por supuesto, el collar probablemente no poseía ningún poder especial.

En este mundo no había dioses ni espíritus reales.

El hecho de que la victoria siguiera allí donde estuviera este collar era sólo una coincidencia, una superstición. Sin embargo, incluso si era superstición, Sophie de alguna manera se sintió aliviada al saber que ahora poseía el collar de Labrert.

Tal vez, así como los clichés se aplicaban en este mundo, los dispositivos simbólicos como el collar de Labrert también podrían aplicarse.

Quizás pareciera supersticioso, pero no había nada malo en tenerlo.

Entonces, el sirviente sacó un sobre de seda de su bolsillo y se lo entregó a Sophie.

—Y Su Majestad me ordenó que le diera esto también.

Era el mismo tipo de sobre que Estelle había recibido de la emperatriz la última vez.

—Como tiene algo de tiempo, puede enviar a alguien al palacio mañana para informarles sobre su asistencia.

El sirviente así lo dijo y regresó al palacio con los sirvientes.

Después de que pasó una breve y gigantesca tormenta, Sophie miró el collar de Labrert y el sobre de seda.

Aunque el collar de Labrert era una cosa, ¿de qué se trataba esta invitación?

«¿Porque me siguen llamando? Seguramente no es para jugar con Elisabeth. ¿No estarán planeando algo extraño…?»

Mientras pensaba eso, la mano de alguien con cierta impaciencia le arrebató la caja del collar que sostenía.

—Esto pertenece a nuestra familia, así que déjame quedármelo.

Rubisella levantó orgullosa la barbilla y abrazó la caja como si fuera suya. Luego la abrió, sonrió satisfecha y admiró el collar.

Sophie miró a Rubisella con expresión desconcertada.

—Es un artículo que recibí, ¿por qué lo guarda, señora?

—¿No es su artículo esencialmente el artículo de nuestra familia?

La desvergonzada condesa miró a su marido y dijo:

—¿No es así?

En respuesta, el conde asintió con satisfacción.

—Entonces, ¿no eres tú también una Fraus?

Sophie se quedó sin palabras.

Hasta ahora, nunca se había reconocido como una Fraus, y de repente ser tratada como tal fue algo inesperado.

Fue un momento en el que se dio cuenta de que, independientemente de si era la condesa o el conde, solo eran humanos como ella, aunque nunca se habían enfrentado antes.

—Ian guarda la espada que le otorgó Su Majestad en su habitación.

—Bueno, Ian usa la espada, ¿no?

—Yo también llevo el collar.

Sophie respondió sarcásticamente.

En verdad, se sentía incómoda por los objetos enviados por la emperatriz. Sin embargo, no era otro que el collar de Labrert.

«No quiero que esa gente ponga sus manos en este collar».

Incluso aunque fuera superstición, no quería entregárselo a aquellas personas en una situación en la que no había razón para renunciar a él.

—Después de todo, ni siquiera puedes usar este collar, ¿verdad?

Rubisella señaló la parte rota del collar.

—Ian también tiene una espada aparte para usar, ¿no? La espada que le otorgó Su Majestad se mantuvo solo como decoración.

Inicialmente, la espada entregada por el emperador no estaba destinada al combate: era adornada y pesada.

Era poco probable que Ian manejara una espada tan ineficaz.

Usarlo como decoración interior era similar a la espada de Ian o al collar de Labrert.

«¿Cuándo empezó esta mujer a contestarme?»

Incapaz de encontrar más respuestas, Rubisella guardó silencio y el conde intervino.

—Si la cabeza de familia ha tomado una decisión, ¡entonces hay que obedecerla obedientemente! ¡Se ha vuelto demasiado atrevida desde que se comprometió con el duque…!

El conde tocó la frente de Sophie con el dedo.

Sin nada más que decir, encarnó la típica figura patriarcal, intentando afirmar su autoridad.

Todavía parecían creer que Sophie obedecería y seguiría su autoridad sin ninguna rebelión. Sin embargo, desafortunadamente para ellos, la Sophie actual no es la misma que la de antes.

—Creo que ya es hora, todo el mundo lo sabe…

Si bien había habido varios enfrentamientos con Rubisella hasta ahora, la condesa nunca había tenido una conversación adecuada con Sophie.

Entonces, parecía que no habían comprendido del todo cómo había cambiado Sophie...

—Si no fuera por nosotros, te habrías congelado en la calle. Sin nosotros, no eres nada, ¿entiendes?

El conde reprendió a Sophie con dureza, su barba temblando intensamente. Escupió mientras hablaba, obligando a Sophie a limpiarse la mejilla.

—Todo lo que tienes ahora, tu ropa, comida y alojamiento, incluso tu compromiso con el duque Rivelon, es todo gracias a nosotros. No te atrevas a actuar como si fueras algo especial. En esta casa, no eres nada.

Continuando con su ataque verbal, el conde parecía decidido a quebrarla esta vez.

En respuesta, Sophie bajó débilmente la cabeza y asintió.

—Tienes razón. No tengo ningún poder en esta casa para oponerme al conde y a la condesa.

Sophie respondió dócilmente, indicando su disposición a entregarles el collar.

Rubisella sonrió ante la actitud sumisa de Sophie, como si dijera: "Mírala, pretendiendo ser noble cuando en realidad es una pusilánime".

El conde también sonrió satisfecho ante la conformidad de Sophie.

—Sabía que iba a resultar así desde el principio. Tsk.

Cuando el conde estaba a punto de volver su mirada hacia el collar de Labrert, se detuvo.

—Pero esperemos y veremos…

Sophie, que antes se había mostrado mansa, ahora abrió con valentía el sobre de seda que le había dado el chambelán.

Como era de esperar, dentro del sobre había una invitación de la Emperatriz.

—Su Majestad la emperatriz me ha invitado gentilmente a la fiesta del té.

Sophie sonrió mientras leía la invitación.

Ante sus palabras, la atención de los dos se volvió hacia Sophie.

—Cuando vaya, seguramente me preguntará por el collar de Labrert… Pero como la condesa me lo quitó casi tan pronto como lo recibí, ni siquiera pude verlo bien.

Sophie se encogió de hombros y bajó las cejas. Ante su gesto, los rostros del conde y la condesa se congelaron con frialdad.

—¿Nos estás amenazando?

—¿Amenaza? ¿Tengo el poder de amenazarlos a los dos? No soy nada en esta casa, ¿recordáis?

Sophie fingió inocencia, adoptando una postura delicada.

El conde y la condesa necesitaban comprender. Si bien ella podría no ser nada en esta casa, fuera de estos muros, ella era quien derrotó a la bestia demoníaca y se ganó el favor de la emperatriz.

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Capítulo 116

¿Desde cuándo eres el villano? Capítulo 116

«Negarse a unirse a Orhel…»

Beatrice se enfureció por la audacia de Estelle al rechazar la propuesta de la emperatriz.

La expresión confiada de Estelle mientras expresaba su decisión sin dudarlo molestó a Beatrice.

Aunque tenía una actitud bastante indulgente con los niños pequeños, incluso las cosas más pequeñas sobre Estelle la ponían de los nervios.

Después de todo, Estelle Niore era la hija ilegítima del emperador.

Cualquier cosa relacionada con ella volvía a Beatrice hipersensible, hasta el punto incluso de ser irracional.

Hiciera lo que hiciera, nunca lucía agradable.

Incluso la excepcional belleza de Estelle le pareció a Beatrice una explicación de por qué el Emperador estaría enamorado de esa esclava.

—¿Quizás… ella no lo sabe todo?

Para un caballero, la admisión en la Orden de Orhel era algo por lo que estar agradecido.

Beatrice no esperaba que ella se negara, por lo que decidió que necesitaba vigilar más de cerca a Estelle.

«Estaba planeando mantenerla cerca y observar, pero parece que no será fácil».

Sin embargo, Beatrice pronto recuperó la compostura.

Después de todo, ella solo había hecho la oferta porque quería tenerla cerca y poder usarla cuando quisiera. No había ningún impedimento para cumplir lo que ella quería.

«Lo que más me preocupa es el asunto de la Luna Negra…»

Beatrice decidió abordar esa cuestión en primer lugar.

Y para resolverlo, necesitaba abordar la mayor sospecha.

«¿Debería colocar la trampa final?»

Beatrice sonrió con labios carmesí.

Al día siguiente.

—¿A quién le envió esto Su Majestad la emperatriz?

—Esto es para la señorita Sophie del Condado Fraus.

Los ojos del conde Fraus y Rubisella se abrieron como platos, como si estuvieran a punto de salirse de sus órbitas. Esto se debía a que el collar había sido enviado desde el palacio a nombre de Sophie.

—¿Mi invitado ha llegado?

Sophie, que acababa de oír la noticia, bajó corriendo las escaleras.

Cuando Sophie salió corriendo hacia la entrada, un grupo que llevaba la bandera real y una lujosa caja la estaban esperando.

—¿Q-qué es esto?

Sorprendida, Sophie preguntó, y el asistente del palacio se lo explicó nuevamente.

—Su Majestad la emperatriz ha enviado una recompensa por salvarle la vida la última vez.

—¿Cuándo fui capaz de… salvar la vida de la emperatriz?

Oh, el incidente con la bestia.

Ella se había olvidado por completo de ello en medio de todo el caos del lado de Killian.

Cuando Sophie se dio cuenta tardíamente de esto, la gente de la residencia del conde volvió su mirada hacia ella.

—¿Salvaste la vida de la emperatriz?

—¿Cómo?

El conde y la condesa de Fraus preguntaron con curiosidad. El encargado dio un paso adelante para explicar.

—¿No han oído sobre el incidente con las bestias durante la reunión de la emperatriz?

—¿El incidente con las bestias? ¿Estás hablando del absurdo rumor de que Sophie mató a una bestia? —El conde Fraus preguntó.

Recientemente había circulado un extraño rumor de que Sophie había matado a una bestia en el palacio. Sin embargo, era demasiado absurdo para que alguien lo creyera.

—No es un rumor, es la verdad. Todos los que estábamos allí ese día, incluido yo, lo vimos. Ella mató a la bestia de un solo golpe.

—B-bueno… no la maté, solo lo dejé inconsciente.

Sophie bajó la cabeza, sintiéndose incómoda bajo el intenso escrutinio.

Fue un intento de cambiar el futuro, pero mirando atrás, lo que ocurrió ese día fue bastante notable.

El asistente mencionó que cuando Lady Chanelia publicara el tabloide especial del Día de la Fundación, era probable que esta noticia también apareciera.

—Cuando el tabloide se difunda, otros se darán cuenta de que el rumor es cierto.

Y justo a tiempo, el sirviente trajo algo que valía la pena escribir en el boletín.

—Este es un regalo de Su Majestad la emperatriz, en reconocimiento a su valentía —dijo el asistente, abriendo la caja que sostenía.

Dentro había un collar deslumbrante, incluso para el ojo inexperto de Sophie.

—¿Podría ser esto…?

—Es el collar Labrert. Es un tesoro que ha estado en posesión de la familia real durante mucho tiempo.

El asistente le explicó el collar.

Un tesoro de la familia real Swerhill, conquistado por el Imperio hace décadas.

Labrert era el nombre del dios de la victoria en la mitología del reino de Swerhill.

Como sugería su nombre, era un tesoro legendario que garantizaba la victoria a quien lo llevara en batalla.

Cuenta la leyenda que cuando la familia real de Swerhill cayó, un general del Imperio cortó el collar de la princesa de Swerhill, que lo llevaba, y ganó la batalla.

Por supuesto, ahora que el reino había caído, la leyenda de la familia real ya no tenía importancia en el Imperio, pero seguía siendo un tesoro de una familia real.

Nadie negaba el valor de la historia profunda y las historias asociadas a ella.

—¡Pensar que Su Majestad la emperatriz le otorgaría semejante regalo a Sophie!

El conde Fraus miró el collar y luego a Sophie.

Ni siquiera el conde Fraus había recibido jamás un tesoro semejante de la familia imperial.

Por supuesto, el collar Labrert en sí no era particularmente caro.

Era llamativo, pero como se trataba de un collar antiguo, su artesanía era tosca y la calidad de las joyas en sí no era excepcional.

En términos de valor material, los collares que poseía Rubisella serían mucho más caros.

¿Pero no había un honor que provenga del valor del nombre y de la historia?

Y eso era precisamente lo que más le gustaba al conde.

Aunque el conde Fraus tenía un alto título, muchos lo consideraban un simple comerciante debido a sus negocios.

La familia Fraus era rica, pero él siempre buscó más honor.

La gente naturalmente desea lo que no puede tener.

Así que, el hecho de que Ian le trajera honor y mérito la hizo más feliz que cualquier otra cosa.

—¿Puedo aceptar algo así?

—El coraje que demostró hacia la emperatriz merece reconocimiento —dijo el asistente, entregándole el collar a Sophie con el debido respeto.

Sophie recibió la caja que contenía el collar con un sentimiento de desconcierto.

Mientras examinaba el collar brillante, notó que la parte que lo conectaba parecía estar cortada. Parecía ser la parte que se cortó cuando cayó la familia real.

«Probablemente no sea algo que usarías para un baile ni nada por el estilo», pensó Sophie torpemente mientras sostenía la caja.

Era extraño estar encantado con algo asociado con la familia real caída, incluso si se consideraba un tesoro.

Sobre todo…

«Este collar… me resulta familiar».

A veces los humanos recordamos cosas muy triviales.

Es como ir al cine, no recordar la trama, pero recordar el curry que comió el protagonista y querer comer curry.

Para Sophie, ocurrió lo mismo con este collar.

«Este es… el verdadero Collar de la Victoria».

Uno de los muchos recursos utilizados en las novelas para hacer avanzar la trama.

Quien posea este collar verdaderamente gana.

Incluso cuando Killian se rebeló y tomó el Imperio, este collar estaba en sus manos. Bueno, no literalmente.

Sin embargo, Killian estaba al borde del colapso y luego tomó el control del Tesoro Imperial, donde se almacenaba este collar, y comenzó a ascender al poder.

Y lo mismo ocurrió antes de que Killian muriera.

«Killian envió este collar como regalo a Estelle después de usurpar el trono».

¿Por qué este collar? ¿Porque era un tesoro?

Fuera coincidencia o no, después de eso la marea cambió a favor de Mikhail.

Con el collar brillante frente a ella, Sophie recordó los momentos finales con Killian que había olvidado.

Killian mató al emperador y a la emperatriz, que eran como sus padres, y se apoderó del palacio. Fue cuando Mikhail estuvo momentáneamente ausente del trono.

Después de eso, Mikhail tuvo que esconderse de los ojos de Killian.

Killian declaró culpable a la familia imperial, pero Mikhail no le creyó. Al menos en la obra original, Killian era el villano.

Mikhail no podía creer la traición de Killian, a quien apreciaba como a un hermano, y sufría de tristeza, ira y frustración.

Fue Estelle quien corrigió a Mikhail, quien estaba loco por la traición.

Ella tiró de Mikhail, que estaba inmerso en la confusión y el sufrimiento, para levantarlo.

Gracias a su persuasión, Mikhail, que había vuelto a sus cabales, y Killian, que había vuelto, se encontraron de nuevo frente al trono.

—Por fin has llegado, hermano —Killian sonrió al ver a Mikhail regresar al palacio.

La gente comentó que su sonrisa era siniestra.

Incluso en una situación tan desesperada donde la muerte era inminente, la sonrisa de Killian, levantando las comisuras de su boca, debe haber sido lo suficientemente terrible como para hacer que Mikhail quisiera matarlo.

—¡No me llames hermano con esa boca, traidor…! —Mikhail no podía perdonar a un Killian así.

Era natural no perdonar. Killian era un criminal que había asesinado a su familia y usurpado el trono ilegalmente.

Si bien hubo muchos que siguieron a Killian como Emperador, también hubo muchos que esperaban que Mikhail recuperara el trono de Orhel.

—Traidor…

Killian reflexionó sobre la palabra que Mikhail usó para dirigirse a él.

—He estado esperando este día durante bastante tiempo.

Killian habló con Mikhail, quien no pudo ocultar su enojo hacia él.

Fue realmente una actitud relajada.

Como si todos los preparativos para esta situación se hubieran completado.

Pero… Sophie ahora entendía.

Su sonrisa al mirar a Mikhail no era una señal de desprecio.

Killian era alguien que admiraba y respetaba a Mikhail más que nadie.

«¿Cuáles fueron los sentimientos de Killian cuando se enfrentó a Mikhail en ese entonces?»

¿Qué sentía Killian cuando se enfrentó nuevamente a Mikhail? ¿Qué sentimientos albergaba mientras esperaba a Mikhail?

Pero en la novela, las emociones de Killian no se revelaron, solo la ira y la traición de Mikhail llenaron las páginas.

—Yo también. Todas las noches sueño con cortarte el cuello y destrozarte las extremidades.

—…Qué sueño tan espléndido.

Killian se rio entre dientes ante la voz llena de odio de Mikhail.

¡Qué sueño tan espléndido en verdad!

Killian debía haber sabido lo crueles que eran esas palabras para Mikhail, quien había sufrido todos los días.

Él conocía a Mikhail mejor que nadie.

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Capítulo 115

¿Desde cuándo eres el villano? Capítulo 115

Sophie estaba en el frío ático, sin saber con qué casa estaría comprometida.

Ian, en su frustración, una vez más contempló hacer algo para demostrar su valía frente a ella.

Tal vez se burlaría de su lamentable estado alardeando de sus logros en la reciente batalla, o podría convocarla simplemente para asignarle alguna tarea trivial mientras ella descansaba.

—¿Dónde está Sophie?

—Ella se fue a su habitación antes.

—Tráela aquí.

Ian le ordenó a un sirviente que fuera a buscar a Sophie. Tenía la intención de mantenerla a su lado y encontrar algunas tareas para mantenerla ocupada.

Sin embargo…

—Ella no está en su habitación.

Sophie no estaba por ningún lado. Ian interrogó a los sirvientes, pero nadie parecía saber dónde estaba.

¿Podría ser que en una propiedad tan grandiosa nadie sepa dónde está?

No podía haber ido muy lejos y probablemente tenía lugares específicos que frecuentaba.

Ian incluso le preguntó a la sirvienta que normalmente atendía a Sophie, pero ella parecía desinteresada en el paradero de Sophie.

Ian terminó despidiendo a ese sirviente y asignando uno nuevo; como resultado, Jenny, que había apostado por el estado de compromiso de Sophie, perdió y se convirtió en la asistente de Sophie.

De todos modos, Ian decidió buscar a Sophie él mismo.

A pesar de que le dijeron que no estaba en el anexo, Ian buscó minuciosamente tanto la casa principal como la de invitados, pero Sophie no estaba a la vista.

Con el invierno acortando los días y fuertes nevadas afuera, el jardín estaba tenuemente iluminado y los sirvientes miraban fijamente la nieve acumulada.

Seguramente ella no estaría afuera con este clima.

A pesar de pensar eso, la ansiedad de Ian creció al no poder encontrar a Sophie, lo que lo impulsó a ponerse las botas y aventurarse en el jardín cubierto de nieve.

El ático del anexo estaba oscuro.

Parecía seguro que estaba ausente con ese frío, pero Ian incluso consideró subir al ático para comprobar si estaba allí.

Y no mucho después, encontró a Sophie detrás del pozo en la parte trasera del anexo.

Sus orejas, nariz y mejillas estaban de un rojo intenso, al igual que todo su rostro.

Estaba sentada junto al pozo, sus labios azules temblaban mientras exhalaba el aire, su expresión era vacía.

En su mano había un pequeño vaso.

Al ver a Ian, Sophie se levantó del pozo.

—Sophie.

Mientras él la llamaba por su nombre, Sophie se movió apresuradamente detrás del pozo, como si intentara escapar.

Pero ya fuera porque su cuerpo estaba congelado o intoxicado por el alcohol, Sophie se tambaleó y se desplomó bajo la gruesa capa de nieve.

—¡Sophie!

Ian corrió y la levantó.

Sus manos estaban tan frías como el hielo.

—¿Qué haces aquí? ¿Por qué no estás dentro?

Ian, ya enojado por la noticia del compromiso de Sophie, gritó ante la lastimosa visión de Sophie.

Entonces Sophie levantó la cabeza y lo miró.

Hasta ahora, Sophie siempre había encogido los hombros, bajado la cabeza y evitado su mirada. Pero algo era diferente ese día. Sophie lo miró a los ojos y lo miró con una mirada desconocida.

Entonces ella sonrió traviesamente.

—Ian… ¿te concedo un deseo?

—¿Qué?

—Por coincidencia, parece que el deseo de un caballero extraordinario como tú y el mío coincidirían perfectamente.

Ya sea por su falta de sobriedad o por su estado de ebriedad, Sophie murmuró débilmente, temblando por todas partes.

Luego retiró el brazo del agarre de Ian.

—Probablemente desearías que desapareciera… ¿verdad?

Sophie sonrió con sus labios congelados y parlanchines.

Su sonrisa era tan desconocida que Ian se sintió confundido.

—Yo también.

Con esas palabras, Sophie se alejó de él y se dirigió hacia el pozo.

—Hoy espero que nuestros deseos se hagan realidad. ¿No lo crees…?

La visión de la débil sonrisa de Sophie hizo que el corazón de Ian se acelerara de inquietud.

Y como para demostrar el motivo de su ansiedad, el cuerpo de Sophie, de pie junto al pozo, se inclinó débilmente.

—¡Sophie!

Pasó en un instante.

Extendió rápidamente la mano y atrapó a Sophie. Luego la atrajo hacia sus brazos. El cuerpo de Sophie estaba tan frío como si hubiera abrazado una bola de nieve.

—¿¡Estás loca!?

Ian gritó sin dejarla ir.

Su pecho se apretó como si la cuerda que había colgado en alto se hubiera roto de repente.

Aunque Sophie luchó por liberarse, Ian no la liberó.

—Deja ir esto.

—¿Crees que te dejaré ir?

Sophie expresó su disgusto, pero, de todos modos, el pasatiempo de Ian era hacer cosas que a Sophie no le gustaban.

Arrastró a Sophie a la fuerza de regreso al anexo. Arrojó a Sophie sobre el desgastado sofá del primer piso del anexo, encendió la luz y la miró como si quisiera matarla.

Entonces Sophie lo miró con expresión burlona y dijo:

—Deseo incumplido.

—¿Deseo? ¿Arrojarse al pozo es un deseo?

Sophie asintió lentamente.

Era una locura

—Vuelve en ti y hablaremos.

—Estoy completamente sobria ahora…

—Maldita sea, no estás en tus cabales. ¡El solo hecho de mirarme directamente a los ojos es anormal!

—Ah, claro.

Entonces, Sophie pensó por un momento y asintió. Luego, al encontrar algo divertido, se echó a reír.

Ian se alborotó el cabello bruscamente mientras pensaba en cómo lidiar con la locura que tenía ante sí.

¿Por qué de repente se estaba comportando de una manera que no lo había hecho antes?

Entonces, notó que ella sostenía firmemente la botella en su mano.

—¿Tú, bebiendo?

—Um, un poco… Quedó algo detrás de los establos.

Nunca había visto a Sophie beber antes. No, sus padres nunca le habían dado la oportunidad de beber. Sophie tampoco parecía especialmente interesada en el alcohol.

¿Por qué, entonces, recurrir hoy de repente al alcohol? ¡Y ni siquiera al alcohol de verdad, sino a las sobras que habían dejado los cocheros…!

—Era tan amargo que sólo tomé un sorbo. Me dolía la garganta y me dolía mucho…

Dijo que sólo bebió un sorbo, pero lo que hizo fue como beberse un barril de ron.

—Entonces ¿por qué beber alcohol que nunca has probado antes…?

Mientras Ian desahogaba su ira, Sophie lo miró nuevamente.

Sólo entonces Ian notó que las lágrimas brotaban de los ojos hundidos de Sophie.

—Hoy es el aniversario de mi madre.

Mientras Sophie murmuraba suavemente, Ian se quedó congelado en su lugar.

Nadie había pensado en ello.

Ni Rubisella ni Ian recordarían el aniversario de la ex condesa. El conde Fraus estaba demasiado ocupado dándole la bienvenida a Ian como para molestarse en preparar la cena. Y en medio de las conversaciones sobre el compromiso de Sophie, reinaba el caos.

Nadie en esta casa rindió homenaje a Catherine, la ex condesa.  Exceptuando a Sophie.

—Entonces probé a beber. Alcohol. —Sophie le mostró el vaso vacío—. No sabía muy bien, pero me sentí bien… Gané un coraje que antes no tenía.

—¿Joder, coraje para morir?

Cuando Ian lo escupió, Sophie volvió a levantar las comisuras de los labios y asintió con la cabeza.

Ian, enfurecido, le arrebató bruscamente el vaso de la mano y lo arrojó a un lado.

—Intenta beber otra vez.

—…Eres realmente malo, ¿no?

—¿Es la primera vez que te das cuenta de que soy malo? ¿Quieres que te muestre más?

—…No, ya entiendo. Basta.

Sophie se enterró en la esquina del sofá, distanciándose de Ian. Como si no debiera acercarse demasiado a su vida. Entonces apoyó la cabeza contra el respaldo del sofá. Parecía que su cuerpo se estaba relajando en respuesta al calor repentino y los efectos del alcohol.

Sophie miró a Ian varias veces, sus ojos se nublaron como si estuviera a punto de quedarse dormida.

—…Ian.

—¿Qué?

—¿Soy… Fraus?

Ian permaneció en silencio.

Él creía que no había nadie más parecida a Fraus que ella, pero sus trucos ocultaron su sinceridad a Sophie.

Por alguna razón, fue así.

Sophie se quedó dormida así, e Ian encontró todas las mantas y edredones en el anexo y cubrió a Sophie con ellos.

Y después de ese incidente, se aprobó el compromiso de Sophie y Kilian.

Parecía que eso era necesario.

Para que Sophie no volviera a ir al pozo.

—Sí, ¡buena idea! Cuando te conviertas en duquesa y yerno, será bueno para los dos.

Así se llevó a cabo el compromiso entre Sophie y Kilian, siguiendo los deseos del conde. A fondo, sobre el papel.

Después de ese día, cuando regresó a toda prisa tras terminar de nuevo los entrenamientos de primavera, Sophie había cambiado.

—¿Quieres morir?

—Entonces… ¿vas a matarme?

—¿Qué…?

—¿Vas a matarme aquí mismo?

—¿Crees que no puedo hacerlo?

—Inténtalo.

Sophie ahora sabía que sus amenazas no eran más que fanfarronería.

Por más que dijo que la mataría, no pudo.

Temía la ausencia de Sophie.

Entonces ella abrió los ojos sin vergüenza y lo miró directamente a los ojos.

Y esa valiente figura lo puso ansioso de una manera diferente.

Porque ahora que había ganado coraje, ¿qué pasaba si usaba ese coraje para algo extraño?

Afortunadamente parecía poco probable, pero aún así…

—¿Soy… Fraus?

No pudo atreverse a decir esas palabras delante de ella.

No eres Fraus.

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Capítulo 114

¿Desde cuándo eres el villano? Capítulo 114

Sophie, desconcertada, giró su cuerpo hacia la pared y evitó el contacto visual.

Fue una situación extremadamente incómoda.

Desgraciadamente, no había cuadros en la pared que pudieran fingir que admiraba la pared.

Sólo había apliques para iluminar el oscuro pasillo por la noche.

—¡Ah, así que es esto! Si se aplica aceite a la piel de un animal, el fuego no se apagará, aunque llueva. Por eso hacían mechas de cuero para las velas.

Finalmente, la mirada de Sophie se posó en los apliques y soltó lo que había aprendido en los libros.

Pasó un momento de silencio.

Sophie cerró los ojos con fuerza, mirando hacia la pared.

Deseó haber recogido los libros caídos sin decir nada. ¡Sacar a relucir el tema de las mechas de las velas de la nada…!

—¿Qué estás haciendo?

Ian, percibiendo algo sospechoso en su comportamiento, habló.

Sophie respiró profundamente y forzó una sonrisa mientras se giraba para mirar a Ian.

—Oh, Ian. ¿Estabas dentro?

Dada la situación, no le quedó más remedio que actuar con calma.

—¿Escuchaste?

—¿Eh? ¿Ah, tú? ¿Qué escuché? ¿Por qué? ¿Dijiste algo raro?

—Eres tan obvia.

Ian entrecerró los ojos, mirándola como si fuera patética.

Sophie sintió un sudor frío en su mejilla. Al final, ella simplemente se rio torpemente.

—…Bueno, no estábamos discutiendo nada importante.

Se dio cuenta de que no valía la pena hacer tanto escándalo, pero no pudo evitar sentirse avergonzada.

Ian miró a Sophie torpemente, sonriendo.

«Esa chica no es Fraus».

Tan pronto como la enfrentó, las palabras de su padre resonaron en su mente.

Su corazón latía de forma extraña.

—…Sophie.

Ian llamó a Sophie.

Sophie frunció los labios y meneó la cabeza.

—No importa cuántas veces te lo diga, nunca me llamas hermana, ¿verdad?

Sophie reprendió a Ian.

Con un rostro que nada sabía de sus propios orígenes.

Ian sintió una oleada de ira por alguna razón.

No era que Sophie lo hubiera engañado, aunque todo parecía ser culpa suya.

«Para mí eras Fraus, pero si no eres Fraus, entonces ¿quién eres? ¿Entonces quién era la Fraus que yo conocía? La Fraus que tanto amé, la Fraus que anhelaba».

—Entonces, ¿por qué me llamas?

Sophie miró a Ian, quien permaneció en silencio incluso después de llamarla por su nombre.

Ian la miró a los ojos verde esmeralda.

Hubo un tiempo en que admiraba sus claros y transparentes ojos verde esmeralda más que sus propios y profundos ojos.

Había pensado que eran más hermosos que cualquier otro ojo del mundo y deseaba poder llevarlos consigo como joyas todos los días.

Pensándolo bien, aunque sus profundos ojos esmeralda se parecían mucho más a los del conde Fraus, creía que sus ojos claros eran más “correctos”.

El suave cabello de color castaño era completamente diferente al del conde Fraus.

Ian había admirado esos mechones resplandecientes y brillantes, pensando que había heredado el color del cabello de la antigua condesa.

Pero…

—¿Qué eres exactamente?

«¿Qué eres exactamente? ¿Qué eres exactamente, que arruinarías todo en lo que creía, todo sobre lo que construí mi mundo?»

Ian preguntó, cargado de significado.

Entonces Sophie respondió.

—¿Qué te pasa? Soy yo misma.

A ella le pareció muy extraña su pregunta, casi como si fuera algo obvio.

Soy sólo yo.

Ian pensó en su respuesta una y otra vez.

Sophie lo miró fijamente y vio su expresión seria. Entonces su corazón, que palpitaba con fuerza, empezó a latir un poco más rápido.

—¿Estás pasando por la pubertad? —Sophie le preguntó.

—¿Pubertad…?

—No, es solo que tu expresión es diferente a la habitual. No pareces irritado, pero de repente me estás haciendo preguntas extrañas. —Mientras Ian fruncía el ceño, Sophie murmuró: No, personajes como ese siempre estarán locos hasta que mueran.

Luego se encogió de hombros y miró a Ian nuevamente.

—Bueno, la gente también tiene que vivir contemplando cuestiones existenciales. Estás creciendo, Ian.

Sophie rio levemente y tocó el hombro de Ian sin miedo.

Su ligero toque hizo que su piel hormigueara sensiblemente, incluso aunque estuviera usando ropa. Sintiendo que esa sensación era peligrosamente inquietante, Ian apartó la mano de Sophie de su hombro.

—No toques —dijo Ian con el ceño fruncido, provocando que Sophie retrajera ligeramente su mano con los labios fruncidos. Ian añadió, como para excusar la expresión ligeramente áspera de Sophie—. Es… porque el partido terminó hace poco.

—¡Cierto! ¡Te lastimaste durante el partido…! ¿Te duele donde te toqué?

Ian miró fijamente a Sophie, quien miraba a su alrededor para comprobar su estado.

La incomodidad que acababa de quedar atrapada en su cuello pareció disiparse con sus palabras preocupadas.

—Está bien. Mi hombro está bien.

—¿Qué te pasa? ¿Pero por qué actuaste como si te doliera algo?

Las esquinas de los ojos de Sophie se levantaron bruscamente, luciendo bastante linda.

—…Te acabo de decir que no toques.

«Dije que es porque el partido terminó hace poco. No es que me duela, simplemente no me gusta que me toquen».

Sophie respondió con una sonrisa tímida, pero al mismo tiempo tocó suavemente la cintura, las piernas y los brazos de Ian.

—¿Estás bien donde te lastimaste?

—¿Solo ahora lo preguntas?

Ian replicó sarcásticamente ante la tardía preocupación de Sophie.

—Aunque te preocupes, no es como…

«Dije que estaba bien, que era solo un pequeño rasguño. No tienes por qué preocuparte. Simplemente relájate».

Así sonó a los oídos de Sophie.

—¿Solo un pequeño rasguño? —Sophie replicó sin rodeos.

Ian miró a Sophie.

A pesar de su tono áspero y su rostro descontento, a Ian le gustó la expresión de preocupación de Sophie.

—Ni tú ni Su Excelencia sois muñecos de nieve que se hacen más grandes y duros cuanto más ruedan, así que ¿por qué os movéis tan imprudentemente?

Pero cuando "Su Excelencia" salió de su boca, un lado del corazón de Ian que estaba a punto de aflojarse se tensó nuevamente con fuerza.

Con una extraña sensación, Ian apretó el puño.

«¿Qué es esta incomodidad?»

—No es asunto tuyo.

«Sí, no hay necesidad de mezclar palabras con algo que ni siquiera es Fraus».

Se alejó de Sophie y regresó a la habitación.

Sophie observó la figura de Ian alejarse en el pasillo.

De alguna manera, el humor de Ian parecía diferente al habitual.

Pero Sophie no le dio mucha importancia, sintiéndose aliviada de que Ian no le preguntara si había escuchado la conversación.

«También debería investigar a Rosario mientras busco información sobre la bestia».

En lugar de preocuparse por Ian, se concentró en su trabajo principal.

Al regresar a su habitación, Ian se sentó en su escritorio y hojeó distraídamente los registros relacionados con los incidentes de la Luna Negra.

Los registros que había estado leyendo con interés hace unos momentos ahora parecían asuntos triviales tan pronto como apareció Sophie, distrayéndolo con su presencia.

En lugar de pensar en el hábil individuo detrás de la Luna Negra, los pensamientos de Sophie llenaron su mente.

Por alguna razón, sintió el impulso de contarle todo.

—Tú no eres Fraus. No eres alguien que comparte una gota de sangre conmigo.

El verdadero Fraus era él, y ella era… toda una farsa.

Una vez que se revelara que ella no era Fraus, todo estaría bien.

Una vez que eso se revelara, la emperatriz rompería el compromiso. Killian sugeriría una ruptura y Sophie sería rechazada y finalmente regresaría aquí.

«Puede causar algunos problemas a la familia por un tiempo, pero, con el tiempo, todo se revelará».

Eso era todo lo que esperaba.

Así debió ser desde el principio.

«Después de todo, Sophie no es apta para casarse con un archiduque».

—Pero si eso sucede, entonces Sophie…

Sus pensamientos, alimentados por la emoción, de repente se detuvieron y se enfriaron.

—Maldita sea.

¿Cómo pudo decir semejante cosa?

Ian nunca podría decirlo.

Recordó vívidamente lo que Sophie había hecho unos meses atrás.

El invierno pasado, poco después de que los Caballeros de Ruchtainer regresaran de resolver una disputa en la frontera.

Entonces, antes de que se decidiera el compromiso de Sophie y Killian.

Ese día era inusualmente frío y nevaba mucho.

Ian ya estaba irritado por las palabras de su padre en la recepción de bienvenida.

—Su Majestad la emperatriz ha dispuesto que Sophie se comprometa con el archiduque Rivelon.

Comprometida. ¿Sophie?

Ian no pudo aceptarlo.

Naturalmente, incluso Rubisella se opuso al compromiso.

Ella gritó que no podía darle el título de archiduquesa a esa mujer, e Ian estuvo de acuerdo con las palabras de su madre.

—¿Por qué tenemos que usar a esa mujer inútil en primer lugar? ¿Dónde la vamos a usar?

El conde Fraus lo persuadió diciéndole que sería ventajoso tener una conexión entre el conde y el gran duque.

Hubo una acalorada discusión entre el conde y la condesa, e Ian, poniéndose del lado de su madre, salió de la habitación sintiéndose incómodo.

Y buscó a Sophie, como siempre lo hacía.

 

Athena: Este tío ganándose capítulo a capítulo mi repulsa. Mira que al principio quería creer que te ibas a resarcir y ser un buen hermano. Pero… eres un acomplejado y un inmaduro; y encima, lo que creo es que en el fondo te gusta Sophie de forma romántica y quieres tenerla solo para ti. Lo cual sería asqueroso, porque sí os habéis criado como si fuerais hermanos.

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Capítulo 113

¿Desde cuándo eres el villano? Capítulo 113

El alvediano era completamente diferente a cualquier idioma que hubiera conocido antes.

Los idiomas se clasifican en cuatro tipos según su estructura (aunque los idiomas solían presentar características de más de un tipo, generalmente podían clasificarse en estas cuatro categorías).

En primer lugar, existían lenguas aglutinantes, como el coreano y el japonés, que utilizaban partículas y afijos.

En segundo lugar, existían idiomas aislantes como el chino y el inglés moderno, donde la posición de las palabras dentro de la estructura de la oración era importante gramaticalmente.

En tercer lugar, estaban las lenguas flexivas, como el español y el árabe, donde las palabras cambiaban de forma significativa en función del género, el número, el caso, etc.

Pero entre éstos, el tipo de lenguaje más raro era el polisintético.

Los lenguajes polisintéticos son la forma más rara de lenguaje en el mundo moderno, donde una sola palabra forma una oración completa añadiendo varios afijos, adjetivos, etc., a un verbo.

El topónimo sin espacios más largo del mundo, '”Taumatawakatangihangakoauauotamateaturipukakapikimaungahoronukupokaiwenuakitanatahu”, era una sola palabra y una oración formada en un lenguaje polisintético.

¿No parecía difícil a primera vista?

«No voy a profundizar en la lingüística aquí, por lo que me saltaré explicaciones detalladas, pero lenguas como el inuktitut, el maya y el maorí pertenecen a lenguas polisintéticas».

Incluso para ella, que tenía confianza en los idiomas, en los estudios lingüísticos se oía hablar de lenguas polisintéticas de pasada, pero nunca había tenido la oportunidad de toparse con ellas.

«Tengo suerte de que se trate de un documento catalogado, de lo contrario habría tenido la sensación de estar leyendo una novela. No habría tenido el valor de leerlo».

Como no había libros de texto ni conferencias sistemáticas en lenguas extranjeras, Sophie tenía libros de texto alvedianos, que se transmitían de generación en generación como una Biblia y se leían palabras tan largas como oraciones.

El único alivio fue que el alvediano utilizaba la misma escritura que la lengua imperial.

Gracias a eso, después de retenerlo día y noche, estaba empezando a comprender un poco el idioma.

—¿Pero por qué estos personajes a veces aparecen juntos?

Mientras Sophie interpretaba la lista, estaba tan desconcertada por los morfemas que no podía entender por qué estaban pegados.

De vez en cuando, había caracteres "?" intercalados entre morfemas y ella no podía entender por qué estaban allí.

No había problema en entender el contenido del documento sin traducir el significado de esos caracteres, pero aun así le molestaba.

«Al principio pensé que era un error, pero no lo parece».

Así como existía una diferencia entre “a” y “an”, el lenguaje a menudo cambiaba de significado con pequeños matices.

«Creo que necesito más materiales relacionados con el alvediano... Y también necesito encontrar materiales relacionados con monstruos demoníacos».

Sophie murmuró mientras miraba el misterioso morfema “?”.

No sólo tenía que centrarse en su superación personal, sino que también tenía que prestar atención a los asuntos de Killian y Estelle, y también tenía que considerar el futuro del trabajo original.

Y los acontecimientos que estaban a punto de desarrollarse ya estaban previstos en la obra original.

—Este año es diferente a los años anteriores.

Cuando la primavera maduraba y el clima se volvía completamente cálido, las bestias corrían desenfrenadas.

Al igual que en el territorio Niore, donde vivía Estelle, también había bestias cerca de la capital.

Sin embargo, por lo general fueron pocos y los daños causados por la bestia no fueron lo suficientemente significativos como para justificar una amplia acción policial militar dentro de la capital.

Por eso, las órdenes de caballería como la de Ruchetainer solían acudir a regiones que necesitaban mayor apoyo.

Pero este año no.

Este año fue diferente.

Bestias monstruosas atacaron la capital con tal fuerza que podría considerarse un desastre.

Al igual que las bestias que encontraron en el Palacio Imperial la última vez, las bestias voladoras hicieron que los altos muros carecieran de sentido.

Eventos como este catastrófico sucederían independientemente de sus pequeñas acciones.

—¡Pero no recuerdo exactamente qué tipo de bestia era…!

La bestia que encontraron en el Palacio Imperial era de un episodio anterior, por lo que estaba relativamente clara en su memoria, lo que le permitió buscarla y estudiarla en diccionarios, pero no fue una cacería de bestias.

Aparecieron varias bestias gigantescas, lo que provocó una gran lucha y, finalmente, Estelle salió victoriosa. Eso era todo lo que podía recordar.

Pero había una cosa que ella recordaba claramente.

Estaba lloviendo cuando las bestias atacaron la capital.

La lluvia cayó durante toda la batalla contra las bestias, causando daños importantes en algunas zonas debido a las inundaciones.

«¿Pero de qué sirve todo esto? No hay pronóstico del tiempo ni predicción meteorológica, por lo que no podemos predecir con exactitud si mañana lloverá mucho o no. Entonces, ni siquiera podemos predecir la fecha basándonos en el clima. Además, si no sabemos qué bestias poderosas vienen y cuáles son sus debilidades, no hay solución. En la novela, lucharon durante casi una semana».

Un desastre que se cobraba cientos de víctimas en la capital.

Y este se convertía en el primer episodio que elevaba la fama de Estelle.

«De todos modos, tendré que investigar a las bestias por un tiempo».

Mirar la Enciclopedia de Bestias Demoniacas podría refrescarle la memoria acerca de las bestias mencionadas en la novela.

Sophie se levantó de su asiento para traer más libros necesarios.

Al igual que el archiduque, el conde también tenía una biblioteca repleta de libros.

A diferencia de la biblioteca que contenía los documentos operativos internos de la familia, Sophie podía acceder libremente a la biblioteca general.

Sophie tomó algunos libros de la biblioteca para llevarlos abajo y cruzó el pasillo.

—¡La Luna Negra no tiene nada que ver con nuestra familia!

Al pasar por la habitación del conde, se le escapó su voz algo agitada.

Normalmente, habría pasado apresuradamente, sin querer provocar nada innecesario, pero la frase “Luna Negra” detuvo a Sophie en seco.

«¿Por qué el conde habla de la Luna Negra…?»

Sophie miró a su alrededor.

No pasaban ni criadas ni sirvientes.

Tratando de no llamar la atención innecesariamente, Sophie se inclinó sutilmente hacia el estudio del conde.

—Como puedes ver en este documento, ¡la Policía Militar ha expuesto descaradamente nuestros registros comerciales de alto nivel! ¿Puede haber algo más claro que esto?

—Entonces, ¿no tienes ninguna otra información?

La voz del conde fue seguida por la voz de Ian, algo raro para él estar en casa a esa hora, dada su reputación de fantasma del entrenamiento.

—¿Qué es exactamente lo que te da curiosidad?

—Algo así como la posibilidad del comercio intermediario de Rosario.

—¿Rosario? —Sophie inclinó la cabeza ante la palabra desconocida.

Estaba relacionado con la Luna Negra, pero ¿por qué ella no lo sabía mientras que Ian sí?

Todo lo que Killian le había dicho era que la emperatriz había asesinado a sus padres y que la emperatriz estaba apuntando a una bastarda real llamada Estelle.

Ella nunca había oído hablar de “Rosario” en la obra original ni de Killian.

Sin embargo, había algo que la molestaba.

Fideut fue envenenado, Persel fue asesinado en un callejón y Liam murió mientras luchaba contra la Luna Negra en un baile.

No parecía haber ninguna conexión entre los tres individuos y las razones de sus asesinatos no estaban claras.

Por lo tanto, sería difícil concluir que fueron obra de un solo culpable.

Pero en el trabajo original, de alguna manera determinaron que era obra del mismo culpable.

Pero como Sophie no podía recordar bien los detalles de la obra original (memorizar todos los detalles de una novela que leía sin interés era difícil), supuso que probablemente se debía a la máscara de Luna Negra.

Pero tal vez había otra prueba clara.

«¿Hay alguien que se dedique a ese comercio de intermediación? Tal vez al contrabando».

Mientras Sophie estaba perdida en sus pensamientos, la conversación continuó en el interior.

—Padre, sabes mejor que nadie que el contrabando en Alvedi es difícil.

—¡Ja! Si en el palacio se cometen asesinatos, ¿qué tiene de complicado el contrabando en Alvedi?

El conde dejó escapar un gruñido como si quisiera decir: "Ya basta".

—¿Conoces a alguien que sea apto para el contrabando?

—Hijo, soy un comerciante legítimo. No tengo ningún interés en involucrarme con contrabandistas.

El conde sonaba molesto, como si quisiera que Ian se detuviera.

Pero Ian persistió.

—Debe haber una razón para dejar una firma así.

Si necesitaban veneno, había muchas alternativas a Rosario. Entonces, ¿por qué dejar una sustancia rara y difícil de obtener como firma?

Rosario era lo suficientemente raro como para que el mero hecho de comerciar con él o poseerlo pudiera correr el riesgo de ser identificado como el culpable.

No era una tarea fácil a menos que uno tuviera una audacia extraordinaria.

Y participar en contrabando y asesinatos clandestinos dejando atrás una firma así indicaba una alta probabilidad de tener la intención de transmitir un mensaje.

—¿Por casualidad conoces el significado de la flor Rosario o algo relacionado?

—¡Como si fuera así! ¡Me enteré de la existencia de Rosario hace poco gracias a la Luna Negra! —El conde Fraus exclamó en voz alta.

Sophie hizo una mueca y se rascó la oreja.

«Parece bastante emocionado en comparación con lo habitual».

El conde Fraus no era conocido por su buen carácter, pero no era de los que alzaban la voz con facilidad. Era especialmente raro que regañara a su hijo Ian, al que tenía en tan alta estima.

¿Había algo que le molestaba?

—Rosario… Debería recordar eso.

Sophie repitió la palabra que era el tema de su conversación.

—Bueno, ya debería irme.

En ese momento se escuchó la voz de Ian despidiéndose del conde. Luego, pasos se acercaron.

Temerosa de que la descubrieran espiando, Sophie intentó correr rápidamente al estudio. Sin embargo, mientras enderezaba su cintura encorvada por escuchar a escondidas, dejó caer accidentalmente los libros que llevaba y los esparció por el suelo.

Con un ruido sordo cuando los libros cayeron al suelo, Sophie se apresuró a recogerlos antes de que Ian apareciera. Justo cuando logró recoger los libros en sus brazos, la puerta de la biblioteca se abrió con un crujido.

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Capítulo 112

¿Desde cuándo eres el villano? Capítulo 112

Ruchtainer y la policía militar no fueron los únicos involucrados en este juego.

También hubo nobles que patrocinaron y asistieron al evento.

Estaban en juego diversas preocupaciones, como la dignidad, la responsabilidad, la reputación y cuestiones financieras.

—No provoques la ira del emperador, Ian. Si este asunto sale a la luz, seguramente tendrás que rendir cuentas.

Manipular un concurso celebrado en nombre de la familia real podría resultar en un severo castigo por faltarle el respeto a la familia real.

No fue sólo un problema entre Ian y Killian.

Tanto los Caballeros Ruchtainer como la policía militar perderían la confianza de la familia real, los nobles y el público.

Era natural que el apoyo de la familia imperial y de la nobleza cesara repentinamente.

Además, los caballeros que no ganan la confianza del pueblo están en gran desventaja en cuanto a llevar a cabo sus futuras misiones.

—Entonces ¿me estás diciendo que me calle?

—Solo un puñado de personas se dieron cuenta de que el archiduque de Riivelon perdió deliberadamente. Al menos en nuestra orden de caballería, yo fui el único que lo notó. La gente vio el partido con sus propios ojos y creen que tú ganaste.

Si muchos hubieran notado las intenciones de Killian, tal vez habría sido necesario reconsiderar los resultados.

Sin embargo, sólo unos pocos se habían dado cuenta de ello.

Incluso entre los individuos más expertos, había pocos que pudieran observar de cerca a Killian.

—Además, si cuestionáramos innecesariamente los resultados, ¿no se crearía una atmósfera extraña?

Después de tantos espectadores observando atentamente, declarar repentinamente el partido nulo podría levantar más sospechas.

La gente podría sospechar que fue una estratagema para sacar provecho de una revancha o un gesto para proteger la dignidad del duque Killian.

Antes del partido, había algunos espectadores que se inclinaban personalmente por un bando sobre el otro. Basándose en el comportamiento, la reputación, la fama y la apariencia de Ian y Killian hasta el momento, había quienes se inclinaban por un bando.

Después del partido, hubo una discusión un tanto brusca sobre el resultado. Los que apoyaban a Ian a veces se burlaban de los que apoyaban a Killian, y viceversa. Algunos de los que apoyaban a Killian se negaron a aceptar el resultado y criticaron a los que apoyaban a Ian.

Killian permaneció en silencio, pero quienes lo apoyaban a menudo justificaban sus acciones. Si se tomaba la decisión de revocar el resultado, se desataría el caos en ambos bandos, ya que ambos jugadores resultaron heridos, y no sería posible un partido en condiciones ni siquiera si se repitiera.

—Además, si proponemos anular el resultado y hacer una revancha, ¿no sería eso simplemente una burla a la policía militar? Esta cuestión debería ser planteada por la policía militar.

Sin embargo, a oídos de Ian, la persuasión de Zenon sonaba más a excusas.

¿Dónde está el espíritu de Ruchtainer? ¿Dónde está el caballero que tanto se jactaba…?

—Ian, este partido es una ceremonia por la unidad del imperio en respuesta al Festival de la Fundación, no un escenario para que muestres tu orgullo.

—¿Crees que hago esto por orgullo? ¿No es esto engañar al pueblo?

—No es un engaño. Si los ciudadanos del imperio están contentos, ¿no es eso suficiente? No hay víctimas y al archiduque no le preocupa. Inflamar la polémica sin motivo va en contra de los objetivos del Festival de la Fundación y del partido. Mira el panorama general, Ian.

Zenon dijo que Ian lo entendería una vez que asumiera la posición de liderar a los caballeros en el futuro.

Por mucho que lo intentara Zenon, el joven y enérgico caballero de 19 años todavía no podía ocultar su insatisfacción.

Sin embargo, Ian seguía siendo un simple caballero perteneciente a la orden. Si bien podía argumentar en contra de la decisión de Zenon, no podía revertirla.

La decisión de Zenon fue firme y, al final, todo procedió sin cambios.

Ian emergió como el vencedor y Killian como el perdedor.

Y el resultado estaba ante Ian.

Ian se sentó en su escritorio y miró fijamente los archivos del caso. Si realmente quería expresar su insatisfacción con el resultado del partido, ni siquiera debería abrir el archivo del caso del incidente de Black Moon. Ese documento era el precio de la victoria de ese día.

Sin embargo…

—La Luna Negra…

Un individuo altamente capacitado cuya identidad nadie conocía.

Un loco que utilizaba sus formidables habilidades para asesinar, jugando incluso con la policía militar.

¿Quién era? ¿Cual era su propósito? ¿Qué tan poderoso era? ¿Cómo pudo moverse con tanta discreción? ¿Cómo ocultó sus habilidades? No, ¿cómo desarrolló esas habilidades en primer lugar? ¿Podía derrotarlo?

Al final, con un poco de enojo, impulsividad y la excusa de que los datos y los resultados están separados, las yemas de los dedos de Ian se cruzaron sobre la tapa del archivo del incidente de la Luna Negra.

El grueso archivo contenía un relato detallado de eventos previamente no revelados asociados con la Luna Negra.

A diferencia de los Caballeros de Ruchtainer, que tenían dificultades con el papeleo, los documentos de la policía militar estaban organizados sistemáticamente y eran fáciles de leer.

Al menos en términos de documentación, la superioridad de la policía militar sobre los Caballeros de Ruchtainer era innegable.

Por supuesto, Ian no tenía ningún interés en la gestión de documentos, lo que a menudo provocaba frustración en Benedict con el papeleo disperso de Ian, pero era una habilidad muy valorada por la familia real y los superiores.

De todos modos, una vez que Ian abrió el archivo perfectamente ordenado, su vacilación desapareció.

Leyó con fluidez el comprensible documento.

La mayor parte contenía detalles específicos sobre incidentes escuchados a través de chismes o rumores.

Sin embargo, entre ellos, un término desconocido le llamó la atención.

—¿Rosario…?

Se encontró veneno en la escena cada vez que la Luna Negra apareció para cometer un asesinato.

Fue descubierto cerca de la escena de la muerte de Liam, siguiendo a Fideut y Percel.

—Según el informe del sobreviviente Nicholas, ¿llevó a Rosario con él…?

Por alguna razón, era la firma peculiar del asesino en serie.

Además, este veneno desconocido llamado “Rosario” era algo de lo que Ian, que se había topado con muchas cosas que la gente común no habría oído hablar, nunca había oído hablar antes.

—Si se hubiera sabido este hecho, ¿no podrían haber emitido una orden de arresto contra Rosario?

Sin que nadie lo supiera, el número de sospechosos habría disminuido significativamente con solo investigar a los involucrados.

Sin embargo, la policía militar no hizo pública esta pista crucial.

Incluso la familia real, al recibir este informe, hizo lo mismo.

—¿Por qué se mantuvo esto clasificado?

Ian no podía entender por qué este hecho importante no era ampliamente conocido.

—¿Pensaron que revelarlo al público sólo aumentaría el número de víctimas, ya que la policía militar estaba en la mira?

Además, a menos que Luna Negra fuera tonta, normalmente no llevaría a Rosario con él.

Era difícil para el público manejarlo, por lo que en lugar de alimentar la ansiedad, fue mejor no revelarlo.

No plantear más preguntas de las necesarias y no revelar información innecesaria. Era, en efecto, una manera de manejar las cosas que la familia real agradecería.

Tal como dijo Zenon, probablemente la policía militar tomó esa decisión.

Ian se burló mientras leía un poco más sobre Rosario.

En ese momento, la mirada de Ian se detuvo en mitad de una frase.

[La única fuente posible de importación de Rosario es a través de Alvedi, que comercia con Fraus.]

Fraus.

En un instante, Ian recordó cuando Killian vino a ver a su padre.

En ese momento, no se había preguntado por qué había venido Killian; estaba convencido de que estaba relacionado con el secuestro de Sophie.

Pero ese no fue el caso.

Ian revisó más documentos en un intento de descubrir la conversación entre su padre y Killian ese día.

Sin embargo, no había registro del enfrentamiento entre Killian y el conde Fraus en los documentos.

En cambio, entre los documentos adjuntos, encontró registros de las actividades comerciales de la familia Fraus.

La conclusión fue que no se habían realizado transacciones que involucraran a Rosario en los últimos tres años.

Mientras Ian lo leía, la tensión que había estado acechando en su mente disminuyó.

Pero aún así, el origen de Rosario seguía siendo un misterio.

«Dice que sólo se encuentra en Alvedi».

Aunque Ian, que había dedicado su vida al servicio de Ruchtainer, no estaba muy familiarizado con los asuntos de su familia, aún sabía.

Alvedi era un lugar especialmente cerrado entre los países donde Fraus realiza negocios.

A veces, cuando los asuntos internos de Alvedi son inestables, incluso a la familia Fraus se le impedía hacer negocios.

Debido a la historia de traición que tuvo lugar en la familia real Alvedi, el comercio ilícito y el contrabando se aplican estrictamente, y la pena de muerte se castiga con la muerte.

Por lo tanto, al menos Ian nunca había oído hablar de ninguna actividad de contrabando por parte de Alvedi.

—…Debería preguntarle a padre sobre esto.

Es posible que el conde Fraus supiera sobre contrabando o plantas exclusivas de Alvedi.

Mientras tanto, cuando no había asuntos que preocuparan a Killian y Estelle, Sophie estudiaba diligentemente sobre el mundo en casa.

Últimamente se había centrado en el aprendizaje de idiomas extranjeros para descifrar documentos en la Tercera Biblioteca.

Antes de la transmigración, ella dominaba idiomas.

Tenía un gran interés por los idiomas extranjeros y durante sus años universitarios ya hablaba seis con fluidez y era capaz de mantener conversaciones cotidianas.

Entre ellos, dominaba cuatro idiomas lo suficiente como para gestionar documentación comercial.

Por eso, estudiar nuevos idiomas mientras consultaba los documentos de la Tercera Biblioteca fue para ella un estímulo sutil después de mucho tiempo.

Sin embargo, había un idioma extranjero que la preocupaba especialmente, a pesar de sus excepcionales habilidades lingüísticas.

—¿Qué es esto, alvediano?

Sophie, mientras examinaba los registros comerciales con Alvedi, se golpeó la cabeza con la punta de la pluma, perdida en sus pensamientos.

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Capítulo 111

¿Desde cuándo eres el villano? Capítulo 111

Mientras tanto, Mikhail abandonó la residencia del archiduque y regresó al palacio.

«¿Qué esconde Killian…?»

Había estado pensando en Killian todo el camino hasta que llegó al palacio.

No era alguien a quien le gustara descubrir y escarbar en los secretos de los demás. Por lo general, no le importaban mucho los rumores.

Pero por alguna razón, sentía que era esencial conocer el secreto de Killian. Si no podía descubrirlo, se sentía incómodo, temiendo que algo importante pudiera suceder algún día.

—Saludos a Su Alteza.

En ese momento, una hermosa voz lo detuvo en seco. Cuando levantó la vista, una belleza deslumbrante atrajo su atención.

Una mujer con cabello rosado radiante que brillaba a la luz del sol.

—¿Lady Estelle? ¿Qué la trae por aquí?

Sorprendido al encontrarse con una persona inesperada en el palacio, Mihail preguntó.

—Oh, tengo algo que decirle a Su Majestad, la emperatriz.

La mirada de Estelle apuntaba hacia el Palacio Internus.

El motivo por el que vino al palacio imperial hoy fue para transmitir su negativa a unirse a Orhel.

—Lo siento mucho.

—Le pido disculpas, Majestad. Estoy segura de que me vio con buenos ojos y me hizo esa oferta...

—No, no tienes por qué disculparte. Estoy segura de que conseguirás grandes cosas incluso en Ruchtainer.

Si bien a una dama común y corriente le resultaría difícil expresar su negativa a la emperatriz, Estelle era el tipo de persona que, una vez decidida, encontraba la manera de lograrlo. Tal vez heredó esta terquedad de su padre.

Por otro lado, Mikhail regresó al palacio desde la residencia del archiduque.

—Parece que Su Alteza ha estado supervisando algunos asuntos.

—Sí, tuve una breve discusión con el duque Rivelon, por eso.

Estelle miró a Mikhail con una expresión seria y habló.

—Por casualidad… ¿se trata del torneo?

—¿El torneo?

—En cuanto al enfrentamiento entre Ian y el duque Rivelon… ¿no hay ningún problema con el resultado? —Estelle preguntó con cautela. Le preocupaba que su pregunta pudiera afectar el honor y la reputación de Killian e Ian.

Aunque lo expresó con mucho cuidado, Mikhail entendió lo que Estelle estaba tratando de decir. Se trataba de la manipulación de la victoria de Killian.

«¿Se enteró de los movimientos de Killian?»

Por lo que Mikhail sabía, casi nadie podía captar los movimientos de Killian. Incluso si preguntaba, todos parecían creer que Ian era realmente hábil.

—Su Alteza, ¿vos también lo notasteis? Había algo extraño en sus movimientos.

Ante la pregunta de Estelle, Mikhail asintió.

—Yo también lo pensé, pero todos a mi alrededor insistían en que no era así.

Estelle había preguntado a algunas personas, pero la descartaron, diciendo que simplemente era una ferviente fan de Killian. Incluso los hábiles caballeros de Ruchtainer pensaban lo mismo.

—A menos que seas un experto en el manejo de la espada, podría haber sido difícil reconocerlo. Dependiendo del ángulo de visión, podría haber tenido una apariencia diferente.

—De hecho, quería preguntarle a Su Alteza sobre eso. ¿Por qué actuó así? ¿Lo sabéis?

—No. Pero…

Después de un momento de contemplación, Mikhail habló.

—Quizás no sea necesario discutir este asunto en otro lugar.

—¿Aunque fue un enfrentamiento injusto?

—Creo que Killian tenía motivos para actuar así. Y, a menos que sepas mucho sobre la espada, podría haber sido difícil reconocerlo. Podría haber parecido diferente desde distintos ángulos.

—No sé mucho sobre Su Alteza. Pero lo que es seguro es que el enfrentamiento fue un engaño contra el pueblo.

—Sin embargo, a veces las mentiras bien intencionadas son necesarias.

—¿Creéis que fue una mentira bien intencionada?

—Al menos, no creo que Killian lo hiciera por motivos injustos. Especialmente si eso condujo a resultados desfavorables para él.

La respuesta de Mikhail fue firme.

Estelle se sorprendió por la profunda confianza que sintió en su voz.

—Parece que Su Alteza es muy cercano al duque Rivelon.

—Somos como hermanos. Al menos… así me trata él. —Mikhail añadió ambiguamente.

Originalmente, habría dicho con seguridad que eran como hermanos. Sin embargo, después de ver a Killian hoy, no podía estar seguro. Si Killian realmente lo consideraba un hermano. Si se estaba convirtiendo en el tipo de hermano en quien Killian podía confiar.

—Pero lo más importante, señorita Estelle.

Mikhail desestimó las crecientes preocupaciones y centró su atención en Estelle.

—Parece que tienes un ojo agudo para discernir los movimientos de Killian. Debes tener habilidades para igualarlo.

—¿Yo? No, estoy muy lejos de eso. —Estelle agitó la mano modestamente.

—Escuché que Su Majestad la emperatriz sugirió que la dama se uniera a Orhel.

—Ah, sí… simplemente lo rechacé y estoy saliendo.

—¿Rechazaste unirte al Orhel?

—Sí… ¿Parecerá que estoy en contra de Su Majestad y la Familia Imperial?

Estelle, que se estaba preocupando tardíamente tras rechazar la oferta, preguntó.

—No, no lo sería. Es tu futuro y no puedes decidirlo a la ligera en la Familia Imperial. Me sorprendió que no muchos rechazaran unirse a Orhel.

—Hace mucho tiempo que sueño con unirme a Ruchtainer, así que pensé que cumplir la promesa que me hice a mí misma era lo correcto. Por supuesto, no sé si podré entrar en Ruchtainer o no.

Estelle sonrió con confianza.

A los ojos de Mikhail, Estelle parecía más joven de lo que pensaba.

Estelle Niore era una dama mucho más asertiva y única de lo que él había pensado inicialmente.

Bueno, tal vez ese fue el caso desde el principio.

Por lo general, a las damas, especialmente a las jóvenes, les resultaba difícil rechazar la recomendación de la emperatriz. Estelle era diferente.

La mayoría de los candidatos que aspiraban a convertirse en caballeros solicitaban su ingreso en varias órdenes de caballeros simultáneamente. Incluso si solicitaban su ingreso en una sola, normalmente designaban varias opciones alternativas, ya que el resultado era incierto.

¿Y Orhel? Aunque su reputación externa no era tan alta como la de Ruchtainer, se la consideraba una de las principales órdenes de caballeros imperiales.

Además, era un excelente lugar para establecer conexiones con la Familia Imperial y protegerlos.

Por lo tanto, los candidatos que aspiraban a unirse a Ruchtainer a menudo también postulaban para Orhel.

Sin embargo, Estelle era diferente.

Además, cuando unirse a Ruchtainer no era seguro, rechazar una oferta favorable no era una tarea fácil.

—Tienes una voluntad fuerte.

No, tal vez tenía la confianza de que podría entrar en Ruchtainer.

Si ella podía ver a través de los movimientos de Killian, probablemente tenía las habilidades para igualarlo.

—Desde que era joven escuché muchas historias sobre la fuerza de voluntad.

—Espero que no lo tomes como algo malo… Fue un cumplido. Normalmente, si se sugiere Orhel, la gente piensa que es lo suficientemente bueno y llega a un acuerdo. Si las personas que te rodean sugieren un camino más fácil, ¿no tiendes a dejarte convencer?

Mikhail añadió, quizás para evitar cualquier malentendido.

Él sinceramente pensó que Estelle lucía impresionante.

Entonces Estelle sonrió torpemente y bajó la cabeza.

—Para ser sincera, he tenido mis conflictos, pero Sophie apoyó mi sueño de incorporarme a Ruchtainer. Su Excelencia también me dijo que Ruchtainer sería más adecuado para mí.

—¿Sophie y Killian?

—Sí, Sophie cree firmemente que definitivamente entraré. —Estelle dijo que se sintió más segura porque pensó que era natural para ella aprobar—. Sophie considera a Sir Ian como un hermano menor, así que tal vez Ruchtainer le parecía más accesible. Pero me sentí motivada y decidí intentarlo... Aunque terminemos en lugares diferentes, no puedo evitarlo. Es el camino que elegí.

Mikhail miró a Estelle con ojos bastante curiosos.

Killian y ahora incluso Sophie le recomendaron a Ruchtainer. Estelle debe ser una persona muy hábil.

—Killian... quiero decir, el duque Rivelon también reconoce tus habilidades lo suficiente como para recomendarte. Yo también tengo curiosidad por tus habilidades.

—Oh, bueno, en comparación con Su Alteza o Su Excelencia, mis habilidades son muy inferiores.

Estelle aplaudió.

Parecía más animada, sintiéndose más fuerte gracias a la sugerencia que le hizo el príncipe heredero.

—Si alguna vez tienes la oportunidad, sería genial entrenar con espadas —sugirió Mikhail y los ojos de Estelle se abrieron.

Incluso el hecho de que el príncipe heredero, a quien ella admiraba, propusiera tal cosa hizo que su corazón latiera más rápido.

—¡Me encantaría mostraros mis habilidades cuando haya oportunidad!

Con el despido de Killian, Ian recibió los materiales relacionados con el “Incidente de la Luna Negra”, que la policía militar había estado supervisando, según las instrucciones de la Emperatriz.

Dudó en desplegar inmediatamente los documentos.

«¿Tengo derecho a examinar esto?»

La victoria en el partido fue falsa.

El despido de Killian fue injusto.

Si Killian lo hubiera derrotado en el partido, estos documentos nunca habrían sido expuestos ante él.

Por lo tanto, no tenía autoridad legítima para ver estos materiales.

—Maldita sea.

Ian miró fijamente los documentos como si fueran un crimen atroz.

—Capitán, sobre el partido…

—¿Deberíamos dejar pasar este partido tal como está?

—¡De qué estás hablando!

Al día siguiente de concluido el partido, cuando fue a preguntar por la anulación del mismo, Zenon le dio una respuesta completamente inesperada.

—¡No fue un partido justo!

—Pero, como sabes, se trataba de un torneo en el que estaba involucrado el nombre del emperador. Si hay un problema de amaño de partidos, podría convertirse en un problema mayor.

Zenon estaba preocupado por los numerosos problemas que se producirían si sacaba este asunto a la luz.

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Capítulo 110

¿Desde cuándo eres el villano? Capítulo 110

Sintiendo que no sería bueno abrazarlo por mucho tiempo, Sophie se hizo a un lado para dejarle paso. Como era de esperar, Mikhail pasó junto a ella y dijo:

—Entonces...

Sin embargo, como si hubiera cambiado de opinión, pronto se detuvo y se giró para mirar a Sophie.

—Señorita Sophie.

—¿Sí?

—…Por favor cuida de Kilian.

Fue una petición inesperadamente vacilante, que hizo que Sophie, que estaba tensa, sonriera levemente.

—Por supuesto. No os preocupéis.

Sophie le dio unas palmaditas en el pecho suavemente como diciéndole que confiara en ella.

—Salí un poco abruptamente antes…

Mikhail suspiró como si sus emociones fueran complicadas, pasando los dedos por su frente.

Se sintió mal porque aunque intentó darle ánimo y consuelo a Killian, quien se lesionó durante el partido, no fue suficiente y solo salió enojado.

Aun así, se sintió avergonzado, preguntándose por qué se preocuparía por un tipo que resultó herido sólo porque quería resultar herido.

—Lo siento. Tú también debes estar preocupada.

—¿Está bien? Su Alteza, vinisteis corriendo así porque estabais preocupado por Su Excelencia, ¿verdad?

Mientras Sophie sonreía brillantemente, Mikhail hizo una pausa y asintió con una sonrisa.

Sophie tenía un talento especial para calmar los corazones de la gente.

—Entonces nos vemos la próxima vez, Lady Sophie.

—Por favor, tened cuidado mientras volvéis, Su Alteza.

Mikhail asintió una vez y salió de la habitación. Sophie, al ver que Mikhail se iba, se volvió hacia la habitación de Kilian.

Cuando llegó aquí por primera vez, era una zona donde le dijeron que no entrara.

«Ahora que lo pienso, ¿por qué Kilian me advirtió tan seriamente que no fuera al corredor oeste en ese entonces? Como si fuera un tabú».

Sophie recordó algo que Killian dijo una vez.

—El pasillo oeste del segundo piso es mi espacio privado, así que abstente de entrar.

En ese momento, había evitado deliberadamente el pasillo, temiendo que, si iba allí imprudentemente, algo podría explotar. Sin embargo, ahora que lo miraba, era solo un pasillo común y corriente.

Había cuadros comunes colgados, puertas comunes cerradas y lámparas comunes encendidas.

«¿Tal vez él esté manejando los asuntos de Luna Negra aquí?»

Sophie pensó mientras pasaba por el estudio privado de Kilian.

Mirando a Garfield, que iba delante, Sophie reflexionó.

Incluso el ayudante más cercano de Kilian parecía ignorar que Kilian era la Luna Negra.

Cómo había logrado ocultar su identidad durante todo este tiempo.

Si uno no tuviera una visión extraordinaria, sería imposible.

Al pasar por el estudio privado de Kilian, Sophie se preguntó cómo había ocultado su identidad durante todo este tiempo.

Garfield llamó a la puerta del dormitorio de Kilian y una respuesta desde adentro les indicó que entraran.

Cuando abrieron la puerta y entraron, Kilian, que llevaba una bata, parecía que estaba a punto de levantarse de su asiento apoyado en la cabecera de la cama.

—¡Oh, por favor, quédate sentado!

Sophie le pidió apresuradamente que volviera a sentarse, considerando que sus heridas podrían no haberse curado completamente aún.

Sophie se sentó con cuidado en la silla al lado de la cama.

Ahora que lo pensaba, era la primera vez que entraba en la habitación de Killian.

Comparado con el dormitorio de un duque, era bastante modesto.

No había muchas decoraciones, como marcos o jarrones, y el tono general de la habitación era oscuro y pesado.

Los muebles que llenaban la habitación parecían sólidos y sólidos, aunque quizá a Sophie le parecieron demasiado grandes. Para Kilian, que era alto, muebles de ese tamaño podrían ser apropiados.

Después de una breve inspección de la habitación, Sophie volvió su mirada hacia Kilian.

—Vi al príncipe Mikhail salir hace un momento. Parecía bastante molesto.

—…Hubo un incidente.

En ese momento, Sophie se dio la vuelta para comprobar si Garfield se había ido. Confirmando que no había nadie presente, habló en voz baja.

—¿Podría ser que el príncipe Mikhail también esté del mismo lado que la emperatriz?

Sophie le preguntó a Kilian si Mikhail también era considerado un antagonista ante sus ojos.

En respuesta, Kilian asintió en silencio.

—Mi hermano es una muy buena persona.

Ante la respuesta de Kilian, Sophie frunció el ceño en una expresión ligeramente melancólica. Por supuesto, él era el protagonista masculino en la novela original.

«En la novela su psicología estaba bien retratada y realmente era una buena persona».

Desde el último baile, donde Sophie y Kilian colaboraron para crear coartadas, ella había sentido que él era genuinamente amable e ingenuo.

—Entonces, debe ser más difícil para ti.

Podría haber sido más sencillo si Mikhail fuera realmente un villano.

Kilian se rio entre dientes como si estuviera de acuerdo con la preocupación de Sophie.

«Cuando llegue el día en que deba vengarse de la emperatriz, ¿qué expresión pondrá Mikhail? Probablemente experimente la misma sensación de traición y rabia que yo sentí».

Kilian se mordió el labio.

—¿Por qué estás pensando tan seriamente? —preguntó Sophie, y Kilian arqueó ligeramente las cejas, levantando suavemente las comisuras de su boca.

—No es nada.

—No parece nada, pero no voy a entrometerme. Hoy vine aquí para hablar de otra cosa.

—Si es otra cosa…

—¡Dicen que te han destituido del cargo de comandante de la policía militar!

Cuando Sophie escuchó esta noticia esta mañana, no podía creer lo sorprendida que estaba.

«¡Es un desarrollo muy diferente de la novela original!»

Según la historia original, Kilian ocupaba el puesto de comandante de la policía militar hasta que incitó a una rebelión. Por supuesto, ya había muchas diferencias con respecto a la historia original.

Originalmente no existía ninguna historia sobre la competencia entre el comandante militar y Ruchtainer. Sin embargo, la destitución de Kilian de la policía militar es una historia ligeramente diferente.

«Es como si Kilian perdiera una de sus armas. ¿Qué pasa si termina peleando con la emperatriz más tarde? ¿Qué pasa si ocurre algo que requiere rebelión?»

Killian, que no disponía de fuerza militar ni policial, tendría que luchar con las manos vacías contra la emperatriz, que contaba con numerosos caballeros y tropas.

Sophie estaba ansiosa.

«¿Qué pasa si el futuro alterado hace que el camino de Kilian sea más desafiante o lo lleva a un destino más desafortunado?»

—Está bien porque de todos modos no me arrepiento de ello.

A diferencia de Sophie, que tenía una mente complicada, Killian hablaba con calma.

Entonces Sophie lo miró fijamente con expresión penetrante.

—…Su Excelencia, parece que no confías en la policía militar.

—Sin duda, puede haber otros que confíen y me sigan aún más. Hay quienes resuenan más con mis intenciones —dijo Kilian.

Había invertido mucho tiempo y esfuerzo en la policía militar. Cuanto menos confiaba en las personas, más las cuidaba con esmero. Las examinaba minuciosamente, las ayudaba en los momentos difíciles, con la esperanza de que, cuando llegara el momento de que se alejaran de él, pudiera retenerlas, aunque fuera un poco.

Tal vez cuando el asunto con la emperatriz saliera a la superficie y tuviera que afrontarlo, algunos miembros de la policía militar podrían estar a su lado.

—El problema soy yo.

Aunque los militares y la policía confían en él, él había llegado a no confiar más en ellos.

Independientemente de la confianza o la incredulidad, su corazón se había alejado por completo.

Puede que mejorara con el paso del tiempo, pero ahora que había llegado una orden de la familia imperial, no tenía fuerzas para soportarla e ir en contra de ella.

Siguiendo siempre obedientemente las órdenes del palacio, si se rebelaba ahora, podrían usarlo como excusa para atacarlo.

«Incluso en el baile parecía que sospechaban de mí...»

En muchos sentidos, quería dar un paso atrás por un tiempo.

Sophie observó en silencio la expresión de Kilian. A pesar de su tono tranquilo, su rostro estaba lleno de profunda preocupación.

Él debió haber pensado y decidido sobre este asunto más que nadie.

No había necesidad de añadir más peso a la decisión que había tomado.

Si ya estaba decidido, lo único que se podía hacer es aceptarla y prepararse para lo que venía después.

—Sí, ¡lo has hecho bien! ¿Qué es el puesto de comandante de la policía militar?

Sophie lo dijo con mucha energía.

«¡En momentos como estos, necesito mantenerme fuerte! No servirá de nada que ambos nos deprimamos. ¡Sí, el futuro cambiado no debería ser un problema!»

Después de todo, cuando transmigró en este mundo por primera vez, ¿no sabía dónde estaba este lugar?

Pero con el big data de Ropan y su propio manual, lo logró bastante bien.

«Bueno, cometí el apresurado error de estar demasiado seguro de que Kilian era el protagonista masculino original, pero de todos modos, ¿no salió todo bien? ¡Y también está el beneficio del protagonista…!»

La protagonista femenina original es Estelle, pero como ella no es la protagonista de esta historia después de la posesión de Sophie, y el protagonista masculino es Kilian, al final todo estará bien.

«No debería haber finales malos ni tristes… ¡Absolutamente no! ¡Eso no va a pasar!»

Obligándose a sí misma a tener un final feliz, Sophie asintió.

—Este tipo de pérdida de empleo no es una gran desgracia. ¡No es nada!

En el mundo de las novelas, donde abundaban los venenos, las guerras, las mazmorras, los monstruos, la magia negra y los asesinos, perder un trabajo era una dificultad trivial.

Mientras Sophie se tranquilizaba, Kilian se rio entre dientes.

—Sophie, ¿de verdad crees que me importa estar sin trabajo?

—Si dices que no te importa, ¡sería una mentira…!

—Dios mío, ¿es posible que estés tan decepcionada de mí como persona desempleada que me pidas que rompa el compromiso…?

—¡No puede ser! —Cuando Sophie enderezó su postura y replicó, Kilian sonrió.

—Bueno, eso es un alivio.

Él sonrió y acarició suavemente la cabeza de Sophie.

—Sólo quería asegurarme de mencionar que puedo vivir sin un puesto como comandante de la policía militar sin ningún problema.

—¿Nunca me he preocupado por eso…?

Sophie respondió bruscamente a las palabras jocosas de Kilian.

Con sus mejillas hinchadas, Sophie parecía bastante adorable.

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Capítulo 109

¿Desde cuándo eres el villano? Capítulo 109

Había pasado un año desde que Killian persiguió a Mikhail hasta la barbilla.

El genio de Killian le parecía aterrador.

Al mismo tiempo, se sintió estimulado por ello.

Fue la primera sensación de crisis que sintió el perfecto y sincero príncipe heredero.

Si no fuera por Killian, Mikhail no habría crecido hasta este nivel.

Los dos aprendieron, sintieron, discutieron y compartieron las mismas cosas.

Por eso a Mikhail no le quedó más remedio que querer a Killian.

—Pero tú, que eres tan inteligente, te vuelves tonto cuando te relacionas con la familia real. ¿Lo entiendes?

Mikhail finalmente dejó escapar las palabras que había estado conteniendo debido a la frustración.

Desde la infancia, a Mikhail le pareció extraño que Killian, sin críticas, aceptara las exigencias de la familia real.

Incluso ante peticiones algo irrazonables, nunca expresó su insatisfacción.

Cada vez que la familia real daba órdenes, él las seguía ciegamente, como si hubiera dejado de lado el juicio y la razón.

Mikhail intentó comprender a Killian. Tal vez, debido al impacto de perder a sus padres, podría considerar a la familia real como su familia y depender de ellos.

Tal vez Killian entendiera las intenciones profundas de la familia real que Mikhail no.

Pero esta vez, simplemente no pudo aceptarlo.

—Pensé que al menos podrías conservar algo de dignidad cuando renunciaste al puesto de Comandante de la Guardia Imperial. Después de todo, eres tú quien creó la Guardia Imperial actual. La construiste tú mismo. Pero ¿te están echando así? ¿De manera vergonzosa?

Al menos, considerando los logros de Killian hasta el momento, era correcto celebrar una ceremonia de retiro por una razón adecuada y honorable.

¿Pero qué significaba esto?

Él asumió toda la responsabilidad por no poder capturar la Luna Negra, y en una mala situación después de perder el partido contra Ian, se lesionó y renunció sin una ceremonia de retiro.

—No importa si conservo mi honor o lo pierdo —dijo Killian, evitando la intensa mirada dirigida hacia él.

—¿Es esta la decisión de la emperatriz? —Mikhail preguntó.

Sabía que la emperatriz Beatrice tenía una influencia significativa en la política y los asuntos de personal del imperio.

Mikhail siempre había pensado, cada vez que veía a su madre, que ella se habría convertido en emperador si las condiciones lo permitieran.

Tenía un impacto considerable en la aristocracia y los burócratas al dominar los círculos sociales.

Y durante los últimos años, a medida que la salud del emperador se deterioraba y el control de sus ayudantes se debilitaba, la influencia de Beatrice creció.

Mikhail no creía que fuera malo que su madre tuviera influencia en la política.

Consideró que sería bueno que la emperatriz ayudara al emperador enfermo.

Al menos, era mejor que alguien de la familia imperial ayudara en lugar de entregar el poder del Emperador a otros nobles.

Sin embargo, últimamente las acciones de su madre parecían algo diferentes.

—En situaciones como esta, puedes expresar tu opinión, ¿no? ¿No es así, Killian?

La pregunta de Mikhail fue respondida con silencio.

Realmente hubo arrepentimiento al dejar el puesto de Comandante de la Guardia Imperial.

Pero eso no significaba que quisiera aferrarse obstinadamente a esa posición.

Después de dirigir con orgullo la policía militar durante mucho tiempo, ahora sabía que era inútil.

Con la traición de Nicholas y Liam, no tenía la confianza para liderar la policía militar como antes.

Si había algún arrepentimiento persistente, era que la oportunidad de vigilar a Nicholas y utilizarlo había disminuido.

Sin embargo, ahora era más importante centrarse en Estelle que en Nicholas y la policía militar.

Para lograrlo, quizá sea mejor utilizar la excusa de tomarse un respiro de Nicholas y de la policía militar para poder moverse con más libertad.

—Seguramente… ¿era este el resultado que querías? —Mikhail preguntó mientras observaba el silencio de Killian.

—¿De qué estás hablando?

—Perdiste. Contra Ian Fraus.

—¿Perdí?

Killian levantó una ceja descaradamente.

—¿Crees que puedes engañar a mis ojos? Ese día, perdiste deliberadamente contra Ian.

Mikhail le preguntó a Killian, mencionando el día del partido.

Mikhail había visto a Killian manejar su espada durante toda su vida.

Mientras que otros podrían ser engañados, los ojos de Mikhail no podían ser engañados.

—¿Manipulación de partidos? No es propio de ti. ¿Ya tenías pensado renunciar al puesto de comandante de la policía militar en ese momento?

—Piensa lo que te parezca conveniente.

—¡Killian!

La voz de Mikhail se elevó cuando observó que Killian evitaba la conversación.

—Incluso por el bien de Liam, pensé que ganarías desesperadamente. ¡Es una cuestión de respeto por los fallecidos!

Ante las palabras de Mikhail, Killian se tragó una sonrisa amarga.

¿Por el bien de Liam? ¿Sacrificar la victoria por ese Rosario?

Ian Fraus podía tener libremente tal gloria.

Pero Mikhail no podía entenderlo.

Killian miró al irritado Mikhail.

—…Entonces, ¿crees que perdí deliberadamente contra Ian solo para rendir homenaje a la familia real?

La voz de Mikhail se puso tensa.

No, no podría ser.

Mikhail von Orhel.

Por mucho que conociera bien a Killian, Killian también lo conocía bien a él.

Es una persona amable y justa, y Killian ha admirado la bondad de Mikhail desde la infancia.

Killian encontró admirable el sentido de justicia de Mikhail.

Cuando Killian llegó por primera vez al palacio después del accidente del carruaje, consideraba a todos sus enemigos.

Temiendo que quien había asesinado a sus padres pudiera estar escondido en algún lugar, cerró la puerta de su corazón, mantuvo la boca cerrada, permaneció en guardia y trató a todos como adversarios.

El palacio le resultaba demasiado desconocido y no conocía a nadie.

Mikhail trataba a Killian como a un hermano menor, consolándolo con infinita amabilidad.

A pesar de la actitud agresiva y hostil de Killian, Mikhail le abrió la puerta de su corazón con un afecto sin límites.

Para Killian, quien perdió a su familia en un instante, el toque de Mikhail debía haber sido increíblemente cálido, y Mikhail podría no haberlo sabido.

Además, Mikhail, que sobresalía en todo sin distinción, era una anomalía para Killian.

Killian aprendió esgrima y estudió ciencias académicas bajo la guía de Mikhail, adoptando su forma de pensar.

Si Killian pudiera vivir una vida como la de Mikhail (honesta, cariñosa, amable y cortés), sería un sueño hecho realidad.

Pero Killian sabía que tal sueño era imposible porque él y Mikhail eran fundamentalmente diferentes.

A diferencia de la tierra fértil y bien cuidada de Mikhail, la tierra de Killian olía a descomposición y suciedad.

Mikhail era brillante porque no sabía nada.

No sabía lo sucia que era su propia madre, Beatrice, o cuántos secretos tuvo que tragar Killian para ocultar su interior carbonizado y ennegrecido.

Entonces, él era pacífico, amable, gentil y cálido.

No había necesidad de escudriñar a los demás, de dudar de ellos o de albergar odio.

Pero Killian era diferente.

¿Paz? ¿Justicia? ¿Beneficencia?

Las hermosas creencias y valores en los que Killian alguna vez creyó se hicieron añicos en el momento en que presenció la escena en la que asesinos sin rostro mataron inexplicablemente a sus padres.

Creer en los valores positivos del mundo frente a una realidad tan brutal fue una tarea difícil.

Sin embargo, lo único que quería proteger desesperadamente era su determinación de no crear más víctimas como él.

Entonces, cuando Mikhail lo miró con esa expresión, Killian no pudo evitarlo.

—A veces… realmente no te entiendo, Killian. —El puño de Mikhail se cerró sin problemas—. Te consideraba un hermano más cercano que cualquier otra persona, pero a veces siento que no te conozco en absoluto.

Killian enfrentó la mirada de Mikhail, llena de ira.

Era ira mezclada con genuina preocupación y afecto por Killian. Y sabiendo eso, no podría ser más honesto.

«No puedo obligarme a destruir su mundo con mis propias manos... Su mundo...»

Para Mikhail, Beatrice es su verdadera madre. Cariñosa, elegante, su familia.

La familia que Killian quería proteger a toda costa.

Entonces no podía romperlo.

Conocer la desesperación cuando el mundo en el que se cree se derrumba mejor que nadie.

A veces desearía volver al tiempo en que no sabía nada.

Confiaba en la familia imperial, su supuesta segunda familia, y quería protegerlo todo.

Su vida se convirtió en un infierno cuando se dio cuenta de que la familia imperial, a la que consideraba una segunda familia y a la que le confiaba todo, era su enemiga.

La desesperación fue la misma cuando fue traicionado por Nicholas y Liam, en quienes había creído hasta cierto punto.

Por lo tanto, Killian quería proteger la vida de Mikhail, a quien admiraba.

Incluso si él mismo tuviera que convertirse en el villano.

En ese momento se escuchó el sonido de un carruaje aproximándose desde el exterior.

Cuando giró la cabeza, vio que el carruaje de Fraus se detenía frente a la residencia del Gran Duque.

—…Mi prometida está aquí —dijo Killian—. ¿Te gustaría tomar un té juntos?

Con una expresión indiferente, Killian preguntó y el rostro de Mikhail se torció.

Se le hirvió el estómago al verlo evitar constantemente las respuestas y cambiar tranquilamente el tema de conversación.

Pero Killian nunca había sido así con Mikhail antes.

Incluso si había conflictos menores, los resolvían honesta y rápidamente volvían a ser cercanos. Sin embargo, el actual Killian se negaba rotundamente a entablar una conversación con Mikhail.

—…Es decepcionante, Killian.

Decidiendo que ya no podía hablar con Killian, se alejó de él sin dudarlo.

Al enterarse de la noticia de la destitución de Killian, Sophie también visitó la residencia del archiduque.

Sophie, que entró apresuradamente en la residencia del archiduque, se encontró con Mikhail, que salió con una expresión severa.

—Saludos a Su Alteza el príncipe heredero.

Cuando Sophie la saludó con cortesía, Mikhail asintió en silencio.

—Ha pasado un tiempo desde que te vi aquí, Lady Sophie.

Mikhail dio un saludo bastante típico.

El rostro siempre amable y sonriente de Mikhail estaba oscuro.

Mikhail siempre parecía feliz cuando estaba con Killian.

«Probablemente estés aquí por la misma razón que yo. No sé de qué se trataba la conversación, pero debe haber sido una conversación bastante pesada».

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Capítulo 108

¿Desde cuándo eres el villano? Capítulo 108

—Ian, realmente tienes un corazón gentil.

Ian se preguntó si el elogio de su padre era sincero o sarcástico.

Fue porque nunca había escuchado tales palabras acerca de tener un corazón gentil en toda su vida.

Además, considerando lo que Ian le había hecho a Sophie hasta ahora, incluso si el conde favoreciera a Ian, no diría tal cosa.

En ese momento, una mueca apareció en los labios del conde y salió una voz de borracho.

—En cuanto a la familia… ¿qué pasa con una moza sin una gota de sangre noble?

El conde refunfuñó y bebió el vino de un trago.

¿Ni una gota de sangre noble?

—¿Qué… de qué estás hablando?

No importa cuán diferente fuera su madre, Ian y Sophie eran hermanastros nacidos del mismo padre.

Pero…

—Ja, esa muchacha debería haberse ido antes. ¿Es una suerte que ahora sea útil? —El conde dijo esto moviendo la cabeza—. Eres mi hijo y el futuro jefe de los Fraus. Por eso te lo digo.

El conde, que había estado moviendo la mano, la apoyó sobre el hombro de Ian.

—Esa muchacha no es de Fraus.

¿No era de Fraus?

Las pupilas de Ian temblaron.

¿El conde estaba inventando palabras sin fundamento debido a los efectos del alcohol?

—A mí también me engañaron, eso es lo que digo.

El conde confesó, revelando un secreto que había estado enterrado durante mucho tiempo.

Antes de que Rubisella entrara, Catherine, la ex condesa Fraus, estaba frágil desde el momento de su matrimonio.

Debido a su débil salud, sufrió dos abortos espontáneos.

Dos abortos en un matrimonio estratégico.

Significaba mucho.

—¡Incapaz de continuar con el linaje familiar…!

Cuando el motivo principal del matrimonio se desmoronó, la familia Fraus comenzó a despreciarla.

El conde Fraus tampoco sentía afecto por Catherine, que a menudo estaba enferma y frágil.

Sin embargo, ya habiendo contraído matrimonio, tuvo que tener un hijo con Catherine para continuar la línea familiar.

Entonces Catherine quedó embarazada por tercera vez.

—La gente dice que una mujer que ha tenido un aborto espontáneo es propensa a tener otro…

—Con un cuerpo tan débil, ¿cómo podrá tener un hijo?

Tan pronto como la gente se enteró de su embarazo, afirmaron con confianza que el tercer hijo no nacería.

«Debo proteger a este niño…»

Catherine sintió que este niño sería su última bendición.

Mientras tanto, el conde Fraus, que había perdido el interés por Catherine, se reunía en secreto con otra mujer afuera.

—Quiero ir a un lugar para recuperarme.

Catherine expresó su deseo de pasar un período de descanso en la villa para garantizar la máxima estabilidad.

Y el conde, que ya estaba enamorado de Rubisella, no perdió la oportunidad y la mandó a curar.

Así, Catherine, en la villa, quedó embarazada y dio a luz al niño.

Gracias a la tranquilidad lograda el niño nació sano y salvo.

Entonces, el conde Fraus pensó que había nacido el primer hijo de los Fraus... Pero en realidad no fue así.

Catherine, cuyo cuerpo estaba severamente dañado por dos abortos previos, tuvo que enviar a su tercer hijo al cielo antes de que pudiera nacer.

Catherine, destrozada física y mentalmente, pasaba noches sin dormir y llorando.

Fue durante esos tiempos desesperados que una nueva idea cruzó la mente de Catherine, impulsada por su anhelo de tener un hijo.

—Debo dar a luz un niño…

Ella buscaba un niño que naciera cerca de la fecha prevista del parto.

Luego conoció a un niño a través de la presentación de un noble.

Ojos verdes parecidos a los del conde Fraus y cabello castaño parecido al suyo.

Catherine creía que el niño que había llegado a ella era un destino que le había sido otorgado por el cielo.

A ella no le importaba el origen del niño.

En su corazón, que había perdido tres hijos, ese niño ya se había convertido en suyo.

—¡Eres hermosa, nuestra bebé!

Llamó a la niña Sophie y pasaron varios meses criándola juntas en la villa.

Incluso cuando regresó a la finca principal de Fraus, presentó con orgullo a Sophie como su hija biológica.

Catherine crio a Sophie como si fuera su hija biológica hasta su muerte, por lo que el conde también creía que Sophie era su hija.

Así, hasta entonces, cuidó de Sophie como si fuera realmente su hija, asegurándose de que creciera con distinción.

Aunque no amaba a Catherine, ella era su hija. Era de Fraus.

Sin embargo, la frágil Catherine falleció cuando Sophie cumplió siete años.

Y fue entonces cuando se reveló el secreto oculto.

—Maestro, la verdad es…

La criada, que había permanecido en silencio, confesó la verdad sobre la salud y la situación de Catherine.

—Pensé que al menos debería saberlo, señor.

Ante la revelación de la criada sobre Catherine, los ojos del conde se abrieron de par en par.

La niña que él creía que era su hija, Sophie, resultó ser la hija de otra persona. ¡Y era una niña de origen desconocido!

El shock y la sensación de traición fueron indescriptibles.

Pero no podía revelar este secreto a nadie más. La reputación de la familia Fraus estaba en juego.

Fue como criar un polluelo pensando que era tuyo y luego descubrir que era de otra persona.

¡Qué ridículo y tonto debía parecer!

La crio durante site años pensando que era su hija, y ahora la echaba y decía que no lo era.

Tal vez la gente sentiría compasión por Sophie y criticaría a la tonta familia Fraus.

Por lo tanto, tomó una decisión: borraría lentamente a Sophie del mundo, haciéndola desaparecer como si nunca hubiera existido.

La mantuvo alejada de la vista del público, la confinó en el ático y no le permitió debutar en sociedad.

—Sophie debería estar agradecida de que no la maté.

El conde habló borracho.

Había querido eliminar a Sophie, una espina constante en su costado, muchas veces, pero se abstuvo.

Y pensó para sí mismo.

Había hecho todo lo que estaba a su alcance y estaba demostrando una compasión extraordinaria.

Como noble, creía que estaba cumpliendo con el deber de ser humano y generoso.

—¿Qué importa de quién sea la sangre mezclada? ¡Quién sabe si es la sangre de un jugador o de una tabernera! —dijo el conde, sirviendo vino, con voz agitada.

Cada vez que imaginaba el origen de Sophie, su disgusto se profundizaba.

Era irritante pensar que estaba criando a una muchacha de sangre desconocida y quizás la más sucia como una dama noble.

—Así que hasta ahora…

Al escuchar las palabras del conde, Ian dejó caer el tenedor de su mano.

Ahora, parecía que finalmente podría entender la razón por la cual su padre había permitido el maltrato a Sophie.

Incluso cuando su madre despreciaba a Sophie, su padre ponía los ojos en blanco y se marchaba en silencio.

El padre que nunca restringió a Ian, ni siquiera cuando hizo llorar a Sophie.

Aunque le pareció un poco extraño, lo aceptó con mucha naturalidad.

Tal vez el padre fue el instigador del abuso más que del abandono.

Él es quien provocó que Sophie no fuera tratada adecuadamente en esta familia.

—¿Abuso? Yo casé a esa chica, cuyo origen es desconocido para la familia del archiduque. ¡Sophie debería estarnos agradecida! Bueno, le guste o no.

El conde dijo esto señalando con el dedo el aire.

Ian estaba confundido.

«Sophie y yo no tenemos parentesco de sangre... La mujer que yo creía que era más Fraus que cualquier otra, ¿no es Fraus?»

Fue el momento en que la familia del conde Fraus, en la que él creía, se derrumbó.

Unos días después.

—Su Excelencia, Su Alteza Imperial el príncipe heredero…

Cuando la voz de Garfield resonó desde afuera, la puerta del dormitorio de Killian se abrió.

Cuando Killian, que estaba sentado en la cama, levantó la cabeza, Mikhail entró.

Normalmente, Mikhail no entraría a la habitación de Killian sin permiso.

Killian guardó los documentos que había estado leyendo y estableció contacto visual con él.

—¿Es cierto que te han destituido del cargo de comandante de la policía militar?

En efecto, se trataba de ese asunto.

—Sí, así es.

Killian asintió sin expresión.

Después del enfrentamiento con Ian, se hizo una propuesta para la destitución de Killian del puesto de policía militar y hoy se hizo efectiva la decisión.

Los documentos que Killian acababa de leer estaban relacionados con eso.

Mikhail levantó una ceja ante la reacción de Killian.

—¿Por qué…?

—¿Por qué?, te preguntarás.

—¿Por qué te resulta tan indiferente?

Mikhail preguntó con un tono algo enojado.

—¿Qué es lo que no nos deja indiferentes?

Killian se rio entre dientes. Sin embargo, Mikhail lo miró con seriedad.

—Al menos desde mi punto de vista, fuiste sincero en tu papel como comandante de la policía militar. Lo hiciste bien.

—Así es. Creo que me vino bastante bien.

Killian pareció perdido en sus pensamientos por un momento, bajando las pestañas.

—Pero ¿por qué? Su Majestad dijo que tú también estabas de acuerdo con esta destitución.

—Sí, estoy de acuerdo.

—Entonces, ¿por qué aceptaste?

—Es una orden de la familia imperial, hermano.

—¿Una orden imperial…?

—Sí.

Cuando Killian asintió con indiferencia, la expresión de Mikhail se distorsionó.

—¿Hasta cuándo vas a obedecer esas órdenes?

Mikhail cuestionó a Killian, claramente frustrado.

Killian miró a Mikhail como si lo encontrara extraño y se rio entre dientes, casi como si estuviera haciendo una broma.

—No creo que esto sea algo que diría un futuro emperador, ¿verdad?

—¡De verdad…!

Las constantes respuestas de Killian parecían frustrar a Mikhail, que se pasó los dedos por el cabello dorado con brusquedad.

Era bastante raro que Mikhail, que normalmente estaba tranquilo, estuviera tan emocionado.

—Killian, creo que eres inteligente.

El Killian que Mikhail recordaba era increíblemente inteligente, hasta el punto de que nunca cometería el mismo error dos veces.

Cuando Killian, quien había estado aislado en una habitación después del incidente durante su infancia, de repente cambió su actitud y comenzó a seguir a Mikhail, no pudo evitar sorprenderse.

 

Athena: Mirad, chicos, yo no necesito más pruebas. Sophie es la hija ilegítima del emperador. Por eso acabó muerta en la línea principal, porque Beatrice lo descubriría y usó a Killian de chivo expiatorio para quitarse todo de en medio. Al menos, su hermano real es buena gente.

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