Capítulo 135
Desde temprano en la mañana, todos en la mansión habían estado ajetreados preparándose para recibir a los invitados. Parecía más un festival que una boda.
La villa Deftia. Las puertas de la villa recién renovada se abrieron con una luz radiante. Aunque la boda era hoy, los invitados importantes ya habían llegado días antes y disfrutaban al máximo de la feliz ocasión.
—Elaina, estás tan hermosa.
Diane, que ya mostraba visiblemente su embarazo incluso bajo el vestido, llamó a Elaina con lágrimas en los ojos. Tal como dijo, Elaina era realmente hermosa.
—Ni siquiera es mi primera boda.
—Pero es la primera vez que lo veo. Estás realmente hermosa. De verdad.
El vestido sin tirantes creaba una silueta muy sencilla. Volantes adornaban el pecho y las cintas de los brazos estaban ligeramente atadas.
Sin embargo, como se esperaba del trabajo de Madame Marbella, los adornos discretos resaltaron perfectamente el encanto de Elaina: sus hombros delicados, su cuello largo y hermoso como el de un ciervo y los brazos delgados que caían en ángulo recto desde sus hombros.
Bajo el velo transparente, su suave cabello rosa caía en cascada. Al igual que el vestido, los accesorios eran minimalistas. Un broche de perla en el pelo y un collar de perlas de dos vueltas eran todo lo que llevaba.
El ramo estaba hecho de grandes rosas blancas. Diane, al reconocer las flores, sonrió con lágrimas en los ojos.
—Así que este es el ramo.
—¡Uf! La señora Marbella era muy terca.
Elaina había pedido algo lo más ligero posible, por lo que Madame Marbella había eliminado a regañadientes casi todos los adornos del vestido, conteniendo las lágrimas.
Su boceto original había sido tan extravagante que, de haberse realizado, podría haber sido lo suficientemente caro como para alimentar a la gente del Norte durante un año entero.
El ramo era lo único que la señora Marbella insistió en conservar, por lo que Elaina no tuvo más remedio que ceder.
—El significado de la flor es precioso. A mí también me gusta.
Diane sonrió suavemente. Según lo que Elaina había escrito en su carta, el significado de la rosa blanca era:
—Deseando un nuevo comienzo.
La cara de Elaina se sonrojó ante el comentario juguetón de Diane.
Al final, fue el significado de la flor lo que la convenció.
—Cariño, la ceremonia ya empieza. ¡Sal rápido!
Nathan, que había ido a buscar a Diane, entró en la habitación con los ojos cerrados para no ver a Elaina. No quería ser el primero en ver a la novia. Su gesto excesivamente serio hizo reír a carcajadas a Elaina.
La boda estuvo llena de alegría.
Fue una ceremonia privada a la que asistieron solo los caballeros de Grant y su círculo más cercano. Aunque modesta en su forma, festejaron y celebraron durante días.
Deftia, conocida como ciudad turística para nobles, tenía un clima tan cálido que incluso a finales de invierno parecía primavera. Los árboles y las vides ya lucían exuberantes y verdes, y todos vestían con ropa ligera.
Marion tocó la marcha nupcial en un piano instalado al aire libre. Aunque falló algunas notas en el tosco piano, los invitados respondieron con aplausos cada vez. Todos sabían cuánto había practicado desde su llegada a la villa.
Knox cantó la canción de felicitación. Sus amigos de la academia, de pie junto a Marion, se unieron al coro. El canto de los niños sonaba como un coro de ángeles.
Cuando entró al lugar del brazo de Lyle, Elaina pensó que el lugar se parecía a la lata de galletas que una vez le había regalado a Knox hacía mucho tiempo.
Una caja llena sólo con sus galletas favoritas, igual que este lugar, lleno sólo con las personas que más amaba.
Leo y Diane, Kyst y Drane, Colin, los caballeros Grant. El camino que recorrió, recibiendo sus sinceras bendiciones, terminó con la sonrisa de su madre y su padre.
«Te ves absolutamente perfecta».
El duque de Winchester le hizo un gesto sutil con el pulgar hacia arriba, con palabras en voz baja. Elaina respondió con una sonrisa.
No hubo un pronunciamiento formal. Lyle y Elaina simplemente intercambiaron los mismos anillos de boda que se habían regalado un año atrás frente a sus seres queridos y sellaron la ceremonia con un beso. Ese fue el final de la ceremonia.
Todos habían bajado a la playa. La villa, tan ruidosa hacía unos momentos, ahora parecía vacía. Solo quedaban Elaina y Lyle, que se habían quedado a cambiarse.
—Antes de cambiarnos, ¿damos un paseo rápido?
El clima era hermoso. Por sugerencia de Elaina, Lyle se acercó a ella en silencio. Sensible al calor, Lyle ya había tirado su chaqueta en algún lugar y se había desabrochado la corbata y la camisa hasta la mitad.
—Parece que a Knox le gustó mucho.
—Sí.
—Dijo que quería venir con nosotros a la villa Deftia. Cumplí su promesa.
Elaina miró a Lyle con orgullo. Lyle sonrió y asintió.
—He estado pensando… Es una pena que no tuviéramos una declaración de matrimonio.
—¿Deberíamos haber invitado a un sacerdote?
—No, no necesariamente.
Caminaron tranquilamente por la villa hasta llegar a una escalera. Al bajar, Elaina se giró y tiró del extremo de la corbata de Lyle. Como una bestia domesticada, Lyle se inclinó hacia ella lentamente.
Sus rostros estaban tan cerca que podían oírse la respiración. Un aroma emanaba de Lyle: la fragancia fresca y cálida de madera seca en invierno.
—¿Recuerdas? ¿Qué pasó en el baile antes de que llegáramos a la villa? Me preguntaba si debería haberlo dicho claramente delante de todos.
Lyle frunció el ceño levemente, como si no tuviera ni idea de a qué se refería. Elaina lo miró con cierta frustración.
—Gabby Bearcrat. Esa mujer te tenía encima.
—¿Quién?
—La pelirroja de buena figura. ¿No te acuerdas?
—No. ¿Había alguien así?
—Ella te invitó a bailar.
El recuerdo todavía la irritaba y sus labios se fruncieron involuntariamente.
—Había muchas mujeres que me pidieron bailar ese día.
—¡Ese es precisamente el problema! ¿Qué les pasa? ¡Que se le tiren los tejos al marido de otra!
Elaina refunfuñó, visiblemente todavía molesta. Como no habían registrado formalmente el matrimonio antes de la ceremonia, empezaron a circular rumores extraños.
Al parecer, muchas mujeres creían que aún tenían una oportunidad con Lyle. Solo recordarlo les ponía los pelos de punta.
—La próxima vez lo dejaré perfectamente claro.
—¿Que qué?
—Que este villano ahora es mío.
Al oír la palabra «villano», Lyle soltó una risita. Hacía mucho tiempo que no oía esa palabra.
Besó a Elaina con ternura. Como un pájaro picoteando, el breve beso le dejó una sonrisa en los labios.
—Será mejor que lo digas. Si no, seré yo quien lo diga en todas partes.
—¿Que qué?
—Que este villano es tuyo.
Ellos estallaron en risas juntos.
—¿Estás seguro de que no hay nadie alrededor?
—Sí.
—¿Ni siquiera Kyst?
—Drane no está cerca, así que él tampoco estará.
A pesar de las palabras tranquilizadoras de Lyle, Elaina miró a su alrededor con sospecha, como una niña a punto de hacer una broma.
Lyle simplemente esperó.
Tras confirmar que no había nadie cerca, Elaina le susurró a Lyle al oído:
—No fue suficiente. ¿Qué tal un poco más?
Se dio golpecitos juguetones en los labios. Sin dudarlo, Lyle la abrazó. La llevó entre las sombras y permaneció en silencio. Acurrucada contra él, Elaina estalló en carcajadas.
—Sarah.
—Sí, joven maestro.
Esa noche, después de que todos los invitados se marcharan, Knox deambulaba por el comedor, sin poder dormir. Sarah, que estaba ordenando, le trajo un vaso de leche caliente.
—¿Es cierto que si no subo hoy me tocará un sobrino o una sobrina?
Ante la pregunta de Knox, las manos de Sarah se congelaron.
—¿Quién… le dijo eso?
—Colin.
«Ese loco». Sarah maldijo en silencio, horrorizada de que le dijera algo tan escandaloso a una niña.
—Sarah, ¿es realmente cierto?
Aunque Knox a menudo actuaba con una madurez que no correspondía a su edad, a veces era solo un niño. Mirándolo con cariño, Sarah asintió levemente.
—Puede que sí, puede que no. Pero si se queda abajo, las probabilidades podrían aumentar un poco.
El rostro de Knox se iluminó. La villa Deftia, donde su hermano había pasado tiempo con su abuelo de niño, tenía un significado especial para él.
—¿Quiere una sobrina o un sobrino?
—¿Eh? ¡Claro! Serán los más lindos del mundo.
—Yo también lo creo. ¿Rezamos entonces?
—¿Rezar?
—Sí. Preguntémoslo esta noche y le tocará un sobrino o una sobrina.
Knox hizo una pausa a medio sorbo, juntó las manos y cerró los ojos. Con un círculo de leche alrededor de la boca, oró con fervor.
A su lado, Sarah también cerró los ojos.
Detrás de ellos, a través del gran ventanal, una estrella fugaz cruzaba el cielo.
Este villano ahora es mío
<Fin>
Athena: ¡Aaaaaaaaaaaaah! ¡Se acabó! Ay chicos, estoy encantada con esta historia. ¡Pero me apena que se acabe!
Para ser sincera, la historia me atrapó desde el inicio. Elaina es una protagonista de 10 que, sin ser poderosa, solo inteligente y valiente, ha conseguido cambiar el futuro horrible y, al mismo, tiempo, encontrar al amor de su vida. Me gusta mucho cuando aún nos muestran este tipo de protagonistas que creo que cada vez son más escasas. Esta mujer se merece todo lo bueno que le pase. ¿Y Lyle? Como muchos, claro que comete errores, es humano (también Elaina por dejarse secuestrar tan fácil) pero ha demostrado ser un ML precioso con crecimiento y que me ha robado el corazón. Además el conseguir justicia y limpiar el nombre ha sido la guinda que se necesitaba. ¡Solo espero que puedan ser felices toda la vida!
Y los personajes secundarios han sumado todos, han sido perfecto. Eso sí, Kyst nuestro pequeño gran Deux ex, pero… bueno, quién no tenga un dragón poderoso de amigo, no puede usarlo jajajaj.
Espero que hayáis disfrutado esta historia tanto como yo. De cabeza a mi top.
Luego ya os daré las historias paralelas.
¡Un besito y hasta otra!